Capítulo 5: Tus amigos

2.4K 211 55
                                    

Spreen✧⁠*⁠。

Conseguí ayuda.

Busqué un psicólogo y hoy es mi primera sesión, me siento muy nervioso, pero le prometí a Juan que mejoraría y es lo que haré. Voy a poner todo de mí para lograrlo.

Me levanté muy temprano esta mañana, siendo sincero… no pude dormir.

Siento que en cualquier momento me voy a caer dormido por ahí.

Agradezco que Juan me esté llevando de la mano, su mano es suave y su olor hace que me relaje. Aunque a veces se echa mucho perfume y eso hace que mi nariz se irrite, odio cuando pasa eso.

Llegamos al consultorio y mis nervios han aumentado, siento que no puedo respirar.

— ¿Estás bien? — aprieta mi mano y me mira preocupado.

Lo volteó a ver sin decir nada, respiró hondo hasta sentir que puedo decir al menos una palabra.

— Sí… yo — él se acerca y acaricia mi cabeza, me hace sentir bien — estoy bien.

— ¿Quieres que te espere acá?

— No te preocupes, ve yendo a la casa y ya llegó yo.

— ¿Seguro?

— Sí, anda.

— ¿De verdad?

— Sí, Juan.

— ¿Muy seguro?

— Sí.

— ¿Muy muy se…?

— Juan — me canso de que insista tanto y hablo fuerte, asustándolo. Me doy cuenta y respiro antes de continuar, más tranquilo — Por favor, no quiero arruinarlo, ve a casa.

— Está bien, perdón por insistir tanto.

Deja un beso en mi frente y se marcha.

No es que no lo quiera aquí, simplemente es mi primera sesión y cuando salga de acá, quiero estar solo, permitirme abrir mi mente para pensar en mí. Por ahora mi cabeza está la mitad en la pollería, en cómo le está yendo y la otra mitad en Juan.

— SpreenDMC el doctor ya lo está esperando.

Los nervios vuelven a mi cuerpo, empiezo a caminar con miedo a caer. Ingreso al consultorio y encuentro a un hombre mayor, sentado en medio de la habitación.

— Buenos días — saludo.

— Hola, ¿Cómo estás?, Tú debes ser Spreen.

— Soy yo.

— ¿Cómo te sientes?

— Un poco nervioso.

Así empezó la primera sesión, me preguntó mi nombre completo, edad, mi pareja, los años que llevaba con ella. Luego hablo de como era mi convivencia con Juan, prometí ser honesto, lo dije todo tal y como era, incluso use las mismas palabras.

Mi mente suele recordar los peores momentos y los buenos simplemente los deshecha.

Todo al parecer estaba saliendo bien, él solo preguntaba y yo respondía, hasta que llegó la última pregunta y me rompí.

— ¿Cómo fue la relación con tus padres?

¿Mis padres? No, yo no tengo padres.

Miles de flashbacks llegaron a mi cabeza, en mis oídos retumbaban los gritos, mi piel ardía recordando los golpes.

— Yo… no — mi respiración era agitada, me dolía el pecho.

Simplemente no podía hablar.

— Tranquilo, respira.

— Juan… — susurró, lo necesito.

Juan, ayúdame. Ya no quiero estar aquí.

Mis ojos arden, no quiero. No.

Después de tanto tiempo evitándolo, lloré frente a alguien.

Sin importarme nada, cubrí mi rostro y hui de ahí, ya no aguantaba estar ni un minuto más que en ese lugar.

Caminé por la parte vacía de mi ciudad y me permití llorar, llore hasta que mis ojos se secaron. No sé cuánto tiempo estuve ahí, parecía ser ya de tarde, tal vez las dos de la tarde o más.

Ya era hora de volver.

Limpié mis ojos con mis puños y me encaminé a casa. Quería demorar más de la cuenta, había olvidado mis lentes en la consulta y mis ojos estaban rojos.

Espero que la gente con la que me cruce piense que estoy drogado.

Llegó a casa y mis orejas están bajas, solo puedo pensar en arrancármelas.

Abro la puerta y tan rápido cómo lo hago, encuentro a Juan enfrente, no sé cómo sentirme y empiezo a temblar. Él se acerca y me abraza, yo le correspondo, no podría no hacerlo.

✧_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_✧

Juan me habló de una fiesta en la tienda de Tanizen, la verdad es que no quería ir, pero no quería que le pase nada malo a Juan, por eso acepté.

Me había vestido diferente y aunque Juan llevaba el mismo traje del de su boda, se veía hermoso.

Fuimos y todo andaba tan bien que me asustaba, Juan me llevo a bailar, a pesar de que ambos somos malos para hacerlo.

De un momento a otro todo se arruinó.

Tanizen empezó a golpearme sin darme tiempo de defenderme. No me rompió nada, solo mi alma.

Estaba asustado.

Juan me curó las heridas y acaricio mi cabello hasta que me quedé dormido, no paré de pedirle perdón.

Él no merece cargar con alguien tan destrozado como yo.

Me merecía esos golpes, por eso no lo detuve.

Ya no quiero hacerle más daño a Juan, solo quiero estar bien.

___________________________
🙁

Lo Que Odio De Tí//SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora