El diario de S.E.E.S.

Mi querido Makoto

Días desde mi reactivación... 97.

La operación para detener a las Sombras va avanzando de forma satisfactoria...

Pese a esto, llevo sintiendo algo similar a lo que los humanos suelen describir como "insatisfacción", dicho sentimiento ha estado creciendo dentro de mi. He ido a revisión con el director Ikutsuki en repetidas ocasiones pero todos mis diagnósticos me indican que me encuentro en condiciones óptimas, por alguna razón, el escuchar esto solo consigue que dicha frustración solo se acrecente. No debería de ser así, pero me "disgusta" sentirme así, me "molesta" sentirme así y me "frustra" no entenderlo.

Yo no debería ser capaz de sentir absolutamente nada similar a las emociones humanas, pese a la figura con la que fui creada a imagen y semejanza de los seres humanos, que me dieron una inteligencia y la capacidad de aprender para poder apoyar a S.E.E.S. en el combate contra las Sombras, pero soy sólo eso, un arma.

No soy diferente a una pistola o a un automóvil, una herramienta creada para cumplir un propósito en específico, destruir Sombras. Cuando terminemos con las Sombras yo...

"Aegis, cuando terminemos con las Sombras... Tú no morirás, ¿verdad?"

Él me dijo esas palabras con una voz tan afligida, tan angustiado por mi, tan temeroso por lo que fuera a pasar con esta herramienta cuando yo haya terminado con mi labor. Yo soy sólo un arma, pero esos gentiles ojos me veían como ve al resto de sus compañeros, para "él" yo soy más que eso. En el momento no lo comprendí, pero eso me hizo... feliz.

¿Es eso apropiado? 

Yo, como máquina, ¿tengo permitido el sentir esa felicidad?

Mi tarea está escrita muy explícitamente en mi programación, a pesar de poseer el nombre en clave de "Aegis", soy consciente de mi identidad como robot de combate, entonces... ¿Por qué?, ¿Cuál es el sentido de que yo posea estos sentimientos y no ser capaz de suprimirlos?

Desde que me desperté y me encontré con él en aquella playa fue como si todo mi cuerpo recordase algo que para mi mente era inaccesible, y lo sigue siendo hasta día de hoy. La mejor forma que tengo para describir ese impulso es "instinto", similar al que tiene un perro fiel al proteger a su amo aún si eso significa poner en riesgo su propia vida... Si, destruiría mi cuerpo por el bien de la misión o para garantizar la seguridad del escuadrón, pero sólo por él puedo decir que me sacrificaría.

Al mismo tiempo, el reconocer eso me hace sentir culpable, pues he pasado la misma cantidad de tiempo con el resto del grupo, ellos me han acogido cariñosamente como si realmente yo fuera algo más que una muñeca con forma de una joven humana. Me han enseñado sobre sus pasatiempos, sus costumbres, han conversado conmigo y se han reído de mis preguntas que para ellos parecen ser obvias, han compartido sus secretos conmigo sabiendo que soy un confidente que jamás los traicionaría, ellos confían en mi y yo en ellos, sin embargo, sigue sin ser lo mismo.

¿Por qué solo sentía ese "instinto" con el joven Makoto?

¿Estaba siendo desagradecida con el resto por no valorar su amistad como es debido?

... Ese pensamiento me asusta, pues soy un robot, pero aún así, no quiero que ellos me odien.

Yo los aprecio, el joven Junpei parece siempre entusiasmado por comprobar el estado de mi cuerpo hasta que la señorita Takeba lo reprende con una bofetada, Fuuka siempre me hace una sinopsis de los libros que lee y me comparte su opinión al respecto; Mitsuru, pese a saber que yo no necesito consumir comida o bebida, me invita a beber el té y me cuenta sobre sus días para que yo mejore mis dotes de conversación y el joven Sanada es reservado y parece siempre estar entrenando, pero cuando no lo hace, habla conmigo sobre sus deseos de superarse y cuando habla con tanto ímpetu sobre el fortalecerse para proteger a lo que considera valioso, me hace querer tener un cuerpo que pudiera entrenar con tanto vigor como él.