★One Shots★| All x Takemichi

𝐌𝐢 𝐥𝐢𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐮𝐦𝐩𝐥𝐢𝐧𝐠 - ★𝐌𝐢𝐓𝐚𝐤𝐞★

— Baji no corras tan rápido, puedes caerte... ¡perdón señor! — la femenina se disculpó por haberlo golpeado sin querer.

— Está bien, vayan con cuidado ¿es tu hermanito? — la castaña asintió — es muy lindo.

Fue lo último que dijo antes de desaparecer de la vista de ambos menores, pero provocando un dejá vu en la mente de Hanabi.

«Por qué se me hace tan conocido esa persona»

Sus pensamientos fueron interrumpidos por su hermanito menor, Baji Keisuke, él cuál le señalaba el puesto de yakisoba. Eso sólo significaba una cosa, Baji tenía hambre.

Luego de llegar a casa Hanabi se propuso hacer la cena para sus hermanos, mientras oía la playist de ★honeywords★ al ritmo de su canto. Sin oír los pasos de un lindo gatito observándolo con un adorable bebé en las manos.

El canto de Hana era muy melodioso para sus oídos, su hermana poseía todas las cualidades para ser una completa idol.

— Veo que ya despertaron mis dos amores — les dió varios besitos a ambos — que les parece si me acompañan en esta pieza musical.

El departamento se llenó de risas y alegría, la cuál muy pronto el cuento de hadas se apagaría. Al igual como una estrella fugaz.

En otro lado de Shibuya un joven de veintisiete años despertaba de su pesado sueño infernal como todos los días. Parecía una alma sin nada por lo cuál vivir, y era cierto Manjiro está más que muerto en su propia vida.

Todo lo que había amado se había alejado y perdido, ya no quedaba ninguna pizca de bondad a lo que alguna vez se llamó: «Mikey, capitán de la Tokyo Manji Gang».

Se dirigió a su despacho para solucionar el conflicto de robo de armas, cuando la voz prepotente de Hajime lo detuvo. Estaban discutiendo el tema del robo de una manera desesperada, tal vez, era por lo millones que había perdido Koko, pero más bien era por otra cosa.

— ