Capítulo 18: Parte 2

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- Gracias Ashley, pero...
- Ningún pero, no voy a aceptar una negativa de tu parte, la boda es en dos meses y ahí te quiero ver, por cierto, no veo a mi novio, iré a buscarlo - dio dos pasos y se volteó a verme - no excusas Daysi - agregó y me guiñó un ojo.
- Es una lástima que no te guste el chocolate, se me había ocurrido una idea genial - dijo pícaramente y después tomó un bocadillo.
- Pero, ¿cómo puedes decirme eso después de lo que acaba de decirme tu hermana? - pregunté angustiada, ¿que acaso él no podía pensar en otra cosa que no fuera sexo?
- No hay nada que decir al respecto - se llevó el bocadillo completo a la boca.
- ¿Perdón?, tu hermana cree que nos conocemos de años, que soy casi un modelo a seguir y encima parece estar empeñada en que vaya a su boda con ti go.
- Así es Ashley, cuando se le mete una idea en la cabeza, no hay poder humano que se la quite, pero yo no le veo mayor problema a lo que te dice, mejor que siga pensando que eres un modelo a seguir, y en cuanto a la boda, vamos y ya.
- ¿Y lo dices tan tranquilo?, se te olvida un pequeño detalle, yo tengo novio.
- Eso no es problema, tu novio seguramente tendrá un negocio que cerrar ese fin de semana - aseguró irónico y serio, con una expresión en el rostro que no le había visto.
- ¿Y Julieta?
- ¿Que no es mi novia! - exclamó molesto y tomó una copa que se bebió de un trago.
- No, por supuesto que no - dije sarcástica.
- Piensa lo que quieras.
- Perfecto, entonces ve con ella a la boda, porque yo no iré de ningún modo - aseguré.
- ¿Estás celosa? - preguntó mirándome a los ojos.
- ¡Tú no tienes vergüenza de verdad! - exclamé exasperada.
- Eso no responde mi pregunta.
- Estoy tan celosa de Julieta como tú lo estás de Brandon, ¿satisfecho? - respondí irónica.
- ¿Alguien dijo mi nombre? - exclamó ella acercándose a él y tomándolo del brazo, lo bueno es que no era su novia, no sé qué le haría si en realidad lo fuera.
- Con permiso, tengo que checar cosas en la cocina - dije y me alejé.
- ¿Qué le pasa? - escuché que Julieta le preguntó.
- Nada mi niña, seguro está estresada por todo el evento.

Entré a la cocina y me dieron ganas de aventar los sartenes, es que no había conocido hombre más cínico en toda mi vida, mira que negar y engañar a la novia en el mismo lugar donde ella se encontraba. Me llevé una mano a la frente, es que yo no podía ser más *******, ¿qué me daba ese hombre que me hacía perder la cordura?, bueno, sí lo sabía, el mejor sexo que había tenido jamás, pero no podía dejarme llevar por eso, debía encontrar la forma de recobrar la sensatez.

Era lunes por la noche y yo seguía en la oficina, como iba a tomar un par de días libres porque finalmente Brandon y yo nos iríamos de vacaciones, tenía que dejar todo listo en la oficina. Estaba concentrada respondiendo unos mails cuando escuché que tocaron mi puerta, giré la cabeza y casi me da un paro cardíaco cuando vi que era Zayn.

- ¿Tú?, ¿qué haces aquí? - pregunté más que sorprendida.
- Buenas noches, yo muy bien, aunque no tanto como tú - exclamó con una gran sonrisa entrando y se quedó de pie del otro lado del escritorio.
- Buenas noches Zayn, ¿cómo estás?
- Que diferencia, primero los saludos y luego lo que quieras.
- Ahora sí me puedes decir a que debo el honor de tu visita.
- Ashley me pidió que te entregara esto - respondió entregándome un sobre blanco en el que estaba escrito mi nombre con una hermosa letra - le has caído de maravilla ya que ha sido muy selectiva con los invitados no sé qué le hiciste, pero te quiere ahí.
- Zayn, pero yo... ¿tú quieres que yo vaya?
- Sería divertido, va a ser en Miami, imagínate, el mar, la playa, el sol, la arena, tú y yo desnudos al anochecer - respondió mientras caminaba y se paraba junto a mí, recargado en el escritorio, yo hice un poco la silla para atrás, nerviosa - además, Ashley no te perdonaría tu ausencia y sabe dónde encontrarte y no querrás conocerla enfadada, hasta asusta a Jaxon, así que imagínate.
- Trataré, pero la verdad no te lo aseguro.

