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Las calles parecían ser seguras, podían ver que siempre había gente aunque fuesen un par de personas. No tenían nada de lo cual preocuparse, era una simple visita que le harían a alguien.

Atsushi venía bastante más callado que de costumbre, Akutagawa por su parte mantenía el control para evitar soltar alguna tontería. No quería molestar al albino ahora, al menos sentía algo de compasión.

Imaginemos que toda tu vida has creído que estás completamente loco, que eras una variante defectuosa en la vida de los demás, que ni siquiera tu simple nacimiento fue algo que sucedió bien. Tenía que apoyarlo en esto, ese tipo de pensamientos eran la causa principal de que fuera tan sentimental.

Kouyou iba manejando, Chuuya a su lado en el asiento del copiloto y él en los asientos de atrás, justo en el medio. Su mirada se perdía constantemente, sólo podía preguntarse por qué Dazai no quiso acompañarlos esta vez.

No era tan difícil ir como la familia que se supone que eran, no comprendía sus razones para no querer ir. Se supone que era su niño especial, le había dicho día tras día lo mucho que lo amaba y que jamás en la vida se atrevería a dejarlo. ¿Por qué no estaba aquí entonces?

Akutagawa carraspeó levemente para llamar su atención, volteó a verlo y pudo saber que quería ayudarlo a resolver sus dudas. Levantó un poco su mirada, Chuuya tenía en sus manos el teléfono con el GPS, estaba buscando un lugar en específico.

— ¿Qué diablos es una "maestra espiritista"?– cuestionó para ellos mismos, nadie más podía escucharlo de todos modos — ¿Nos quieren meter a una escuela real o algo así?

— Espero que no– apenas respondió, suspiró desviando sus ojos a la ventana — Yo ni quería venir, no entiendo para qué nos trajeron

— Chuuya-san ya nos explicó, dijo que podría haber alguien que nos ayudaría– intentó convencerlo — Debes calmarte, estás muy alterado últimamente... sólo te quieren ayudar

— No necesito que me ayuden, puedo hacer todo esto yo solo... tú eres quien debería estar de mi lado siempre– se quejó de brazos cruzados — Estoy loco y parece que a nadie le importa

— Jinko, ya basta– le regañó, lo tomó de los hombros como pudo — Tus padres están preocupados por esa actitud... esa actitud d-de...

— ¿De qué? Anda, dilo, di lo que quieras decirme en este mismo momento– le retó, estaban teniendo un duelo de miradas — No te atreverías, ¿o si?

Una pelea había comenzado, los dos no querían darle la razón al otro y su orgullo de infantes les impedía reconocer que su pelea era un poco absurda. Aún así no desistieron, pero Chuuya lo veía por el retrovisor y estaba atento a todo.

Hasta que Akutagawa apretó el agarre sobre sus hombros y tomó valor.

— Tus padres están preocupados por esa actitud de mierda que tienes, no puedes seguir siendo un idiota– finalmente le dijo, Atsushi quedó boquiabierto — Entonces deja de ser un... u-un imbécil y ponte los pantaloncitos de niño grande

— No soy perro pero... guau, estoy... impresionado, aterrado y consternado– mencionó soltando una risita nerviosa, sonrió por primera vez en todo el viaje — No pensé que lo dirías

— Yo tampoco, no le digas a Chuuya-san lo que acabo de hacer– pidió avergonzado, bajó su mirada a sus pies — Pregúntales si ya casi llegamos

— Papá, pregunta Aku que si ya casi llegamos– dijo en voz alta, el mayor dejó su teléfono a un lado — Está impaciente y me llamó imbécil

El azabache le trató de soltar un manotazo.

— ¿Que te llamó qué?– interrogó desconcertado mientras Kouyou se reía discretamente — A ver, ya les dije a los dos que no pueden repetir las cosas que suenen como un insulto

Veo gente muerta // SSKK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora