Parte 10

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"Tú y yo tenemos que hablar, y no vas a seguir escapándote de esta conversación, o vienes a la sala de ensayo o iré a tu casa a hablar, y sabes que estando molesto hablo a los gritos. Te espero a la hora de los ensayos de siempre, hoy, o mañana yo iré"

Los mensajes de Travis siempre se distinguieron por tener un pequeño toque de intimidación en sus palabras, ya que no somos los típicos amigos que hablan horas por mensaje. Nosotros nos distinguíamos por ser pseudo hermanos, vivíamos en la casa del otro, y nuestras familias eran amigas asique no tenían problema, siempre y cuando fuéramos intercambiando de estadía, aunque no era lo mismo. En casa de Travis teníamos un lugar específico para nosotros, podíamos hacer todo el ruido que quisiéramos, en mi casa el ruido estaba limitado en un horario y un volumen determinado, claro estaba que podíamos ensayar si quisiéramos, pero en casa de Travis los ensayos se transformaban en pequeños conciertos para los vecinos.

Hacía años que no atravesaba esa gigantesca puerta de roble oscuro que la familia Miles tenía como entrada del garaje, o, en otras palabras, nuestra sala de ensayo. Las manos me temblaban, tanto que no podía sostener con firmeza la manija de la puerta, por suerte mi amigo siempre tuvo el oído de un sabueso y apenas tantee la manija el mismo la abrió por mí.

– Te estaba esperando... – dijo con una voz fúnebre, para luego sonreír y carcajearse – es broma mel, si te esperaba, pero esto no será tu juicio final.

Lo miré con un poco de fastidio para luego ingresar. Todo estaba en su lugar: el viejo sofá cama lo más lejos posible de las luces colgantes instaladas, la batería impecable, aunque con detalles nuevos, parece que ha tenido mantenimiento, el pie del micrófono y los amplificadores seguían en su lugar.

"Siento que nunca me hubiese ido"

– Lo sé – menciono luego de apartar la vista del celular – sin contar los desmanes que tuvo Petuña – dijo refiriéndose a su batería – todo sigue igual, no iba a modificar algo que hicimos juntos.

Me moví por el espacio observando todo, la nostalgia se apodero por completo de mi cuerpo y no pude evitar que cayeran algunas lágrimas. Las limpie rápidamente y voltee a ver a Travis, el cual ya estaba en el sillón listo para esa charla que teníamos por delante. Me senté junto a él en la misma posición que acostumbrábamos, mi amigo sentado como un señorito inglés y yo de costado, dejando mis piernas sobre las suyas donde se convertían en los tambores de batería más raros que hubiera conocido, ya Travis se dedicaba a tener las 24 horas del día las baquetas en sus manos. Hoy fue la excepción, en sus manos solo estaba el celular por el cual le llegarían mis mensajes.

– Ahora quiero que me digas que está pasando, porque me plantaste el día de la presentación, porque desapareciste durante 7 años y ahora apareces sin una gota de esa gloriosa voz que tenías.

"El día de la presentación perdí la voz, y estuve durante años en tratamientos para recuperarla, lo bueno fue que estuve con mi abuela ese tiempo"

—Entonces—Decía mientras miraba su celular— ni siquiera estuviste en la ciudad, te fuiste bien a la capital de Buenos Aires para recuperar la voz. Si sabes que existen los celulares ¿verdad?

"Si Travis, conozco los celulares"

– Pudiste avisarme, ¿por qué no lo hiciste?

"No pude hacerlo, sino obviamente te hubiera avisado"

– Sino pudiste algo te falta contarme.

"No me falta nada"

– Jacob y yo creímos haberte oído en la fiesta, ¿segura que no te falta nada?

"Completamente segura"

– Y estuviste 7 años sin hablarme, y ni siquiera se te ocurrió decirme que volverías o que estudiarías conmigo. Creí que éramos amigos.

"Travis si somos amigos, perdí tu contacto no pude hablarte"

– Si fuéramos amigos no me ocultarías que te paso, hay algo que no me estas contando Melissa.

– Si somos amigos.

La expresión de Travis estaba congelada, volteo a verme y solo me encontró a mí, con mis manos tapando mis labios, a punto de llorar.

– Nunca perdiste la voz, ¿verdad?

– Si lo hice, cuando fui a vivir con mi abuela la recuperé.

– ¿Y por qué sigues fingiendo? – Menciono, estaba al borde de las lágrimas – mentirle a todo el mundo, mentirme a mí, ¿cómo lo puedes justificar?

– A todo el mundo es muy largo de explicar, y a ti fue porque no era algo que debiéramos hablar por mensaje ¿no crees?

– ... ¿Algún día me contaras que te paso?

– Lo prometo, pero por ahora debe seguir en secreto. 

SordomudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora