5 El trato

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Ya es lunes por la mañana, no ha pasado nada desde la última vez, no sé el porqué, desde ese día quiero que vuelva a suceder, irónico no, empezamos por un secuestro y ahora aquí me tiene suplicándole que me vea. Es que, ella ni me observa, ni me sonríe, nada, esto es todo tonto, debería estar viendo como huir. - Hola... ¿Podemos hablar? -Claro Zaira, dime que sucede. -¿Es lo que yo te quiero preguntar? Primero me secuestras para que te haga compañía y ahora no me miras, pareciera que me ignoras, si es que no quieres este aquí, quisiera irme. La habitación se quedó en silencio, ella sacó unas hojas de su cajón y empezó a firmar, estiro la mano hacia mí, era un cheque por 10 mil dólares, quede sorprendida, no esperaba, me diera esto. -¿Para qué es esto? -Es por tus servicios todo este mes, claro de compañía, ya no los requiero. -¡Tú me secuestraste maldita loca y ahora me dices esto! Solo recibí una mirada de indiferencia seguido de un: ¿Acabaste? La rabia empezó a recorrer todo mi cuerpo, me hizo probar algo que yo no quería, me hizo sentir, me hizo todo y ahora solo me tiraría como basura. -Zaira, puedes cobrar el dinero o ir a las autoridades y quedarte sin dinero. Y seamos realistas, el sistema policial es un asco. -Bien, dame el dinero, quiero irme. -Perfecto, uno de mis chóferes te llevará a donde les indiques. -Okey, adiós. -Adiós Zaira y gracias. Salí de la habitación pensando a donde pediría que me lleven, porque casa o algo similar que le llamará así, no había. Entonces lo decidí, le pedí a su chófer que por la mañana me llevara un banco, aliste una mochila con la ropa que me regalo y espere el momento. Al día siguiente, todo se dio tal y como se dijo, estaba a punto de subir al carro, me quedé parada esperando que ella saliera, pero no lo hizo, supe entonces que lo que sentía tal vez era solo efectos del encierro, claro, seamos sinceros, fue y es y será, un secuestro. Subí al auto y nos dirigimos al banco, un asesor me ayudo a cobrar el dinero y a sacar una tarjeta para depositarlo, una vez listo, pedí que el carro me llevará a un hotel, me quede ahí unos días.

En ese tiempo, tramite mi pasaporte, una vez listo, llame a una antigua amiga que radica en México. Conocí a Meyssi, hace un año cuando vino de intercambio al país. Yo estaba trabajando en un local de comida y ella fue muy amable, salimos un par de veces hasta que se regresó a su país, en ese tiempo me comento que si alguna vez viajaba a México y quería quedarme, su papá podría hacerme un contrato, para obtener residencia por trabajo. Cuando la llamé y le dije que tenía oportunidad de irme para allá, se alegró demasiado y sin pensarlo, compré los boletos, tengo miedo de que pasará en un país donde no conozco a nadie, pero quedarme aquí, ya no es una opción.

Una noche en la luna - BDSM -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora