Capítulo 4: Mis deseos más profundos.
Era lunes día en que Guillermo tenía que entregar la propuesta a su jefe. Llegó corriendo a su trabajo junto con una carpeta llega de nuevos diseños. Sus manos le dolían por tanto dibujar y diseñar, pero se preocuparía por ese pequeño detalle después.
Camino hasta la oficina de su jefe saludando amablemente a Elena. —¡Buenos días!— intento trabajar con su respiración para mantenerse tranquilo.
—Despreocúpate aún no ha llegado, así que descansa un poco — miró agitado al omega— vamos pasa a su oficina y deja la carpeta. Yo le avisaré que estuviste aquí — Elena observó tensión Memo, estaba ojeroso, podría incluso especular que no había dormido en toda la noche, se notaba muy cansado.
—Gracias señorita Elena— entró a la oficina y dejó la carpeta de los bocetos en el escritorio para regresar a su lugar de trabajo. Tenía muchas otras cosas que hacer y no podía darse el lujo de descansar, al menos no hasta la hora de la salida.
Tomó asiento en su escritorio mientras todos sus compañeros lo observaron algo preocupados por su compañero.
—Memo, ¿Te sientes bien?—le preguntó Acevedo.
—De maravilla — sonrió intentando no preocupar a su amigo. Encendió su computadora con dificultad, sus manos le dolían por trabajar tanto, pero saliendo de trabajar tomaría un analgésico.
Miró de reojo su reloj de la computadora el cual marcaba las 8:20 a.m. —Deberías ir por un café, te noto cansado — Acevedo estaba preocupado, aunque él le ayudó el sábado a realizar algunos diseños sabía de sobra que ese día no acabaron ni la mitad del trabajo, lo más seguro es que Memo no había dormido nada y eso le preocupaba.
—Estaré bien— abrió el programa de edición para trabajar en otro diseño pendiente que tenía que entregar ese mismo día por la tarde.
—Ochoa el jefe ha llegado, pide verte en su oficina. — Juanito le informo, era quien generalmente contestaba la extensión del teléfono.
—Gracias— se levantó de su escritorio y nuevamente regresó aquel lugar en el que hace unos minutos estuvo.
—No viene de buenas, así que te deseo suerte— sabía que cuando estaba de mala era mejor avisar anticipadamente. —no toques la puerta, pasa directamente ya que él pidió verte.
—Muchas gracias— respiro profundo, sabía lo que le esperaba al desafiar el viernes a su jefe. Posiblemente sería el último día laborando en aquel lugar o al menos pensó eso. —Buenos días — saludo al entrar mientras Messi observaba la carpeta de diseños.
—Buenos días, sabes estos diseños tampoco me gustaron. Definitivamente no comprendo qué está pasando con tu trabajo.—Guillermo no supo cómo reaccionar ante esa respuesta de su jefe, pensó que esta vez tal vez alguno de sus diseños le convencería. El alfa cerró la carpeta y observó al omega — toma, te los re— no terminó su frase al observar el semblante de Ochoa .—¿Qué demonios te pasó? — miró el rostro demacrado de su fotógrafo.
—Bien, volveré a trabajar en esto — tomo la carpeta rápidamente y dio media vuelta caminando lo más rápido posible para salir de esa oficina.
—Oye espera —el alfa observó cómo se fue sin decir más, esperaba que el omega le respondiera algo ofensivo. Él sabía de sobra que los diseños eran extraordinarios y sólo quería jugar un poco con la paciencia. — Tss, ni siquiera me dijo nada — se levantó para dirigirse al área de marketing en dónde el equipo de Guillermo trabajaba. Camino hasta el escritorio de este y observó que no estaba en su lugar. —Acevedo, ¿en dónde está Ochoa?
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Cómo conocí a tu padre.
FanfictionGuillermo Ochoa es un omega famoso por ser uno de los mejores fotógrafos, nominado en los premios putlizer adquiere fama de su trabajo. Pese a las reglas que rigen la jerarquía en la que los alfas controlan el mundo, se posiciona como uno de los mej...