Just for me. (CANCELADO)

2. Príncipe al rescate.

-¡Le di mi numero!

-Enhorabuena- dice mi amigo levantándose y yendo a chocar los cinco conmigo, su novio nos mira desde el sofá, riéndose.

-Ahora tendrás que seguir- cuando termina esa frase, me doy cuenta de que tiene razón, ahora no puedo poner excusas para no hablar con Karl.

-Mierda, ¿Qué voy a hacer ahora?

Ambos se ríen de mi mientras mi emoción se vuelve agobio.

-Nick, tómatelo con calma, tienes tiempo para pensar- me calma Clay. 

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Al día siguiente, me despierto tarde, porque me dormí muy tarde, ya que no podía parar de pensar en Karl y en escenarios imaginarios románticos con él. Cosa que no ayuda cuando estoy intentando estar calmado y no sobre pensar toda la situación, ya que cada vez que pienso en él, mi imaginación me la juega. 

George ha notado que estoy mas embobado de lo normal, no duda en hacérmelo saber y en burlarse de mí por ello. Decido dar un paseo solo por la calle para librarme de mi amigo y despejar mi cerebro un poco. Así que salgo, caminando sin rumbo, al cabo de un largo rato, decido volverme a casa, hasta que veo cierto cartel.

"Universidad Lonsdale ", al ver la puerta abierta y sin pensarlo mucho, comienzo a caminar como si estudiase en esta institución, a los pocos minutos de caminar por los pasillos, me doy cuenta de que me he perdido, así que comienzo a caminar más lento y a fijarme en todos los carteles con la esperanza de encontrar algún mapa que me ayude de algo. 

De repente suena una campana, me sobresalto ya que no esperaba un timbre tan alto, una gran cantidad de gente empieza a salir de diferentes puertas, sigo caminando, como puedo, buscando una salida. 

Me choco con mucha gente por ir pendiente de mirar alrededor mientras camino, empiezo a sentirme pequeño y una oleada de sudores recorre mi cuerpo, haciendo que mis manos, a pesar de llevarlas metidas en los bolsillos de mi sudadera, empiecen a temblar como flanes. Mi boca saliva más de lo normal y los ruidos parecen más altos de lo que eran. 

Por fin, oigo una voz conocida, y giro poco a poco buscando a la persona que me llama, cosa complicada, estando tan abrumado. 

-Nick- le veo, Karl se acerca a mi con rapidez y agarra mi brazo con fuerza-, ¿estas bien?

-¿Eh?- no alcanzo a decir más, no puedo, es como si acabase de quedarme mudo y eso no ayuda mucho, sin la habilidad de explicarle que necesito salir, todo se vuelve peor. 

-No tienes buen aspecto, salgamos del edificio, ¿vale?- musito un "vale" que dudo que haya oído, con más suavidad entrelaza su brazo derecho con el mío izquierdo y me guía, esta vez no me choco con nadie, ni hay ruidos estrambóticos que desorientarían a cualquiera. 

Ya en el exterior, me sienta en un banco de piedra que no tiene respaldo, él rebusca en su mochila mientras yo me centro en respirar. 

-Ten- me tiende una botella metálica, la destapo y doy un corto trago, el agua fresca pasa por mi garganta, relajándome casi al instante-, ¿Estas mejor?

-Sí...- Digo entre respiraciones.- No sé que me ha pasado, gracias por ayudarme.

-Esta bien, si no lo hubiese hecho, me habría quedado preocupado por ti - su dulce sonrisa hace que mi cuerpo recuperé el control. 

-No podía hablar- susurro preocupado. 

-Sí, lo he notado, pero ya estas mejor.

-Gracias de nuevo, Karl, - le devuelvo su botella- debería volver a casa ya, solo salí a dar una vuelta hace...- miro mi reloj y me doy cuenta de que no ha pasado tan poco tiempo como pensaba- dos horas.

-¿Dos horas?- pregunta sorprendido.

-Sí, mis amigos estarán preocupados- rio nervioso, por no saber como continuar la conversación. 

-Nick, ten cuidado y descansa cuando llegues a casa- me ordena, ambos nos levantamos y lentamente camino hasta la salida, esperando prudentemente para girarme cuando él se comience a ir. 

Me giro y le veo, aun de pie delante del banco, con una mezcla de preocupación y alivio en su expresión, al notar que le estoy mirando, saluda con su mano mientras la otra sujeta su mochila, la cual esta colgando de su hombro. 

Rápidamente miro al frente, avergonzado porque ha visto como me giraba a comprobar si ya se iba, sigo caminando, al girar la calle, donde el ya no me puede ver, comienzo a correr, deseando llegar a casa para encerrarme en mi cuarto y gritar en un cojín. 

Al llegar, Clay me dice lo preocupado que estaba, porque cuando ha llegado de trabajar no había nadie, ya que George estaba en el trabajo, pero normalmente yo si estaba, también comienza a decir como tendría que haberle avisado de que había salido para no darle un susto así. Decido no contarle sobre la situación en la que he estado hoy, porque ya ha tenido suficiente, y yo también, así que cuando termina, le tranquilizo y me voy a mi cuarto, me tumbo y miro el techo.