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Mike se encontraba llorando a todo volumen, estuvo toda la noche enviándole mensajes a Will en Instagram, sin embargo, el castaño no respondió ni uno solo. Estaba frustrado, ya eran las tres de la tarde y ni siquiera recibía el visto que tanto anheló durante toda la noche.

-¡¿por qué no me contestas, Will?! ¡¿qué hice yo para merecer este castigo?!-lloraba histéricamente. Se encontraba con un montón de pañuelos en su cama y con tres potes de helado completamente vacíos.

En ningún momento pensó que quizá Will estaba en la escuela o dormido, simplemente olvidó que el castaño no era como él que no iba a la escuela y sobrevivía con dinero robado.

Continuó llorando hasta que ya no le quedaron lágrimas, simplemente se levantó del piso en donde estaba tirado y decidió que tenía que cambiar si quería que Will le hiciera caso(se sentía como una colegiala enamorada).

Se dispuso a limpiar la habitación, habían ratas muertas en el lugar y pues ya no aguantaba su propia mugre. No tenía dinero para nada, no tenía luz ni agua, así que tenía que rogarle a su hermanita menor, Holly, para que le diera dinero.

Sin embargo, a mitad de su productividad y momento de órden, se le ocurrió que Will estaba en la escuela. Se golpeó la cara al ser tan imbécil y no darse cuenta de que no era fin de semana, y se dispuso a hacer las cosas rápido con lo que tenía y simplemente ir a buscar a Will al colegio.

No sabía la hora de salida, así que tendría que esperar pacientemente a que el castaño saliera para poder darle su primer beso de amor verdadero(confiaba plenamente en que a Will le gustaba Disney).

En el camino decidió llamar a Holly, quien a los segundos contestó, irritada porque el fracasado y querido de su hermano lo llamaba en medio de su descanso de tres horas(claro, una princesa necesitaba tomarse tu tiempo para arreglarse).

-¿Qué quieres, Mikelle? Estoy muy ocupada con mi maquillaje, así que es mejor que me digas rápido que necesitas si no quieres que vaya a tu jodida y repugnante casa por la noche solo para jalarte las patas.-el tono arrogante de su hermana le hizo rodar los ojos, pero decidió continuar amablemente.

-Primero que todo, me llamo Michael, no Mikelle. Segundo, yo no sabía que estabas en tu descanso de tres horas, lo olvidé. Tercero, por favor, no me jales las patas por la noche, es doloroso. Cuarto, yo también te quiero, ¿cómo estás? ¿cómo están mamá y papá?-

-A ver Mikelle, yo te digo como yo quiera, no me mandas. Bueno, mamá y papá están bien, se ganaron un sorteo y ahora somos literalmente ricos. Y sí, me encuentro bien, me alegro que preguntes. Ahora, ¿qué quieres? ya sé que me quieres pedir algo, sino, no me habrías llamado.-Mike se sorprendió. Quizá era mejor volver a casa de sus padres, ya sabía que era un fracasado, pero todavía podía intentarlo.

-Bien, bien. Seré sincero, quería pedir dinero porque realmente estoy muy mal, estoy viviendo con las ratas. Pregúntale a mis papás si puedo regresarme a vivir con ustedes, porfis. Ah, y diles que tengo una novia, porque me habían echado de casa por decir que era gay.-

-Ay Mike, tú sí eres pendejo. Jamás te echaron, solo había sido una broma y cuando te fuiste creyeron que simplemente te habías ido a donde nuestros tíos, pero jamás volviste.-

-¿qué? ¿hablas en serio?-

-claro que sí, baboso. Ya guarda tus cosas y vente de regreso, qué haz hecho todo este tiempo de vagabundo sin conseguir trabajo siquiera.-entonces Holly cortó la llamada.

Joder, jamás imaginó que era una broma, entonces sí era un imbécil. Lo mejor era que se regresara a vivir con sus padres, después de todo, ni siquiera estaban tan lejos. Necesitaba pensarlo un poco más, porque aún quería estar con Will.

𝐒𝐓𝐀𝐋𝐊𝐄𝐑.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora