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Con una sonrisa fingida y una actitud inocente, saludaba a cualquiera que pasara a su lado en aquel pasillo que a sus ojos, parecía infinito. Solo seguía los pasos de su hermano mayor, quien iba más adelante que ella.
Fingía porque estaba molesta, molesta de que en su día libre, su trabajo la esté molestando y llamando informando sobre un nuevo chico quien necesitaba nuevos compañeros.
Y aquí estaba su hermano y ella, en su día libre trabajando.
𑁋Cambia esa cara𑁋 Hablo su hermano por primera vez desde que salieron de su casa.
𑁋¿De que hablas?𑁋 Contestó confundida. 𑁋Mi cara esta perfecta.
𑁋Finges una sonrisa... y la verdad das miedo.
Y en efecto, tratando de verse linda he inocente, solo provocaba miedo en las personas que pasaban y la veían. Cambio la cara a una molesta con un pequeño sonrojo de vergüenza.
𑁋¿Quien no estaría molesto?, estoy trabajando en mi día libre𑁋 Se cruzo de brazos.
En cuestión de segundo, ya se encontraban en la puerta de la oficina de su jefa.
𑁋Solo... no sonrías así cuando entremos𑁋 La chica a su lado le envió una mirada de muerte y seguido de eso relajo la cara, mostrándose sería pero con toques de inocencia. 𑁋Mejor.
El chico mayor abrió la puerta dejándola pasar primero a ella para luego entrar el y volver a cerrar la puerta. La chica inspector el lugar con la mirada. Primero vio a su jefa, la pelirroja y luego a ese chico rubio encorvado que miraba embobado a la pelirroja. La albina suspiro y se acercó más a los dos personajes, seguida por su hermano. La chica junto con el chico hicieron una reverencia hacia la pelirroja.
𑁋Buenos días, señorita Makima𑁋 Saludaron los hermanos.
En cuanto los hermanos hicieron presencia en el lugar, fueron inspeccionados por la mirada del rubio, quien se quedó mirando de más a la chica albina.
Tenía una cara bonita y unos ojos celestes brillantes, su pelo blanco como la nieve se encontraba en dos trenzas que formaban dos anillos grandes, también tenía un flequillo que le llegaba hasta un poco más arriba de los ojos. Llevaba puesto una chaqueta negra larga y ancha, con una botas del mismo color.
La chica estaba algo incomoda con la mirada del rubio encima de ella.
Pero para la suerte de la albina, el rubio paso su mirada al chico que la acompañaba, pelo azabache con un moño hacia arriba, una compostura derecha y mirada seria, sus ojos azules profundo esperando una nueva orden de la chica pelirroja.
