Ellos

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Tan hermosos, únicos. Su simple existencia da algo de sentido a la extremadamente podrida jungla donde vivimos.
Ellos... fuertes, inteligentes, algunos simplemente constituyen existencias maravillosas que llenan los vacíos en millones de corazones.
Definitivamente tales seres  son dignos de escuchar lo extraordinarios que son.
Pero no los glorifiquemos, no son perfectos, solo asombrosos. Testosterona andante, dispuestos al placer, ahogados en ríos de sudor y otros fluidos. Así son ellos, prodigiosas fuentes de felicidad.
La belleza escondida en sus miradas es solo apreciable para quien es capaz de entender que quererlos es un arte.
No cualquiera logra hacer que permanezcan atados a una misma alma toda su vida.
Amor del bueno, más que un simple impulso de comernos, los hombres nos aman, casi más de lo que podemos percibir.
                                           

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