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Sanemi cariñoso y pegajoso.

Tanjiro conocía muy bien a los pilares, lo suficiente como para saber como es cada uno, no obstante, en su forma de bebés son muy diferentes. Cada uno tenía una nueva forma de pensar y de ser, el cabello burdeo creía que era por la edad que tenían. Cuando eres niño crees que todo es fácil y tienes una mentalidad diferente, pero cuando creces te das cuenta que no es así.

Volviendo a tema, los pilares eran muy diferentes a como él los conocía y cada uno tenía una personalidad tan distinta a como lo son en su forma adulta.

Un claro ejemplo es Tomioka, en su forma adulta siempre es callado y reservado. Rara vez se muestra cariñoso, pero en su forma de niño es muy mimoso y siempre está riéndose. El menor ha aprendido a como sobrellevar el carácter de sus parejas para saber como llevarse con cada uno.

Pero, todos sabemos que hay una persona en especial que en su vida se mostrará cariñoso ante alguien que no sea Tanjiro y ese es Sanemi.

Seamos sinceros, cuando conoces por primera vez a Sanemi es como un chihuahua rabioso, pero muy en el fondo sabes que es un pequeño conejito asustado por el mundo y sólo necesita cariño o al menos eso piensa Tanjiro. El peliblanco siempre fue una persona grosera y todos se sorprendieron cuando se enamoró de Tanjiro, son demasiado diferentes, pero bien dicen que los polos opuestos se atraen.

¿Alguna vez pensaron como sería Shinazugawa en su versión niño? Bueno Tanjiro sí y por lo tanto, se le hacía tierno la manera en la que Sanemi quería llevarse con todos.

Tenía un comportamiento muy común, estaba pendiente de que Uzui no se cayera o si Rengoku se lastimara iría en su ayuda. Cuando el Kamado se sentó en el suelo el chiquitín de cabellos albar se acercó a él y se recostó en sus piernas.

Esperando caricias en su cabello para poder dormir, siendo dadas por el menor segundos después que se acomodó en él.

Sin duda a Tanjiro le sorprendía cada vez más cada actitud de sus parejas cuando eran niños, eran demasiado adorables y daban ganas de que se queden así por toda la vida.

Tanjiro sonrió cuando notó que el pequeño Sanemi se quedó dormido, lo tomó entre brazos y lo cargó hasta el pequeño futon en donde dormía. Lo recostó y besó su frente, al querer separarse e irse, la pequeña manita de Sanemi tomó la casaca de su ahori.

— N-no se vaya, Tanjiro-san — dijo con voz suave y con cierta timidez, el mayor sonrió y se recostó a su lado, abrazándolo.

— Bien, bien. Me quedaré todo el tiempo que desees.

...

Un rato después de que ambos quedaron dormidos, un pequeño toqueteo de una manita despertó a Tanjiro, era Shinobu.

— Tanjiro-san, tenemos hambre — la pequeña tenía un mohín en sus labios, haciendo que sus mejillas estén infladas.

— Claro, ya voy — acarició la cabellera pelinegra de Shinobu y se levantó del futon, caminó hasta la cocina siendo seguido por Shinobu y Sanemi, hablaban sobre que postre querían comer más tarde. Definitivamente era algo extraño, no es como si vieras todos los días a Shinobu y a Sanemi hablar tranquilamente sin algún tipo de insulto.

Cuando Tanjiro terminó de cocinar para los infantes y para él mismo, los llamó y los sentó a cada uno en un respectivo lugar. Los menores estaban comiendo y él los supervisaba mientras comía unos onigiris.

Noto que Sanemi estaba ayudando a comer a Muichiro, esa escena le pareció demasiado tierna y sonrió enternecido por lo que veía.

Simplemente se le hacía muy tierno la manera en la que el albino se llevaba con los demás, su corazón iba a explotar por tanta ternura.

💗.

¡Niñero Tanjiro al rescate! - pausada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora