—¡Franco Colapinto es el ganador del Sprint de Melbourne 2023! Esto lo convierte en, no sólo el primer argentino en ganar en Australia, ¡sino que también el primer corredor de fórmula 3 en ganar en esta pista!
Franco siempre fue una constante en la vida de Gaia. O al menos eso es lo que le hacían creer a las personas. La verdadera historia es que se conocieron en el año 2019. Gaia, recién recibida del colegio secundario, había logrado crecer en el mundo del periodismo gracias a su blog, mientras que Franco se encontraba corriendo en karting. Él tenía 15 y ella 19. Dicen las personas cercanas a ellos que, apenas Gaia lo vio pasar a su rival en la pista como si el mismísimo Fangio hubiese reencarnado en él, los ojos de la pelirroja comenzaron a brillar.
Desde ese momento, la chica supo que tenía que cuidar del piloto como si fuese su propio hermano. Y así fue como, desde esa tarde de 2019, no había Gaia sin Franco ni Franco sin Gaia. Donde ella iba, él iba. Si Franco tenía una mala carrera, Gaia era la primera en defenderlo de la ola de periodistas que sólo sabe criticar. Cada logro de ella, era un logro de ambos. Cada victoria de él, pasó a convertirse en una dedicatoria para ella.
Y ahora Gaia lo estaba viendo cumplir su sueño. En un Williams. Escuchar el himno argentino en el podio le causaba los mismos sentimientos que escucharlo durante la final del mundial. Y el ver a Franco cerrar los ojos durante este, logró que las lágrimas cayeran de los ojos de la pelirroja.
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Habían pasado 7 horas desde la victoria de Franco, y las emociones anteriores se habían tornado en algo amargo. Franco había sido descalificado por unos componentes que estaban fuera de reglamento.
—Fran, te lo pido por favor. No me gusta verte así, no merecés estar tan triste. Ganaste, no importa si te descalificaron o no. La carrera la ganaste vos, no el otro... —Gaia se encontraba sentada al lado de su mejor amigo, acariciándole la espalda para tratar de mejorar sus ánimos. No estaba funcionando.
—Ya sé que gané, Ga. Pero a la FIA no le importa eso, me quedé sin los puntos. En mi cabeza seré un ganador pero lo que más me importa es que me sacaron los puntos.
—Te doy dos ideas: o tomamos alcohol... o me dejas que lo solucione. O al menos trate de solucionarlo.— Los ojos de la pelirroja se habían iluminado.
—¿Qué vas a hacer, Gaia? No puedo tomar alcohol, se supone que mañana corro.
—Pasame mi celular.— Fran, al estar más cerca de la mesa que Gaia, se estiró un poco y le pasó el celular a la pelirroja. —Ahora vengo.— Gaia besó la frente de su mejor amigo y se dirigió hacía otra habitación, buscando el Instagram de, probablemente, su salvación.
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