Michael se encontraba en su habitación mirando al techo, no hacía nada más que solo mirar al techo, ni siquiera estaba pensando en algo, solo miraba el techo.

Su vida se había vuelto sumamente aburrida después de que lo expulsaran del colegio por romperle la cabeza a alguien en una pelea, no tenía nada que hacer, ni siquiera tenía amigos para poder salir a malgastar el tiempo.

Solo tenía una cosa por hacer: matarse.

Pero tampoco haría eso, no tenía ganas ese día. No tenía ganas de hacer nada, solo de estar en su habitación acostado sin hacer nada más que solo mirar el techo.

Eso fue hasta que recordó que tenía piernas, recordó que podía ir a dar un paseo por el parque y tal vez comprar un helado(no tiene dinero, es pobre).

Se levantó con esas ganas de salir de casa, pero apenas puso un pie en el piso la flojera inundó su cuerpo por completo. ¿Para qué iba a salir de todas formas?

Sacudió la cabeza intentando alejarse de esa voz que le decía(ordenaba) que se quedara en casa a flojear y a jugar videojuegos(no tiene, es pobre), y con una energía que se sacó de quien sabe dónde, se levantó, cerró su habitación con llave y salió de su casa.

Iba de lo más feliz caminando por las calles, observaba a la gente con sus amigos/familia, algunos paseando a sus mascotas, y a los niños pobres pidiendo dinero. Vaya, pero que día.

Ignoró a todo el mundo al ponerse los audífonos y escuchar música, caminó y caminó hasta que no reconoció en donde mierda estaba. Al darse cuenta de que se había perdido se quitó los audífonos y miró a su alrededor, intentando recordar cómo llegó a ese lugar.

Afortunadamente(desafortunadamente) tenía su celular en manos y podía ver como devolverse a su casa, pero como no quería devolverse, simplemente siguió caminando hasta que llegó a un parque.

Había bastante gente mayor y muchos niños, pero su vista se dirigió hacia un chico que parecía ser de su misma edad o algo menor que él, de pelo castaño y ojos avellana. Le llamó la atención por el simple hecho de que no había nadie más en el lugar que pareciera de su misma edad, por lo que pensó en entablar una conversación con aquel chico.

Inmediato comenzó a acercarse a él, intentando no perderlo de vista y también intentando llegar rápido para que no se fuera antes de que pudiera pedirle su número o su Instagram.

Desde lejos podía ver que el chico estaba incómodo de estar en ese lugar, podía observar lo nervioso e incómodo que estaba al estar rodeado de tanta gente. Sonrió para sí mismo, había encontrado a alguien indicado después de tanto tiempo.

Al estar cerca, alzó su mano en forma de saludo, y el pobre chico se encogió en su lugar sin saber qué hacer o decir. ¿Quizá estaba saludando a alguien detrás suyo o algo? Pero no se atrevió a voltear, le dió vergüenza.

–¡hola! ¿cómo te llamas?–le preguntó con una gran sonrisa, y el castaño se quedó tan tieso como tu abuela ante el desconocido que solo quería entablar una linda amistad con él.

–¿h-hola?–el azabache podía notar como temblaba de los nervios al hablarle, y también notaba su vago intento de parecer una persona amable con él.

–sí, hola, ¿cómo te llamas?–repitió la pregunta aún sonriendo, y el pequeño castaño se encogió aún más, comenzaba a rascarse el cuello para calmar sus nervios.

–Will...–dijo en un casi susurro, y Michael no quería esperar a que preguntara “¿y tú?” porque sabía que él no lo haría, por lo que simplemente iba a seguir hablando, sacando temas de conversación al azar para finalmente pedirle su número o Instagram y luego irse a su casa.

–un gusto, Will. Yo me llamo Michael, pero me puedes decir Mike. ¿Qué edad tienes?–la sonrisa en su cara solo hacía que Will se pusiera aún más nervioso, haciéndolo evitar la mirada, tartamudear y moverse de un lado al otro.

–quince.–vaya, solo un año menor, podía ligárselo sin problemas, a menos que le gustaran las chicas. Aunque era imposible, podía ver en la cara del castaño las ganas que tenía de probar pene.

–Yo tengo dieciséis, ¿quieres que seamos amigos? ¿vives cerca de aquí?–Dos preguntas a la vez, mientras más sacaba temas de conversación, menos incómodo sería el ambiente.

–No.–

–¿qué?

–no quiero ser tu amigo, lo siento.–

Michael se burló internamente de sí mismo, parecía que este chico no era nada que ver a lo que estaba pensando. Creyó que simplemente iba a aceptar por presión, pero no lo hizo, y ahora se le estaba yendo de las manos por eso.

–¿por qué no? te me hiciste muy interesante, quiero que nos conozcamooos, andaleee.–pero sabía que tenía que hacer, sabía que esta no iba a fallar, iba a aceptar por presión, esta vez sí que sí.

–e-eh... está bien, seré tu amigo...–dijo cabizbajo, y Michael casi se pone a saltar en forma de burla al ver que había conseguido lo que quería.

–¡bien! ¿me darías tu insta?–notó como el chico se ponía tenso ante la pregunta, le parecía tierno.

–no tengo.–respondió casi instantáneamente, Will no tenía ninguna pizca de humor en su voz, él mismo hacía la conversación incómoda con eso.

–¿y tu número?–Will asintió, sacó su celular y le dictó su número para que lo agregara. Peeeero lo que Michael no sabía(sí sabía) era que el castaño le había dado un número totalmente falso.

–Bueno Will, un gusto conocerte, al llegar a mi casa te escribo. ¡Nos vemos!–se despidió con una gran sonrisa, y se marchó casi corriendo de aquel parque.

“idiota.” pensó Michael de camino a su casa mientras agregaba el verdadero número del castaño a sus contactos. Bueno, Will pensó erróneamente que podía engañarlo al darle un número falso, le vió cara de idiota(lo era, pero no tanto).

Sin más se fue a su casa tranquilamente, sabiendo que al llegar podría hablarle a Will sin preocuparse de que el número fuera falso. Estaba contento de lo que había logrado en menos de diez minutos.

Comprende que el problema fue que lo hizo todo muy rápido, entendía totalmente que Will no quisiera darle su número porque era un completo desconocido, pero de todas formas había obtenido el número del castaño, y pronto no sería solo un desconocido para él.

𝐒𝐓𝐀𝐋𝐊𝐄𝐑.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora