Capitulo 3

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-¡Hija!- me grita mi padre como todas las mañanas porque no me levanto pero hoy fue diferente ya estoy despierta... más bien ni siquiera e dormido, llegue a noche y mi papa ya tenía la maleta en mi cuarto, creo que el esta mas emocionado que yo, con el short que compre, hare muchos conjuntos con camisetas ligueras, las sandalias que tengo y un vestido azul también el que adquirí el día de hoy  y el bañador porque no tenía ninguno, por ultimo es guardar  el poco de maquillaje que tengo y claro un libro.

Termino de guardar las cosas en la maleta, solo es un fin de semana, siento que me estoy llevando muchas cosas, bueno no es momento de divagar ya dejare la maleta así, la cierro la bajo de mi cama y me dispongo a bajar las escaleras.

-Princesa, te hice unos huevos con jitomate y cebolla y chocolate caliente- dejo la maleta a lado de la puerta, me acerco y mi padre me da un beso en la frente - ¿estas lista? – pregunta.


-No, estoy nerviosa-  me confieso, el me abraza - si quiero ir, pero me causa algo extraño, no se cómo explicarlo, nunca e viajado a ningún lugar, es nuevo para mí.

-Pequeña todo estará bien, es normal que sientas esa sensación, es una nueva experiencia y veras que te gustara incluso a partir de este viaje puede que quieras viajar más y eso es bueno- mi padre hace que todo sea mejor, el peso que tenía en los hombros se va desvaneciendo poco a poco.

Desayunamos y el lavo los platos esta vez, termine de alistarme, pediré un taxi no me iré al metro con la maleta sería muy incomodo con el tránsito de  gente, bajo las escaleras y le doy un último abrazo a mi padre, ya no lo veré hasta el domingo por la noche o madrugada.

-Te quiero, cuídate mucho corazón- tomo la maleta y salgo al fin de la casa.

El camino es tranquilo y llegue más rápido de lo que tenía pensado, llegue quince minutos antes de mi entrada.

-¡ANA!- me gritan por detrás de mi me sobresalto y siento un brazo pasar por mis hombros – Hola nena, ven vamos a mi auto para que guardes la maleta.

-Sara no llegues así- la regaño y ella me hace pucheros – yo no soy Erick- rodeo los ojos pero tengo una sonrisa que me delata, me toma de la mano y vamos a paso rápido a su auto.

El día va muy rápido, ¿Por qué?, tuvo toda la semana para que los días fueran mas rápidos y precisamente el día de hoy solo faltan dos horas para que salgamos, Erick se fue temprano, por lo cual los chicos pusieron música, estamos limpiando y todos bailan y cantan con los mechudos y trapos, no es que no me guste la música pero yo solo bailo así cuando estoy en mi cuarto.

-Ana, vamos baila- dice Iván uno de los chicos- disfruta que no está Erick- toma mi mano y la otra Sara, rio e intento soltarme más y mi cuerpo se mueve al compas de la música, bueno el día a decir verdad va mejor de lo que yo había pensado, terminamos y dejamos la cafetería impecable.

Salimos y hoy hace un poco más de aire de lo normal, vamos caminando al  auto, lo enciende  y pone la calefacción, esperamos al que el motor caliente para avanzar, Sara se mira en el retrovisor, no conozco a alguien tan vanidosa como ella.

-Bueno vamos a pasar por dos amigas a su casa- asiento aunque siento algo de ansiedad, hace mucho que no interactuó con gente fuera de mi cirulo social si es que lo puedo llamar así – Descuida son muy tranquilas – me regala una sonrisa, parece que me hubiera leído la mente.

El camino estuvo ameno Sara es una niña bienpero le encantan los corridos, desde que somos amigas me a empezado a gustar unpoco, podría decir que es el noventa y nueve por ciento de lo que escucha todoslos días, entramos a una residencia, empieza a abajar el volumen de la música yempieza a mirar las casas.

-Siempre se me olvida- dice mientras frunce el seño, y va bajando el volumen de la música - ¡Oh ahí están!- dice emocionada y sube un poco la velocidad, delejos veo a dos chicas, con cuatro maletas, pues solo es un fin de semana, ¿Qué tanto llevan?

-Sara, amiga- dice una de ellas con voz chillona - ¡Es emocionante!- dapequeños aplausos, la misma energía de Sara pero multiplicada al millón –Óseanena, desde pequeñas que no vamos a Mazatlán, esto es perfect.

-Suban al auto- les dice Sara- las maletas ¿Dónde irán?, pero ya había doshombres detrás agarraron las maletas de las chicas y se las llevaron a unacamioneta que estaba enfrente de nosotras –Nenas les tengo que contar muchascosas, pero antes dejen las presento- me voy dado cuenta que desde que entramosa la residencia no he dicho ni una palabra.

-Hola corazón, me llamo Rebeca, mucho gusto- bueno no fue necesario que nos presentara Sara y antes de responder la otra chica me dice su nombre, se llamada Valentina.

-Mi nombre es Ana- les sonrío y ellas dan pequeños gritos, me dan un pequeñoabrazo como pueden como si fuéramos amigas de toda la vida y le dicen a Sara que ponga música, vaya a ellas también les gustan loscorridos quién lo diría.

Llegamos a unos departamentos, no he dicho mucho estuvimos cantando aun que yosolo canto  los coros de las canciones, gracias por Sara.

Bajamos del auto, cuando me dispongo a ir a la cajuela para sacar mi maleta llegan unoshombres y  hacen la acción que tenia planeada hacer,  le preguntan a Sara donde las deja y le dice que laponga en la camioneta ellos asienten y se pierden entre la noche.

-¿Y dime Ana, tu de que familia eres?- me pregunta Rebeca – Por tus rasgos tufamilia es extranjera, tienes los ojos de un color muy azul y el cabello muynegro eres rara en tu especie – no sé sifue un alago o un insulto.

-Mi familia es de México- le contesto.

-No tontita, se refiere al apellido- dice ahora Valentina – Eres de los Vermont, los Salvador o los Giménez- las miro confundidas.

-Hernández- digo con extrañes, la mirada que recibí de ambas no sé si sea yopero fue un tanto de asco, se secretean algo y antes de volver hablar llegaSara.

-¿Nena sigues teniendo trabajos de pobre?

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2023 ⏰

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