¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─┈ 🍥 ៹ Cita perfecta ˎˊ-
❛ 16/O3/2O22 ࣪₊
Tal y como Minho había dicho, llegó a traer a Mineul a la puerta de su estudio y ambos salieron de la empresa en el auto que Minho manejaba.
— No te lo he dicho, pero te ves hermosa — La menor sintió sus mejilla calentarse y sonrió con suavidad.
— Gracias. Tú también te ves guapo — Murmuró desviando la mirada ante su nerviosismo.
Minho sonrió y no dijo nada más en el camino. Solo iban escuchando la suave música que resonaba dentro del auto, hasta que pasó una canción de Twice y Mineul comenzó a cantar inconscientemente.
El pelimorado la miró con una pequeña sonrisa y le subió un poco a la música, viendo que la menor había notado ese acto y le sonrió de vuelta.
El resto del camino se la pasaron cantando y riendo mientras Mineul le picaba la mejilla y Minho le tiraba manotazos para que lo dejara conducir en paz o la iba a matar.
Hasta que la menor se dio cuenta que ese no era el camino al cine.
— ¿No íbamos al cine? — Preguntó confundida al verlo, y se sorprendió al ver el cartel de la entrada de Incheon. — ¿A dónde vamos?
— Dije que iríamos a ver la película, pero no en el cine — Murmuró con diversión, dejándola aún más confundida. — Y no te diré nada más así que ni lo intentes — Sentenció divertido, haciendo que Mineul bufara indignada.
El camino siguió entre el canto de la menor y las risas de Minho, hasta que luego de media hora, Mineul divisó la playa y lo miró sorprendida.
— ¿Aquí veremos la película? — Preguntó emocionada sacudiendo el brazo del mayor, haciéndolo reír y asentir, pero después de casi no sentir su brazo de tantas sacudidas, la detuvo tomándola de la mano y entrelazando sus dedos, dejando helada a la menor.
No dijo nada, porque con solo ver el perfil de Minho con los rayos del sol golpeándolo mientras manejaba con una mano y la otra sostenía la suya, era lo más hermoso que se podía imaginar.
— Bienvenida a la playa Eurwangni — Le dijo sonriéndole, y aún con sus manos entrelazadas, Minho la levantó para mover el volante y meter los cambios, y la menor no se quejó ya que si él no quería soltarla, quien era ella para soltarse.
Cuando finalmente se estacionaron, Minho soltó su mano y bajó del auto, rodeándolo antes de que Mineul pudiera abrirlo por su cuenta y bajarse, y él le abrió la puerta y le extendió su mano, sonrojando a la menor.
