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SEUNGMIN

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SEUNGMIN

—Es un hijo de puta —volvió a llorar Jeongin, apoyado junto a su puerta.

Seungmin suspiró, aguantándose las ganas de estrangularlo.

—Jeongin —lo llamó, sujetándolo de la barbilla para asegurarse de que lo miraba—. Céntrate —ordenó—. Tus llaves. Dámelas.

Jeongin se sorbió la nariz y lo miró largamente unos segundos antes de rodar los ojos hacia el techo y soltar una risa estrangulada que terminó siendo un nuevo lloriqueo.

—Creo que se quedaron en su casa. Como mi corazón.

—Qué dramático de mierda que eres —se quejó, soltándolo, y nada más hacerlo tuvo que dar un paso hacia adelante y apretujar el cuerpo contra el suyo y la pared para evitar que cayera al suelo—. ¡¿Pero qué haces?! —volvió a quejarse, y a Jeongin se le escapó una risa floja.

—Creía que si me dejaba caer flotaría.

Odiaba a los borrachos.

—Eres muy guapo —observó Jeongin de pronto, y Seungmin dirigió los ojos hacia los de él, viendo que sus caras estaban a pocos centímetros de distancia.

Jeongin ladeó un poco la cabeza, mirándolo con toda la poca atención que sus ojos desenfocados parecían capaces de reunir.

—Si intentas besarme, estás muerto —amenazó.

—Changbin tiene buen gusto —susurró Jeongin, ignorándolo por completo.

Seungmin frunció el ceño.

—¿Sabes lo de Changbin?

—Os vi —respondió, bajando la voz. Ya no se reía, lo cual le ponía un poco nervioso, pero tampoco lloraba, haciendo que el nerviosismo se sintiera un poco compensado—. Y tu sobrino me lo contó.

—¿Pero y tú cuándo has hablado con mi sobrino?

—Fue... Sí... Eh... Ah, sí. El... El día en que... —Jeongin dejó de hablar y se echó a llorar de nuevo.

Seungmin resopló, apartando la mirada cuando Jeongin enterró la cara en uno de sus hombros.

—Ea, ea —le palmeó un hombro—. Deja de llorar. A este paso te vas a deshidratar.

—¿Jeongin?

Seungmin giró la cabeza por encima del hombro sobre el que estaba Jeongin, viendo a Hyunjin yendo hacia ellos. Por un instante creyó ver la luz al final del túnel: quizá eran amigos, quizá lo libraba de él. Pero entonces Jeongin se tensó por completo.

—¿Qué...? —volvió a hablar Hyunjin, sonando preocupado—. ¿Estás llorando? —Seungmin volvió a mirar a Jeongin.

—Lmfrgatf, Hyumgjin.

—¿Qué?

Suspiró y apartó a Jeongin un poco para que se le entendiera al hablar y Jeongin enfocó su mirada acuosa en él en vez de en Hyunjin. Había vuelto a dejar de llorar, y por cómo tenía también la mandíbula, tan tensa como el resto de su cuerpo, Seungmin comprendió que Hyunjin era la persona a la que Jeongin llevaba un buen rato insultando.

Tu desastre es mío | au hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora