El grupo donde iba el futbolista de incógnito estaba llegando a la zona este de aquellas bodegas. Hicieron un recorrido muy amplio el cual, Erik por si solo muy difícilmente hubiera encontrado.
—Muy bien, vamos a subir a las camionetas y nos vamos a la carretera. Ahí intentaré comunicarme nuevamente con el jefe.
—¡Listos todos, únanse a sus respectivos grupos y aborden sin perder tiempo! —Todos estaban listos para salir, el líder de los guardias subió un switch para después jalar una palanca que provocó girar una cadena que abría la reja metálica para que todos salieran. —Tardó 30 segundos para que subiera complétamente. —¡Es el momento, avancen!
Salieron corriendo muy velozmente, tenían que recorrer una distancia de 15 metros para abordar los transportes, pero avanzados tres metros se vieron interrumpidos por una sección del escuadrón invasor que los estaba esperando en esa área. Se habían escondido detrás de las camionetas considerando precisamente esa ruta de escape.
Lo que ellos no habían pensado es que toda la fuerza defensora saliera de ahí. Esperaban que el grupo que entró por el otro lado acabara con la mayoría de ellos y que solo los que quisieran escapar aparecieran por ese lado desorganizados. Pero gracias al aviso de Erik eso no fue así.
El grupo defensor superaba en número a los invasores. Aunque podían hacer una cierta diferencia por el elemento sorpresa que habían mostrado escondiéndose ahí.
La balacera había empezado desde que salieron. Le dieron a tres hombres de los defensores que cayeron inmediatamente al suelo. Los demás retrocedieron para ponerse a resguardo dentro de la bodega o de algunos botes metálicos que estaban fuera.—¡Muy bien vamos a partirles la madre muchachos! —Gritaba el líder defensor. —A mi cuenta, el primer grupo vamos a acercarnos. Tengan cuidado de no darles a las camionetas.
Erik un poco asustado se colocó adentro de la bodega escondiéndose lo más que pudo. Desde su posición solo podía escuchar el intenso ruido de las balas y los gritos de quienes disparaban y eran impactados por ellas.Los invasores conservaban sus posiciones detrás de las camionetas y disparando. Eran aproximadamente 20 hombres contra 40 que habían salido por la bodega. Las bajas empezaron hacerse notorias, caían hombres de ambos bandos pero el grupo defensor ya se acercaba a las camionetas. Era cuestión de tiempo para que llegaran y pudieran aniquilar al resto de atacantes.
Lo importante era perder los menos hombres posibles en ese asalto para poder vengarse después en un contraataque.
Erik se asomó a medida que sus ahora compañeros avanzaban al frente. Ya estaban tomando posiciones para abordar mientras terminaban de matar a los demás. Podía contar unos 25 de los hombres que lo habían secuestrado contra unos 7 que quedaban de los que le intentaban capturar.
—¡Ayúdenme! —Escuchaba esa voz cerca de donde estaba. —¡No me puedo mover, vengan por mi!
La voz provenía de los botes metálicos, Erik dedujo que algún elemento había sido herido y no le prestó más atención.
El panorama era ya bastante favorable para los que intentaban huir. Erik podía dejarlos irse y esconderse en algún lugar pero se cuestionaba que tan favorable era eso para él. Mientras más escaparan, más riesgo habría que regresaran a esas bodegas. Además faltaban los invasores que aún le buscaban y sin duda nadie lo defendería de ellos. Aunque lo creyeran muerto necesitaba salir de ahí y esas camionetas eran su opción. En total contaba 6 transportes, 4 de ellos lo bastante juntos siendo la opción de los que intentaban huir.
Todo lo que él había vivido jugó un papel importante para el futbolista, se había llenado de frustración y rencor por las torturas vividas. Su mirada se llenó de odio por un momento y pensó en algo aterrador.
Al ver abordar a los hombres en las camionetas, tomó una ametralladora que estaba tirada muy cerca de algunos cadáveres. Avanzó a ellas con la idea de tomarlas y poder usarlas. Cuando corrió vió que un hombre se arrastraba, el mismo que rogaba por ayuda detrás de los botes. El hombre de blanco que ordenó su muerte estaba gravemente herido y se arrastraba para que sus compañeros lo recogieran.
Erik no sintió lástima, al contrario, al verlo se llenó de más rencor. Este sentimiento lo liberó corriendo rápidamente por la ametralladora. Regresó un poco para refugiarse en la bodega y desde ahí disparó toda la munición en dirección a la parte baja de las camionetas. Quería darle a los tanques de gasolina y lo logró. Varias balas se impactaron en los tanques, regando el combustible.