Me dio una de esas sonrisas arrebatadoras que elevaba mi pulso a mil y entonces recordé lo que había fantaseado con él en varias ocasiones, mi corazón se aceleró ante semejante idea, no imaginé que pudiera cumplirla, lo bueno es que pasaban de las ocho y no había nadie más en la oficina, salvo los vigilantes pero se encontraban en la planta baja, así que decidí arriesgarme.

- Necesito ir a la oficina de mi jefe por unos papeles - dije para despistarlo, quería tomarlo por sorpresa.
- Está bien, te espero.

Le di una pequeña sonrisa y salí, entré a la oficina de Olivia y le agradecí su vanidad como nunca antes. Me miré en el espejo que tenía pegado detrás de la puerta y arreglé un poco mi cabello, no sé para que con lo que tenía planeado hacer. Caminé de puntas a mi oficina y lo vi sentado sosteniendo y mirando una foto mía con Brandon, se me había olvidado que la tenía ahí. Cerré despacio la puerta de la oficina y le puse el seguro, caminé tratando de no hacer ruido y cuando estuve a su lado, le quite el portarretratos de la mano y lo puse con la foto hacia abajo sobre el escritorio.

Me miró y entonces yo me senté encima de él, con mis piernas a sus costados, me sonrió sensualmente, adoraba esas sonrisas, puse mis manos sobre el respaldo de la silla y lo besé apasionadamente, él me abrazó y comenzó a acariciar mi espalda, devorando mi lengua, yo comencé a desabrochar su camisa sin dejar de besarlo y él me sacaba la blusa de la falda, cuando lo logró, acarició la piel de mi espalda y sentí que movía sus dedos para desabrochar mi blusa, pero lo frené.

Me hice un poco hacia atrás y la desbroché yo lentamente, él me miraba fascinado, con la sonrisa retorcida, me abrí la blusa y desabroché el sostén, de casualidad me había puesto uno que se abrochaba por enfrente, cuando destapé mis senos él comenzó a besarlos, pasando su lengua por mis pezones, yo emití un suave jadeo y eché mi cabeza hacia atrás por las sensaciones que me provocaban sus labios.

Subió mi falda y comenzó a retirar mi ropa interior, me puse de pie para quitármela por completo y él saco un condón de la bolsa del pantalón, me sorprendía tanto que siempre llevara uno consigo, no quise pensar en eso, sólo disfrutar del momento. Le quite el condón de la mano, le desabroché el pantalón y me hinqué, me llevé su erección a la boca y él emitió un gruñido delicioso, así que seguí absorbiéndoselo con delicadeza, su cabeza la tenía hacia atrás y se lamía los labios gimiendo con sus dedos enterrados en mis cabellos.

Cuando ya no aguanté más, le coloqué el condón y me monté en él emitiendo un gemido cuando lo sentí dentro de mí, él levanto la cara, me tomó por nalgas y me ayudo a subir y bajar mientras nos besábamos frenéticamente, yo tenía los ojos cerrados, concentrada únicamente en las maravillosas sensaciones que me hacía sentir, me fascinaba la forma en que se movía en mi interior. Nos separamos para respirar, pero nuestros labios seguían juntos, jadeando, inundando nuestras bocas con el tibio aliento que emanábamos. Le sujeté las manos y las enlacé con las mías colocándolas en los costados de su cabeza.

- Me fascina cuando tomas el control - susurró con la voz entre cortada.
- Te haré mi esclavo, entonces - dije mientras me movía en círculos.
- Hazme lo que quieras... pero, no me dejes.

Le sonreí y seguí moviéndome, no quería engancharme en sus palabras, no cuando estábamos teniendo sexo, en ese estado se dicen muchas cosas, pero no tienen el mismo valor a cuando se dicen con los cinco sentidos bien puestos. Apreté más sus manos cuando sentí que juntos llegábamos al orgasmo y recargué la cabeza en el respaldo de la silla, él se soltó y me abrazó fuertemente.

- De verdad eres maravillosa - susurró en mi oído y una sonrisa apareció en mi rostro.
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Grande TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora