O1

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Kim Nayeon, el nombre de una chica víctima de bullyng, alguien más debil que no podía defenderse de sus abusadores.

La vida es muy cruel, la mayoría de veces lo era con ella. ¿Que les había hecho? Eso mismo se preguntaba ella.

Nayeon odia con todo su ser aquel grupito de abusadores, lo odia con todo su ser.

...

Nayeon soltando un suspiró guardado se adentró al salón de clases haciendo que todos guardarán silencio y voltearan a verla.

Se maldició a sus adentros, bajando la mirada con temor.

El maestro la miraba con enojo y burla, viendola tan malditamente indefensa.

—¿Sabes que hora es, no?—Decía el maestro con dureza.

Nayeon trago en seco, aguantando no soltar lágrimas y así evitar humillarse.

—¿¡Que fue lo que te dije!?—Dijo el maestro gritando.

Ella se sobresaltó subiendo la mirada con temor, viendo al maestro en un rojo de enojo.

—Son las ocho y treinta de la mañana—Dijo ella en un susurro tembloroso.

Este sonrió, caminando con rapidez y así agarrando con fuerza las mejillas de la menor.

—¿¡Que fue lo que te dije!?—Gritó el con fuerza.

Nayeon soltó un sollozo del dolor ante el brusco tacto en sus mejillas.

—N-No llegar tarde—Decía entre sollozos.

Este la soltó con fuerza, haciendo que esta se choque con la puerta.

—Ve a tu asiento, no me importa si no entiendes el tema—Decía el maestro con enojo—Te quedaras en silencio. DongEun, pasa al frente, Nayeon ve atrás—Dijo con dureza.

Nayeon pudo ver a Myeongoh como le sonreía con perversidad, esta soltó una lagrima rebelde.

—¡Largo de mi vista!—Volvió a gritar el profesor haciendo que Nayeon vaya con rapidez hacia el asiento final.

Su vida es una completa mierda.

.

.

Nayeon yacía escondida en el baño, tapando sus labios así para evitar que algien escuchara sus sollozos.

—¿En donde estas, bollito?—Decía HyeJeong con burla.

Nayeon quería ir a su casa, ocultarse de todas sus desgracias, abrazarse y desaparecer.

—Abre la puerta, Nayeon—Decía Myeongoh llamando dos veces a la puerta.

Nayeon había dejado de respirar, sintiendo sus lágrimas salir sin control, sintiéndose fallecer en ese momento.

—Abre la maldita puerta si no quieres que te mate—Decía con lentitud y dureza.

Nayeon miraba hacia todos lados, intentando saber por donde escaparse. Pero no había escapatoria, ella estaba perdida.

La puerta se abrió con fuerza, haciendo que la puerta del cubículo se desgarrara.

Este agarró con fuerza los castaños cabellos de Nayeon haciendo que esta gritara.

Ambos la sacaron a rastras, nadie hacia nada más que mirar y murmurar.

Nadie hablaba por miedo a que le hicieran lo mismo, malditos hijos de puta.

Cuando llegaron a la cancha de baloncesto ambos tiraron en delgado y delicado cuerpo de la castaña, haciendo que el estruendo se escuchase.

Yeojin sonreía, parando de quemar a DongEun.

Los gritos y sollozos eran presentes, aquella cancha era un caos.

—¿Que no quieren jugar? Seremos amables—Decía Yeojin sonriendo con inocencia.

Nayeon soltó un sollozo al sentir como HyeJeong agarraba con fuerza sus castaños cabellos.

—¡Callate, perra!—Gritaba HyeJeong haciendo que Nayeon callara sus sollozos.

Sara se reía al ver la escena, maldita drogadicta.

—¿Por qué tratas así a nuestra amiga? Recuerda que somos alguien amables—Decía Yeojin con burla.

Sara se levantó, caminando hacia Nayeon.

—¿Fuiste tu la que le dijo a mi padre sobre el joven apuesto?—Decía Sara cerca del rostro de Nayeon.

Está negó con temor. Sara rodeo los ojos, propinandole una fuerte cachetada.

—¡No me mientas, zorra!—Gritaba lanzandole un fuerte golpe con su rodilla en el rostro de Nayeon.

Está cayó, haciendo que su cabeza diera un fuerte golpe al suelo.

Myeongoh agarro a Sara, haciendo que esta se suelte de él con asco.

—Calmate ya, Sara. Recuerda que jugaremos un rato con ella, así estarás agotadola—Decía Yeojin formando un puchero con sus labios.

Jaejun que desde lejos miraba la escena, bajó su mirada, viendo como la falda de Nayeon estaba alzada.

Sonriendo con picardia, aun así viendo como ella llevaba pantalones no tan cortos.

—Esa maldita me las pagará, juro que la mataré—Decía Sara con furia.

Yeojin sonrió, agarrando de los cabellos a Nayeon haciendo que estabas levantará como pudo.

—¿Vez a esa muerta de hambre?—Decía Yeojin viendo cómo DongEun se arrastraba hacia la salida.

—Tu acabarás así si abres tu horrenda boca, tu acabarás muerta si hablas—Dijo Yeojin apretando aún más el agarre.

Nayeon sollozaba hipando, sintiendo su cuerpo quemar.

—Myeongoh, HyeJeong. Háganme un favor, no la suelten ni siquiera para moverse—Dijo mirándolos de forma autoritaria.

Ellos con rapidez agarraron el pequeño y delgado cuerpo de Nayeon, haciendola levantar con rapidez.

Nayeon sentía su labio y nariz sangrar, mirando hacia todos lados en búsqueda de ayuda.

—Ayúdame—Decía entre susurros.

Jaejun miraba toda la escena con una media sonrisa.

—Kim Nayeon, debiste quedarte callada, maldita perra—Decía Sara, poniendo el rizado caliente en la desnuda piel del brazo de Nayeon.

Ella gritaba entre sollozos, removiendose. Gritando ayuda, sintiendo fallecer del dolor.

—¡No diré nada, me duele!—Gritaba Nayeon entre sollozos.

Yeojin soltaba carcajadas, apretando la caliente plancha en los blanquecinos brazos de Nayeon.

Sara miraba con una sonrisa satisfactoria, viendola retorcerse del dolor.

Yeojin la empujó con fuerza haciendo que Nayeon cayera al suelo, sintiéndose arder.

—Jaejun, esta es una oportunidad, aprovechala—Dijo Yeojin señalando el pequeño cuerpo de Nayeon que yacía sollozante.

Jaejun la miró con perversión, caminando hacia ella a paso rápido.

—Necesito privacidad, larguense—Dijo Jaejun aún mirando el cuerpo de Nayeon.

Yeojin rodeo los ojos, saliendo de la habitación.

Los gritos de ayuda se hicieron presentes, DongEun se tapó sus ojos acurrucandose, deseando que pararán de hacerle daño a esa pobre chica.

—¡Me duele, ya no más!—Gritaba Nayeon entre sollozos.

Malditos.

El abusaba de ella, golpeandola repetidas veces haciendola botar sangre.

Sentía desgarrarse por dentro, cerrando sus ojos desmayandose.

Jaejun se acomodó sus pantalones viendo el quieto cuerpo de su acompañante.

—Ya luego les diré que te lleven a la enfermería—Dijo el, viendo a Nayeon con los ojos entre cerrados.

Jaejun se merecía todo lo malo del mundo.

I would like to be herDonde viven las historias. Descúbrelo ahora