El vacío

370 64 1
                                    



Parpadeó.

Se encontraba en una extraña habitación completamente negra que parecía más un vacío que otra cosa. No había luz, nada que se abriera paso a través de las densas sombras que rodeaban su cuerpo.

Una voz resonó a su alrededor.

"Es la hora".

Se estremeció al oír la voz, que parecía taladrarle los oídos y provocarle un dolor de cabeza casi instantáneo.

"¿Quién eres?", gritó, dándose la vuelta. No sabía muy bien cómo se mantenía en pie, pues parecía flotar en el vacío. Los humanos no podían flotar. ¿Quizás magia? O tal vez era culpa del dragón. "¿Dónde coño estoy?"

"Pues aquí estás, claro".

Una figura salió de entre las sombras.

Se tambaleó hacia atrás, con los ojos entrecerrados por la sospecha ante la misteriosa figura. "¿Quién coño eres?"

Otra figura apareció a su derecha, casi idéntica al otro ser en todo excepto en su menor estatura.

"¿Qué coño está pasando?", jadeó, presa del pánico. No tenía ni idea de lo que estaba pasando y lo único que quería era salir corriendo.

"Por favor. Mantén la calma. No queremos hacerte daño", dijo la figura más pequeña con una voz que apenas era más que un susurro.

"¿Quiénes son ustedes?" repitió Cale. "¿Dónde estoy?

Las figuras se bajaron las capuchas, revelando dos rostros y colores de pelo horriblemente familiares.

Cale se quedó paralizado. No podía moverse, a pesar de lo mucho que deseaba huir, escapar y encontrar una salida del vacío.

Las figuras dieron un paso al frente y cada una le puso una mano -manos que conocía tan íntimamente- a ambos lados de la cabeza.

"Recuerda...", susurraron las figuras, sus voces dolorosamente familiares e inquietantemente concurrentes. "Esta es la única forma de salvar a la persona que más amas. Recuerda".

Cale Henituse empezó a gritar de dolor, sintiendo que la cabeza se le partía en dos.

Ambrose Finley, de doce años, y Cale Henituse, de cuarenta, le vieron caer de rodillas, con rostros inexpresivos mientras sus gritos llenaban el vacío.

Guía de un personaje secundario para sobrevivir a un juego Otome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora