|| ᴊᴀꜱᴘᴇʀ ʜᴀʟᴇ x ᴏᴄ ||
Todo aquel que conocía a Annlynn sabía de su amor por las carreras ilegales de autos y motocicletas. Cada que había un evento de esta clase, ella estaba ahí, por lo que se hizo muy conocida en este mundo desde sus dieciseis añ...
La vida de Harper Annlynn Hart no ha sido facil. No la ha tratado de la mejor manera y haber estado en un orfanato la mayor parte de su vida no mejoraba las cosas.
Harper, cómo todos los niños, tenía una vida feliz ─dentro de lo que cabe─, tenía a su mejor amigo junto a ella en el orfanato, era alimentada y cuidada.
Era una niña risueña, alegre y carismática, siempre veías una sonrisa en el rostro de la rubia.
Pero todo eso cambió cuando en la noche de su cumpleaños número diez, su mejor amigo desapareció del orfanato sin dejar rastro.
Aquel chico de diecisiete años que la había cuidado desde que nació y la dejaron en las puertas del lugar, ya no estaba.
Simplemente se había ido dejando sola a la pequeña.
Había roto su promesa.
La había abandonado.
Con el pasar de los meses, Harper se volvió reservada, seria y callada, generó un carácter fuerte como medio de defensa. Ya no se relacionaba con ningún niño o niña del orfanato, salvó alguien, una pequeña bebé de meses que acababa de llegar al orfanato meses antes de su decisión.
Sin esperanzas de adopción en los diecisiete años que estuvo en el orfanato, Harper decide irse, estaba a poco tiempo de cumplir la mayoría de edad y ser echada del orfanato.
Si eso pasaba no podría seguir cuidando de la pequeña bebé con la que se había encariñado, así que, la rubia ideó un plan.
Se iría del orfanato, encontraría un trabajo, un lugar donde vivir y la forma de mantenerse ella y una bebé. Al cumplir los dieciocho podría regresar por la pequeña y adoptarla.
No sería fácil y quizás para ese entonces la pequeña sea adoptada, pero no perdía las esperanzas y así podría irse del lugar que tanto odiaba.
El día para ejecutar el plan había llegado, a la una de la mañana, la rubia entró al cuarto donde dormían los más pequeños.
Caminó hasta la cuna donde estaba la pequeña y la alzó en brazos con cuidado.
─Hola pequeña ─susurró cuando la vio abrir sus ojos. Dejó un beso en su frente mientras la cargaba y la pequeña llevaba sus manitas al cabello rubio de la más grande─. Tengo que irme, regresaré por ti cuando pueda adoptarte ─la pequeña la miraba atentamente─. Faltan diez meses para que cumpla la mayoría de edad, pero si alguien te adopta en este tiempo, espero que seas muy feliz con ellos y que te traten bien ─volvió a dejar un beso en la mejilla de la bebé que reía levemente por los cariños recibidos.