Los guardias observaron su actitud pero poco pudieron hacer para reaccionar. En cuestión de segundos se veían envueltos en una fuerte explosión cuando una de las balas encendió el combustible y este se extendió hasta las 4 camionetas estacionadas en ese terreno baldío que usaban como estacionamiento y ruta de escape.
La explosión abarcó varios metros del lugar y generó una inmensa nube de humo que se elevó a una distancia considerable. Erik podía ver como los hombres quedaron envueltos por el fuego, sufriendo y gritando hasta que sus gargantas fueron calcinadas.
El pasto y la yerba que estaban debajo también se incendiaron provocando una extensión mayor de las llamas hasta que el piso quedó negro y con muchas cenizas.
Erik por dentro había disfrutado mucho el haberse desecho de tantos hombres que le querían dar caza.
Pero reaccionó cuando vió que el fuego se extendía por la yerba dirigiéndose a la camioneta más lejana, la cual no había recibido daño aún y podía usarla como su método de escape.
Soltó la metralleta para regresar a su arma corta que había robado desde el inicio. Antes de correr a su escape se detuvo cerca del hombre de blanco que seguía pidiendo ayuda.
—¿Pero que hiciste idiota, los quemaste a todos por igual? —Veía desconsolado la pérdida de sus soldados y su forma de escape. —El jefe te va castigar por esto.
El hombre de blanco observó que se acercaba a él con mucho odio y rencor. Cuando el futbolista estuvo lo suficientemente cerca se agachó y se quitó la gorra para mostrar su rostro directamente.
—Eres tú, maldito ¿Cómo sobrevivíste?
—Eso no importa, lo único que debes saber es que la vida no me abandonó y ahora tengo la oportunidad de devolverte todo lo que me hiciste. —Apuntó el arma en su cara. —Ahora dime, ¿Por qué me hicieron esto? Y
y te dejaré vivir.
—Eres un estúpido. —Agonizaba aún más. —Es una venganza por lo que hiciste, ¿Cómo no te has dado cuenta?
—¿Venganza de quién? —Preguntaba furioso golpeando la pistola en su rostro. —¿De qué carajo va todo?
—Tú ya no podrás detener esto, las pruebas fueron enviadas a la policía y ahora todos te buscarán, esta cacería fue solo el comienzo. Las cosas en las que te involucró el jefe son tan pesadas que incluso la policía internacional colaborará para capturarte y hacerte sufrir como no lo imaginas.
—¿Pero quién es?, Dime ¿Cómo lo detengo?, ¿auién es tu jefe?
—Aunque lo sepas no podrás detenerlo, solo te harás falsas esperanzas y al final morirás. Te recomiendo que mejor te entregues, así será más fácil.—¡Maldita sea, no me estás ayudando!
Erik se ponía impaciente. A lo lejos podían escucharse los invasores que se acercaban.
—¡Hey, vengan aquí! —Gritó el hombre de blanco con la esperanza que los invasores llegaran y así poder salvarse de alguna forma. Pero comprometió mucho la mente del futbolista que no se resistió. "Bang, Bang" Le metió dos tiros en la boca para que dejara de gritar. Murió de una forma inmediata al recibirlos.
—¡Maldita sea! —Corrió en dirección a la camioneta.
Tuvo mucha suerte de que la explosión no afectara a ese vehículo. Al fin estaba ante el la oportunidad de salir de aquel tormento y tomar un suspiro de tranquilidad antes de enfrentarse al mundo.
La camioneta estaba cerrada pero rompió el vidrio para poder entrar. Se colocó en el asiento del chofer y analizó el tablero.
—Ok, tranquilo, lo único que necesito hacer es que arranque y podré salir de aquí. —Suspiró profundamente y cerró los ojos por dos segundos. —No debe ser muy distinto a la vez que lo hice con el coche de mi padre. Solo es cuestión de abrir aquí y juntar estos cables para que arranque.
Hizo las maniobras que creyó que le ayudarían y le funcionó. La camioneta provocó ese ruido al encenderse el motor, ese ruido que para él, fue la gloria sintiendo esa emoción que se experimenta al lograr algo.
Ahora solo quedaba determinar la dirección por donde saldría y adónde iría. Avanzó mirando para todos lados y encontrar una salida. Era un terreno baldío que estaba enrejado en todo su alrededor.
Había un sector tirado, era por donde habían entrado los invasores anteriormente. Después de pensar un minuto salir de ahí por temor a que más soldados estuvieran esperando. Se puso firme y aceleró para irse de ese lugar sin que nadie más lo detuviera.
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Juego secreto
Ficción General¿Qué pasaría si despertaras sin saber qué ocurrió la noche anterior? Vive la historia de Erik, un futbolista que se ve envuelto en una situación no deseada que pondrá su vida en riesgo.