Sin salida | Shadowpeach

Capitulo 1: Larga vida al mal

Al momento de su nacimiento él pensó que sería alabado igual que el mono dorado, siempre tuvo aquel borroso pensamiento desde muy pequeño pero su realidad fue cruel e injusta al instante dónde el se proclamó como el suceso de la tan gloriosa luna, una que por desgracia no es tan bendecida por sus buenas acciones.

Los ancianos al verlo no tuvieron misericordia en agarrar al pequeño primate y llevarlo por un largo viaje hacia los confines del abismo, conocido por ser un lugar inexistente por la poca vida que mantiene. Al llegar solo lo dejaron dentro de una cueva con poca comida, guardias y criadas que lo atendiera las veces que fueran necesaria para su crecimiento.

Creyeron que hacia lo correcto al mantener a la sombra lejos de su magnífico sol pero aquello alimento la ira de la misma, que con el pasar del tiempo crecía pensando que su existencia era una maldición y todo a raíz de los malos tratos que recibía al tener las visitas de los más viejos.

— Tu único labor es traer la paz de los monstruos que provenga de ti. Ser un rey para mantenerlos tranquilos, haz esa tarea y tú recompensa será plenamente agradecida por los dioses. — Extendió los brazos el que suponía ser el líder y sus acompañantes asintieron con cabeza baja a lo que dijo su mayor. Un joven Macaque lo único que hacía es escucha su patética charla mientras era torturado por cadenas que lo retenía de hacer movimiento alguno. — De negarte ante tu destin—

— ¿Agradecido? Desde cuándo mis obligaciones se volvieron una bendición para aquellos charlatanes. — Macaque expresó con burla, quedando más que satisfecho con la expresión que hizo el viejo. — Sabes cuando tengas un mejor argumento para cumplir tus caprichos, ven y te escucharé. Hasta entonces tú y tu séquitos de hipócritas puede irse a la mierda.

Él suspiro. — ¿Creí que eras más listo? Ahora me doy cuenta que lo único que abordar en tu putrefacto ser, es ignorancia. Una que será castigada por cien latigazos. 

Ligeros temblores rodearon al primate encadenado, aún cuando escucho lo que venía, se negó a mostrar debilidad. No debía importar si estaba más que acostumbra a este tipo de castigos impuestos en él, uno peor que el anterior.

Así que solo respiro hondo y aguanto, el primero le produjo un ardor que quemó con rapidez, el segundo fue el más salvaje ya que sintio como le arrancaba piel, el tercero la sangre empezaba a desbordarse, ya para los siguientes fueron mucho más duradero y constante que hasta sus gritos no pudo callar, porque le estaban destrozando la espalda sin importar todo el líquido carmesí que lo rodeaba o machaba alrededor no siquiera si esto le dejaba horrenda heridas que tendría que curase el mismo.

Macaque ya para el cincuenta y nueve, creyó perder la conciencia si no fuera que una cachetada lo hizo racional a tiempo para volver a sentí el látigo en su columna y arrancar otro pedazo de piel, dejando a la vista una espalda totalmente pelada con múltiples zonas abierta en carne viva.

— Tu que deshonras a nuestra especie, crees con el derecho de oponerte al destino impuesto en ti. No eres nadie, NADIE, ESCUCHASTE BIEN. — Lo golpeó com fuerza, sacándole el aliento a Macaque.

Bajo una ráfaga de dolor, el macaco ardió en irá pura, cegado por escasos segundos a su propio entorno. Que al momento de reaccionar ya no tenia control de si mismo, ni lo que provocaría.

Solo las sombras saben que sucedió en aquel agujero donde habitaba el supuesto rey, aquel día se tiñó de rojo junto a los gritos desamparados de quienes lo torturaron pero lo que si dejo marcado a los espectadores fueron las propias palabras de este al desafía a su propio destino.

— Tal vez tengas razón, mi única labor es cumplí su codicia pero mi mayor satisfacción será verlos caer uno por uno ante mi.

Perdóname por los errores ortográfico y la falta de sentido de este capítulo pero esto será como un borrador que puede ser cambio en un futuro :')