Harry Potter en las Garras del cuervo

Capítulo 3.6

Aproximadamente una semana antes de su cumpleaños, Sirius le preguntó a Harry qué quería hacer con él. Harry miró sin comprender a su padrino, antes de marcharse a su habitación. A pesar de haber pasado un mes y medio con Sirius, había algo en saber que no tendría que pasar su cumpleaños siendo intimidado por sus familiares que ayudaron a que todo se hundiera. ¡Nunca más tendría que vivir con los Dursley! Nunca más tendría que temer el cinturón de su tío, la sartén de su tía o los puños de Dudley.

El decimotercer cumpleaños de Harry fue en uno de los días preestablecidos de él y Draco libres de la tutoría. Harry estaba contento por ese hecho ya que significaba que no tenía que elegir entre celebrar su cumpleaños y aprender cosas nuevas; Draco estaba menos impresionado ya que no le daba excusa para faltar a la tutoría. Harry tardó unas horas en decidir qué quería hacer, y luego otra hora tratando de elegir entre las diferentes ideas antes de finalmente decidir que simplemente intentaría encajar todo.

Por eso, después de que Sirius, Remus y Harry comieran un desayuno especial, viajaron por la red flu a Malfoy Manor, donde se encontrarían con Draco, la prima Narcissa y Luna para ir a ver Star Wars: Episodio cuatro: 'Una nueva esperanza'.

Luna ya estaba allí cuando llegaron y los saludó con una educada reverencia, antes de lanzar sus brazos alrededor de Harry y abrazarlo.

"¡Feliz cumpleaños Harry!" Ella murmuró en su suéter muggle y Harry hizo una mueca cuando consideró lo incómodo que debía verse. Con toda honestidad, este era el segundo abrazo que recordaba haber recibido (el primero también había sido de Luna) y no tenía idea de lo que estaba haciendo.

"Feliz encuentro, Luna". Harry le dijo, poniendo torpemente sus manos en su espalda.

"Al menos no soy el único al que ataca". Draco se quejó. "¡Es incivilizado!"

"¡Los abrazos no son incivilizados!" Luna protestó, finalmente liberando a Harry y alejándose. "¡Crean Heilopes y Heilopes son muy importantes!"

Harry sonrió cariñosamente a su amigo, ignorando, al menos por ahora, las miradas inquisitivas que Sirius y Remus le estaban dando. "¿Estamos listos para ir?"

"Somos." Luna le devolvió la sonrisa. "Papá incluso dijo que podía quedarme con Draco por la noche".

"¡No conmigo!" Draco protestó rápidamente. "Con nuestra familia, en una habitación libre".

"Por supuesto." Luna le dirigió una mirada burlona. "Eso es lo que dije."

"Luna, ¿te parece bien si te apareces junto a Remus?" preguntó Harry. "Él es realmente agradable".

Luna volvió sus ojos muy abiertos hacia Remus y lo miró en silencio durante unos segundos. Es un lupino.

La frente de Harry se arrugó en su confusión. "Sí, ese es su apellido".

"Es un lupino cuyo nombre es Lupin". Luna se rió.

Harry miró hacia Sirius y Remus, preguntándose qué estarían haciendo con Luna, y se sorprendió al ver que ambos se veían tensos.

Entonces, ¿estás bien apareciéndote con Remus? Harry consultó con Luna.

"Por supuesto." Luna asintió rápidamente. "¿Él sabe a dónde vamos?"

"Sí", le aseguró Harry. "Lo llevé a él y a Sirius allí la semana pasada para reservar los boletos".

"Hermoso." Luna decidió antes de saltar hacia Remus y deslizar su mano en la suya más grande. "Hola, Sr. Lupin-que-es-un-lupin".

Remus pareció desconcertado. "Hola."

"Puedes simplemente llamarlo Remus, Luna". Harry le dijo.

"Ah, okey." Luna le sonrió a Remus.