Eran altas horas de la noche, Michonne estaba en las afueras de Alexandria, no podía dormir y no era la primera vez que le pasaba, salir del muro de Alexandria y matar caminantes una y otra y otra vez se había vuelto parte de la rutina de Michonne.
La antes mencionada se había quedado perdía viendo un cadáver colgado del cuello y atado de manos, se quedó inmóvil viendolo hasta que un caminante la tomo haciendo que vuelva a la realidad. Michonne estaba forzejeando con el caminante, estaba por acabar con el, pero para su mala suerte la katana se le había caído, haciendo las cosas más difíciles para la mujer, el caminante estaba haciendo mucha presión obligandola a retroceder, afortunadamente cerca de ella había un palo de madera, Michonne no perdió tiempo y agarro el palo y con este le daría de lleno en la cabeza del caminante, haciendo que caiga al suelo, ahora sin vida.
Una vez que lo remato, Michonne observó bien que era lo que tenía en las manos, aquello no era un palo de madera, sino un bate, Lucile, el bate de Negan. Michonne se había quedado en shock y en solo unos segundos lo dejaría caer en el pasto que ya estaba empapado por la torrencial lluvia que caía. Michonne se iría de vuelta a casa, no sin antes levantar su katana.
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Ya había amanecido en Hiltop, la gente desde temprano se encontraba trabajando en diferentes áreas, Maggie observaba todo desde lo alto.
- Que es eso? Es una cabra. le dijo Maggie su bebé, este solo balbuceaba y daría vueltas en los brazos de su madre.
- Hola, buen día Hershel, como está mi pequeño?
Maggie dejaría a su hijo por un momento para apoyase en el balcón, desde ahí podía observar todo, y a los lejos pudo ver a Carl trabajando con Earl.
- Nada mal, aprendes rápido. diría Earl reconociendo el esfuerzo por aprender de Carl.
- Enserio? Aún tengo algunos fallos. responde Carl, limpiándose el sudor de la frente.
- Con el tiempo verás que te saldrán mejor, no te desanimes muchacho, bueno dejemos eso un rato, vamos a desayunar. diría Earl.
- Si, está bien. responde el jóven quitándose los gruesos guantes, ya que si no los usaba fácilmente le diría adiós a sus manos.
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- Maggie.... no sabía que habías vuelto. dice Jesús.
- Llegué está mañana. responde tranquila.
- Acaba de llegar otra carta de Georgi, pensaba dejarla en tu escritorio, pero acá la tienes.
- Podrías déjarla en el cajón junto a las demás, luego la leeré.
- Ah, sí. Ya vas a regresar?
- Solo vine a buscar algunas cosas.
- Y entre ellas una barreta.
- Haces un excelente trabajo cuidando todo aquí, te pido que lo sigas haciendo.
- Mientas estás en otro lugar que no es el campamento.
- Voy a enmendar las cosas, como lo habíamos hablado. dice Maggie.
- Cómo lo hiciste con Gregory, solo que nunca hemos hablado de eso. responde Jesús.
- No te pido que pienses como yo. Dice Maggie dándose la vuelta viendo seriamente a Jesús.
- Hubo un tiempo en que lo hice. Negan no merecía otra cosa que no sea la muerte, el fallo porque tomo una decisión que no le correspondía. Solo me quiero asegurar de que no te equivoques de la misma manera, y quiero que estés segura.
