9. Complices

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- Me tengo que ir.

Zhan miró su reloj. Su madre estaba esperando en el auto y Niannian sostenia a Yibo.

- Papá, no te vayas tan rápido. ¿Podemos jugar? - Las mejillas de la pequeña pronto se vieron manchadas de lágrimas. - Incluso si no quieres jugar. Si estás cansado. Puedo hacerte unos masajes. ¿O podemos comprar un helado? La abuela me dio dio dinero.... Si no tienes. Yo puedo comprarlo por los dos. No te vayas.

Zhan no podía escuchar lo que su hija estaba diciendo, le hablaba muy bajito con la complicidad a su padre. - Quiero tener más momentos contigo. Siempre te vas... ¿Por qué no me llevas contigo?

Yibo miró a su pequeña y la sostuvo del rostro arrodillandose para ponerse a su nivel. - Hay algun problema. ¿No estás feliz con tu papi? ¿Qué pasa mi cielo?

Para entonces, Zhan ya había dado varios pasos adelante para poder enterarse y pudo sentir como su corazón se estrujaba con las palabras de Niannian. - Papi no es el problema. La abuela siempre me dice cosas que no me gustan. Yo no quiero escucharla... Siempre dice cosas de ti. Yo se que tu no eres así Papá. Pero no quiero escucharla. Además ella está presentándole novios a papi, incluso no le importa que papi se enoje. No quiero... No quiero... Papi ya tiene un novio. No quiero. - Nian Nian se abrazó a Yibo con fuerza. - No quiero papi. Llévame contigo por una vez.

- Señorita. Nos tenemos que ir.

- Papá me va a llevar a comer helado.

Zhan suspiró. - Hoy no es su día de visita. El baile fue una excepción.

- Zhan. La niña está desanimada.

- Yo la animaré. Como siempre ño he hecho, cuando te perdiste por tanto tiempo. Adivina, ¿Quién calmó su llanto?... - Zhan sonrió de forma sarcástica.

- Te llevaré a comer helado otro día.

Niannian sorbio sus lágrimas.

- Papi.

Ella hizo un mohín muy parecido a los que hacía Yibo, cuando el se enojaba demasiado.

- Niannian te dije que hoy no.

- ¿Qué tal si tu vas a comer helado con papá y me llevas? Así no rompes las reglas.

- No quiero comer helado.

Yibo se puso a su lado. Zhan había levantado a la pequeña entre sus manos. - ¿Por qué eres tan caprichosa?

Le limpió las lágrimas pero seguía liberando un par de grandes gotas de vez en cuando.

- ¿Zhan? ¿Podrías hacer una excepción?

- Está bien. - Finalmente se rindió sintiendose arrinconado por ambos.

- ¿Vamos a comer helado?

- Sí!

Niannian festejó pero entonces cayó en cuenta de algo. Y se preocupó. - Uno... Dos... Y tres. - Frunció su ceño.

- ¿Qué pasa?

Ella rascó su cabeza con su cabello ya despelucado por el día ajetreado. - Es que... Es que... Tengo 2 dolares. Yo te dije que compraba el helado. ¿Alcanza para los tres?

Por supuesto, independiente de lo especial de la ocasión ya que ella no recordaba un momento en que hubiera compartido con sus padres a la vez, a excepción de los eventos especiales. Ella no pensaba no saborear un rico helado.

- No te preocupes. Mi amor... Yo pagare está vez por los tres.

- Yo no necesito que pagues nada mio.

Yibo solo se sonrio y sentó a la niña en el asiento trasero y la aseguró.

Zhan realmente no quería... Pero su ex. Lucía especialmente guapo ese día. Era como si se hubiera vestido con el único propósito de que el no pudiera quitarle los ojos de encima. Su mirada recorrió toda la línea del perfil de Yibo deteniéndose en cada detalle. De nuevo el calor se fue acumulando en sus mejillas y sin percatarse su mirada cayó en la entrepierna. Incluso cuando no tenía una erección, Zhan podía vislumbrar la silueta del gran falo... Se relamio los labios... Pensó que Yibo no se daría cuenta hasta que este mismo le dirigió una mirada cautelosa que le recordó que Niannian estaba en el auto.

Zhan se ajusto en el asiento del copiloto sintiendose descubierto hasta que Yibo puso su mano en la nuca. Zhan quiso apartarse pero de nuevo su cuerpo era un traidor calentándose con el simple tacto.

- ¿Zhan? ¿Aquí?

El pelinegro asintió y se bajó en el acto de auto evitando que el otro le tocara de nuevo.

Zhan ordenó un helado para el y el otro para su hija y dejó a Yibo solo en la registradora. Niannian no quiso desaprovechar la piscina de pelotas... La mesa en la que estaban sus padres observándola sin decir una palabra era alta y pequeña. Por lo que a pesar de las evasivas ambos estaban muy cerca. Zhan sonrió a su hija a la vez que lamio la bola de helado...

Su atención fue absorta cuando Yibo limpio la comisura de sus labios.

- Deja de hacer eso. No somos pareja.

- Sólo te limpie la crema.

El castaño sonrió y Zhan tuvo que tragarse la frustración. No sabía cómo lidiar con Yibo cuando lo único que quería era sentarse a horcajadas sobre el y que lo llenará de nuevo.

- Seguro. Mantente alejado de mi!

- Esta bien. - Yibo inclinó la cabeza hacia un lado de tal manera que Zhan percibió toda la colonia de bleu de Chanel que tanto amaba en su ex. Cuando eran esposos... Ya no eran.

En seguida su mirada se enfocó en los labios.

Niannian observaba de otro lado de la piscina.

Zhan conservo su mirada en los labios ansioso y el beso que Yibo le dio fue pequeño.

- Estás hermoso... - Susurró con voz aterciopelada que recorrió toda su piel en un cosquilleo.

Zhan no dejo que se escapara y se presionó contra el. Sin embargo una mirada intensa le hizo abrir los ojos y separarse agitado tratándo de ser consciente.

- Papi yo no estaba viendo. - Niannian se cubrió la cara con una sonrisa traviesa. - Pueden seguir. - No veo nada. - Con sus mirada a través de los pequeños dedos. - Afirmó.

Yibo soltó una carcajada al ver como su hija era una pequeña alcahueta y su cómplice. En cambio el rostro de Zhan se veía fastidiado. Al menos lo pretendía muy bien.

- ¿No puedes ver nada? - Puso un beso suave y sensual sobre la mejilla de Zhan. El doncel lo eempujó. - Basta!

- No Papá. No veo nada.

- Tal para cual. - Zhan respiró profundamente exasperado un poco. Aunque en el fondo quería reír.

Ex-pososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora