Taste

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El cantar de los pájaros se hicieron presentes en lo rápido que el sol comenzaba a asomarse por las montañas subiendo a lo alto. Algunos soldados ya entrenaban o trotaban alrededor del lugar para comenzar el día.

Unos cuantos ronquidos se escuchaban en la habitación donde el Padre y Sargento habían compartido la noche anterior. Ambos dormían cómodamente,Padre con una pierna encima del Sargento quién en si estaba adolorido ya que el más bajo había utilizado parte de su brazo como almohada por casi toda la noche.

Padre fue el primero en levantarse. No quería levantarse por lo cómodo que se encontraba,algo suave cubría su cabeza y de algún modo era cómoda para el. Parpadeó unas cuantas veces para poder acostumbrarse a la luz que se filtraba por la habitación, estiró la mano para poder tomar sus lentes y así levantarse.

Y lo escuchó. Los ronquidos que el Sargento Caricias soltaba mientras dormía,eran algo fuertes pero para el eran simples ronquidos cuáles podría manejar.

Miró al de café quien dormía como un tronco. Se ruborizo mientras que observaba los labios de estos cuáles estaban medio abiertas para que así pudiera respirar.

No debía,pero no podía resistirse.

—No se dará cuenta...—Murmuró mientras que se acercaba lentamente hacia el otro.

Le robó un beso al Sargento Caricias quien dormía aún. Con mucha vergüenza se separó mientras que esperaba que este aún siguiera dormido. Cosa que era correcta ya que el mencionado dormía como un tronco.

Soltó un suspiro de alivio mientras que se volvía a recostar dándose cuenta que faltan algo de tiempo para que todos los reclutas comenzaran su día.

Observó al Sargento quién posiblemente no se levantaría hasta dentro de poco ya que se acercaba la hora en que comúnmente este se levantaba para comenzar el día.

Lo miró con una sonrisa mientras que pasaba su mano para acariciar el pelaje en la cabeza de este. El Sargento Caricias se movió un poco para acomodarse.

Después de unos minutos el de pelaje café comenzaba a abrir los ojos.

—¿Ya es de día?—Susurro mientras que se frotaba los ojos.

—Ya es hora de levantarse—Comentó suavemente mientras que se acercaba a el y lo abrazaba.

—Cinco minutos más...

Padre río antes tal cosa y comenzó a molestarlo por debajo de las sábanas, haciéndole cosquillas en algunos puntos dónde normalmente los ositos tendrían cosquillas o puntos débiles. El Sargento Caricias se removió tratando de hacer parar el pequeño ataque del más bajo.

De un momento a otro. El Sargento había terminado encima de Padre. Ambos riendo sin darse cuenta en qué posición se encontraban. Con las mejillas sonrojadas se vieron a los ojos.

—Sargento...¿alguna vez pensó en formar una familia?— Preguntó Padre de la nada mientras que pasaba sus manos en el cuello de este para atraerlo.

—¿Una familia?—Murmuró de vuelta mientras que veía al de lavanda— Realmente antes deseaba formar una,pero después de unirme el ejército ví que no sería posible—Confesó mientras que se acercaba a Padre para darle un beso mañanero.

—Yo en lo personal estaba enfocado en otras cosas—Contestó mientras que se dejaba caer encima del Sargento sobre su pecho.

—¿Somos iguales al final de cuenta, uh?—Comentó el de café mientras que abrazaba al Padre.

—Usted lo dijo—Contestó de vuelta el de lavanda mientras que sonreía.

Se quedaron abrazados por unos minutos mientras que compartían una pequeña conversación para matar el tiempo. Pronto tuvieron que levantarse para comenzar los entrenamientos con los reclutas.

—Si nos tratan de esta manera es mejor que nos maten de jóvenes—Sonrisas se quejó mientras que corría al lado de Pandi.

Pobre debería guardar el poco aire que entraba por sus pulmones.

