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Lo primero que hice en la mañana fue investigar sobre él, sobre Kim Hongjoong .

En mi salón de la primera hora como me sentaba hasta atrás, tome una hoja y la hice una bolita, después la avente contra Liz, la chica se levanto de su asiento molesta.

–¿Quién fue?— preguntó con tono agresivo y rostro de indignación, pero curiosamente tenía una voz demasiado  aguda y no me la podía tomar enserio, no con esa voz de ardilla.

Le sonreí y ella cambió su expresión a una más amable y amistosa, con mi mano le pedí que viniera hacia mí, ella lo hizo mientras el profesor calificaba las tareas.

—¿Qué paso?— me preguntó tímidamente.

—Kim Hongjoong , ¿Lo conoces?

Liz negó... pero se puso pensativa y luego hizo una "oh" con su pequeña boca. —Ahora que recuerdo creo que es el número uno de la escuela.

—¿El número uno?–Pregunté curioso.

Asintió.—Si, ganó en las mate olimpíadas de la escuela, también en el concurso de ajedrez y por si fuera poco tiene el mejor promedio— dijo concisamente.
—Entonces es todo un nerd.

La peli negra asintió jugando con su cabello.

—Gracias princesa— acaricie su cabellera y sonrió.—Eso era todo.

Regresó a su asiento y yo puse toda mi concentración a mi libreta.

Cuando salí de la primera clase, fui directo hasta el tercer piso donde sería la siguiente, caminé porque el elevador estaba atascado como todos los días y hacer un poco de ejercicio no le hacia mal a nadie.

Vernon pasó su brazo por mi hombro. —¿Cómo vas Romeo?—me preguntó burlonamente.

—Apenas empezó el día, pero al menos tengo unos datos, no podrías hacérmelo más fácil y pasarme su horario para buscarlo..

Vernon negó con la cabeza.—No lo tengo, no se nada de él, sólo lo he visto unas cuantas veces en la biblioteca.

—¿Y cómo es?—Vernon sonrió descaradamente.

—Él es todo un caso Mingi.

Lo miré con una ceja alzada. —¿Debo preocuparme?—pregunté.

Vernon asintió.

La afirmación de Vernon me dejo algo preocupado pero decidí que no sería la gran cosa, un reto es un reto y a mi me gustaban.

Mire por los pasillos porque todos se había reunido en un punto específico silbando y burlándose, entonces vi a Yeosang frunciendo el entrecejo caminando con un vestido rosa floreado y sandalias de tacón, si es que a lo que él hacia se le podía llamar caminar.
Traté de no reírme pero cuando me mando un beso volado y saludo energéticamente a mi dirección no me aguante.

Yeosang sí era todo un caso..

Pase mis manos por mi cabello rosado, por el que di gracias a dios porque no se volvió como un chicle por la decoloración y fui hasta el salón corriendo para entrar antes que mi profesora y evitar que ella me cerrara la puerta en la cara.

Me senté a lado de Vernon y saque mis libros. —Vi a Yeosang— le dije.—Aún sigue siendo popular.

Vernon sonrió.

Cuando mis horarios terminaron camine a la biblioteca por primera vez desde que entre a la secundaría.

Sentí la mirada de todos los presentes ahí, como si fuera un bicho raro. Por dios Song Mingi iba a la biblioteca que hay de malo en ello.

Tome el primer libro que encontré y me senté en un lugar en la mesa.

Miré la portada y decidí que era aburrido, no quería saber nada de geometría, suspire y observe al chico que estaba frente a mi, al parecer leyendo y haciendo apuntes.

Era un asco, piel pálida pero descuidada, lentes de botella de pasta negra y gruesa, labios partidos sin color, pómulos grandes, ojos pequeños, el cabello azabache sin brillo, falto gusto por la ropa, una camisa azul fajada en pantalones de vestir color beige.

—Oye...— lo llamé para pedirle información, él me miro entre asombrado y curioso. El efecto de Song Mingi. —¿De casualidad conoces a Kim Hongjoong ?

—Sí lo conozco—respondió en voz baja.

—¿Enserio?, ¿Puedes decirme quién es?— pregunté más animado, entre más rápido hiciera esto mejor.

—¿Quién eres y para que lo quieres?

—¿No me conoces?, soy Song Mingi.

Él negó por lo que me sentí algo ofendido pero no podía exigirle nada cuando se veía claramente que era un ratón de biblioteca.

—Necesitó que me ayude con algunas materias. ¿Podrías decirme quién es?

Él me miró detenidamente lanzando un suspiro, su aliento mentolado golpeó el aire.—Soy yo.

Lo miré de nuevo, una y otra vez, cada vez más profundamente y...

Mierda.

𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐒𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora