Eritrofobia ⋆.˚ YeonGyu

Primera confesión

ᵕ̈ Todos los créditos a; @-nayture

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—Ya suéltame, Heeseung.

—No quiero. —Se negó apretando más el agarre en el brazo de su amigo. Beomgyu seguía tirando para poder irse, pero Heeseung no tenía la intención de dejar que escapara. — Sé a dónde te irás. Te he dicho miles de veces que no debes juntarte con los chicos más grandes, ellos no son buenos.

Cuando Beomgyu había entrado a la escuela a principio de año, el primer día tuvo la suerte de que alguien quiso acercarse a conocerlo, ese fue Hwang Heeseung. Nunca imaginó que encontraría a alguien que le gustasen los mismos animes que a él, que soñara tan alto al igual que él, y que disfrutase hacer los mismos deportes que él. Platicando sobre diversos temas, tanto Beomgyu como Heeseung, coincidían en muchos gustos, desde allí comenzaron a sentarse juntos en clase y a pasar los recesos juntos.

Heeseung era un chico muy cariñoso con las personas, no dejaba que nadie se despegara un segundo de él, más si acababan de conocerse.

—Te lo he dicho cientos de veces, ese hyung al que voy a molestar escapa de mi, no yo de él. —Heeseung fue aflojando su agarre cuando notó que Beomgyu lo arrastraba a la cafetería.

—Bien, si no vienes en cinco minutos, vas a devolverme la historieta que te presté. —Sentenció con una pizca de molestia, y luego de escuchar la respuesta de Beomgyu, se fue a regañadientes en busca de su hermano mayor.

El pelinegro rió negando con su cabeza, la actitud de Heeseung le dio mucha gracia y ternura al mismo tiempo.

Y hablando de ternura, su mirada no encontraba a la melena negra que tanto quería ver, ni siquiera localizó a sus amigos, lo que le pareció extraño. Entró a los pasillos, rastreando el lugar en su hazaña de atrapar a un hyung tomate sin éxito alguno, pero hallando algo más que podría guiarlo hasta su objetivo.

A pasos apresurados se acercó hasta un chico que se encontraba arreglando unas cosas dentro de su casillero.

—¡Hyung!

—¿Qué tal, niño? —Respondió al llamado del menor cerrando su casillero con una sonrisa.

—Estoy buscando a Yeonjun hyung, pero no lo he visto, ¿Sabes dónde puede estar?

—¿Yeon? —Rió un poco al recordar la penosa situación de su mejor amigo. — Ha faltado a clases porque no se siente bien, ayer salió a la calle sin paraguas y está pagando las consecuencias haciendo reposo. —Imaginó al mayor tendido en la cama con las mantas tapando hasta su roja nariz, la cual lo asimilaba con un adorable reno. Sonrió inconscientemente ante la imagen mental. —Por cierto, no nos hemos presentado como se debe anteriormente. Soy Choi Soobin.

El menor estrecho la mano de Soobin animadamente.

—Choi Beomgyu.

—Hoy iré a visitar a Yeonjun luego de la escuela, ¿Quieres que le envíe algún mensaje de tu parte? —Preguntó una vez ambos soltaron sus manos.

Beomgyu pensó unos cortos segundos, ¿Debería enviarle una carta o simplemente decirle a Soobin que le diga "recupérate pronto"?

Una idea se prendió sobre su cabeza, y se propuso que al llegar a casa abrazaría más fuerte a su madre por preocuparse siempre de servirle comida de más.

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—No me gusta que me cambien, hago lo que puedo para agradarte. —Lloriqueó Heeseung cruzado de brazos, su amigo tomó asiento a su lado.

—Deja de exagerar, no tardé más de cinco minutos, el receso ni ha terminado. —Contestó el acusado con una gran sonrisa.

Heeseung se acomodó para quedar frente a frente con Beomgyu, el cual reflejaba en su brillante mirada lo alegre que estaba.

—¿Por qué estás tan empeñado en molestar a ese tal Yeonjun?

La pregunta lo dejó mudo al ser tan repentina, ¿Qué era lo que tanto le atraía de Sunoo?

Pudo decir que era entretenido ver como se enojaba, que le parecía divertido ver sus reacciones al enojarse, que intentar sacarle canas verdes era solo para pasar el tiempo, pero contestó: —Porque me gusta desde el primer día que entré a esta escuela.

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