—¿Pero que podemos hacer?— Preguntó de vuelta el de tonos blancos y negros mientras que paraba por un minuto para tomar aire.

—¡Ustedes dos! ¡Sigan corriendo!—Gritó el Sargento Caricias mientras que con su silbato hacia escándalo.

Ambos se asustaron y comenzaron a correr como si de eso se tratara su vida.

No muy lejos de ahí,un pequeño osito de color amarillo y traje rosa, además de un pompom sobre su cabeza y pecas únicas.

Unos pasos comenzaron a escucharse. Pompon caminaba rectamente mientras que se acercaba hacia el Sargento Caricias.

Los demás ignoraron la presencia de el de pecas por algunas razones. Eran superiores por lo que debían darles espacio. Y lo otro era por qué no querían ser regañados.

—Cabo Pompom a sus servicios—El pequeño osito hizo una reverencia tel saludo militar, acción que fue copiada por el Sargento.

—¿Ha que se debe su visita Cabo Pompom?—Preguntó el Sargento Caricias mientras que se apartaba un poco para así poder charlar con el más bajo.

—Traigo informes señor. Los altos mandos requieren su visita inmediata en la tarde—Soltó mientras que sacaba una carta de su uniforme y se lo entregaba—Parece ser algo de suma importancia y su presencia es requerida en todo momento.

El Sargento Caricias tomó la carta en mano mientras que la veía con nervios,su respiración se volvía ligeramente agitada y comenzaba a temblar.

—Eso es todo señor,me retiro—Dijó mientras que volvía a hacer una reverencia y el saludo para luego retirarse.

El Sargento Caricias apretó ligeramente la carta entre sus manos mientras que trataba de calmarse. Respiró profundamente mientras que guardaba la carta en su bolsillo.

Padre lo observó desde la distancia mientras que mantenía su imágen firme sin decir una sola palabra. Después hablaría con el pero, por el momento habían otras cosas que lidiar.

Pronto por la noche era el momento para hablar con calma.

O eso pensaba.

El Sargento Caricias abrazaba fuertemente a Padre quien solo le daba unas cuantas palmadas. Después de la reunión debían prepararse para una misión en el bosque.

En si era peligroso simplemente estar en ese campamento,sería peor estando en ese bosque con unos reclutas no tan experimentados. Cosa que estos celebranban como un logro.

—No se que hacer—Confesó el de ojos amarillos mientras que abrazaba con más fuerza al de lavanda.

—¿Cuantos días?—Preguntó Padre mientras que correspondía al abrazo.

—Mañana,pasado, dentro de dos dias,no lo sé ,solo se que debo esperar a los Altos mandos para dar la orden— Contestó mientras que cerraba los ojos con algo de miedo.

—No se preocupe Sargento Caricias,Dios estará con nosotros en todo momento— Señaló mientras que acariciaba la espalda del más grande.

—Pero...ni siquiera Dios podrá ayudarnos Padre—Habló mientras que se separaba con algo de temor—¿O si?— Preguntó con miedo en los ojos.

Padre trago en seco mientras que tomaba de los hombros al Sargento, lo atrajó para poder abrazarlo cómodamente. Junto su frente contra la de el para luego decir;

—Lo que pasará tendrá que pasar— Afirmó mientras que le plantaba un beso en la frente—Pero juntos lo resolveremos,¿si?.

—Padre...cuando esto acabe—El Sargento comenzó a decir mientras que tomaba de las manos al más bajo—Nos iremos del campamento corazón,le prometo que le daré una vida digna— Remarcó con una sonrisa.

Padre sonrió mientras que asentía com la cabeza.

—Claro que si Sargento Caricias.

Ambos sonrieron con algo de miedo por qué sucedería en los próximos días. La guerra realmente era algo que debían afrontar aunque no quisieran. Aunque el tener el uno del otro les daba fuerzas para seguir adelante y tener una razón para ser.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2023 ⏰

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