"Si eres solo una obsesión, maldigo el momento que te conocí porque ahora te necesito como una droga. Cuando adormeces mi sentidos, me haces creer que todo estará bien, y una sola palabra tuya basta para lograrlo. Pequeña obsesión, mienteme porque te necesito".
El tiempo había pasado sin piedad después de una larga guerra en la que humanos y autobots salieron triunfando sobre los decepticons. Al finalizar dicha batalla, el mundo quedó casi destruido, sin embargo, con una nueva alianza entre los humanos y los transformers restantes, se logró salvar el planeta, e incluso, hubo una evolución de ambas razas. Los humanos lograron avanzar increíblemente en su tecnología, consiguiendo dominar los viajes entre mundos, incluso atravesando galaxias.
En ese momento, ni el cielo era el límite.
El infinito espacio parecía llamar a los más aventureros, por suerte, gracias a los recursos y descubrimientos en la tierra, los autobots encontraron otro enorme planeta que era capaz de adaptarse para darles un mundo en el cual vivir.
Ese nuevo mundo fue la salvación de los transformers, quienes descubrieron unos cristales que al fusionarse creaban una sustancia liquida capas de ser convertida en energon con un proceso rápido y amigable con el ambiente de ese lugar. Parecía el paraíso, un sueño hecho realidad que por fin trajo paz a la vida de esos dioses sin hogar.
Humanos y transformers celebraron dicho descubrimiento, no sin antes firmar un tratado de completa paz entre ambos mundos. Ese era el comienzo de algo grande, algo increíble.
Para fortalecer la alianza, los humanos y autobots tenían total acceso unos a otros entre sus mundos. Algunos transformers desearon quedarse en la tierra y otros prefirieron empezar de 0 en su nuevo mundo, siendo liderados por Optimus Prime, quien sin dudarlo, aceptó su responsabilidad para guiar y proteger a su gente manteniendo la paz entre ambas razas.
Pasaron algunos años después de esa despedida y Optimus Prime miró por última vez el atardecer en la tierra con sus amigos, su familia. Extrañaba a su amigo Bumblebee, el cual había optado por permanecer en la tierra con su familia humana, a pesar de que comprendía la diferencia en la duración de sus vidas.
Optimus respetó la decisión de su amigo y se sentía aliviado al tener un camarada tan confiable en el mundo humano. Él sabía que Bumblebee era capaz de mantener el orden y la paz en ese nuevo mundo de criaturas aún jóvenes. Sin embargo, muy en el fondo sentía…¿Envidia?
Entre sus pensamientos se maldecía por tales ideas, no obstante, era imposible negarlo.
Él era el líder de los transformers, la esperanza de los autobots, quien los representaba. Optimus Prime, el gran y ultimo Prime. Sus aliados lo apreciaban, respetaban y confiaban en él, sabía que tenía amigos y el apoyo de su gente, a la cual nunca sería capaz de traicionar de forma consciente.
Él daría su vida por proteger a quienes amaba, y sabía que también habían autobots que darían la vida por él, no obstante, parecía haber sido contagiado del deseo humano por más.
En su enorme cuartel, y a pesar de que siempre estaba en misiones, ocupado y rodeado de compañeros, su interior estaba…Vacío.
No comprendía la sensación por completo, ´pero era como si algo no estuviera bien nunca. La logró ignorar durante unos 8 o 10 años, pero luego empezó a volverse muy intensa. Como líder de batalla, había procurado mantener seguro su mundo y a su gente, estaba feliz por cumplir su misión, notando la paz fortalecerse en ambos mundos, sin embargo, eso al mismo tiempo le daba una sensación de…Nada.
La paz se había vuelto asfixiante, y poco a poco, él se sentía inútil.
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Mira las estrellas y sueña que alguna es mi alma (Optimus x Lectora)
FanfictionEn medio de la guerra, Optimus Prime fue enviado con una pequeña parte de sus tropas a un mundo desconocido, donde se ocultarian de los Decepticons para proteger la chispa suprema. Por desgracia, dicha chispa se perdió en el complicado aterrizaje de...