Capítulo 2

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Harry Potter no es mío, le pertenece a J. K. Rowling.

Siendo honesto consigo mismo, Draco no esperó volver a abrir los ojos de nuevo. Así que cuando vió árboles y pasto frente a él se sintió bastante confundido porque estaba seguro de haber muerto.

O al menos eso creía, porque la sensación fue inquietantemente similar a los cortes que recibió en el baño.

"¿Te quedarás ahí como una estatua, niño?" Habló una voz a su espalda que lo hizo girar.

El rostro del rubio se puso extremadamente pálido cuando fue recibido por una capucha negra a menos de diez centímetros de él. En su intento de retroceder, tropezó y cayó sentado en la tierra con la boca a medio camino de un grito de puro terror.

El dementor permaneció quieto en su lugar, sin dar indicios de acercarse al chico indefenso. Una risa femenina se escuchó arriba de ellos.

"Cálmate, mi amigo aquí no te hará nada. De hecho, ya es su hora de irse." Draco no se atrevió a perder de vista al dementor.

El ser de túnicas negras alzó su mano putrefacta para atrapar un frasco arrojado desde arriba, con una luz intensa y blanca en su interior. Con un fuerte apretón, rompió el vidrio y soltó los restos hasta que solo la luz brillante quedó atrapada entre dos de sus dedos huesudos. El dementor giró su cabeza hacia arriba y soltó algo parecido a un gruñido.

"El alma de Peter Petegrew es un pago justo, ¿o prefieres la de Evan Rosier? Porque eso es lo único que te voy a ofrecer, lo tomas o lo dejas."

Draco vio a la criatura gruñir nuevamente antes de dar la vuelta y alejarse antes de perderse entre los árboles del bosque. Sintiéndose relativamente seguro, dirigió su mirada a la fuente de la voz encontrando en una de las ramas a una mujer familiar.

"¿Profesora Burbage?" La mujer sonrió de una forma que le recordó demasiado a su tía Bella.

"No, pero puedes llamarme así." Ella saltó de la rama, descendiendo suavemente en el aire antes de aterrizar frente a él y sentarse con los pies cruzados. "O Tethra, si te hace sentir menos culpable."

El rubio tragó saliva al ver sus ojos completamente negros y brillantes. "Yo... ¿Quién eres?"

"La que acaba de salvar tu alma de ser el almuerzo."

Él la miró incrédulo. "¿Salvarme?, entonces... ¿No morí?"

"Oh, estás muerto" aseguró, "lo que evité es que tu alma sea destruida."

"¿Por qué?"

La mujer hizo una expresión descontenta. "Porque te necesito para cambiar la historia. O para mejorar la de Harry Potter si soy más precisa."

"Por supuesto que todo tenía que tratarse de Potter." Draco puso los ojos en blanco más por reflejo que por intención. "¿Y por qué tendría yo que hacerlo?" Cuestionó, pues si tuviera la oportunidad de cambiar la historia, lo haría en beneficio propio y el de su familia.

"Fácil, porque si no lo haces, todas las personas que amas morirán."

El tono alegre con que se dijo esa afirmación le dio escalosfríos al rubio, sus uñas rasgaron el suelo con enojo y su expresión se llenó tanto de ira como de miedo. "Mientes, la guerra se acabó. El Señor Oscuro está muerto, mi madre y mis amigos son libres."

El clon de Charity Burbage se rió antes de agarrar fuertemente la cabeza de Draco y obligarlo a mirar sus ojos negros.

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El Club de las MandrágorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora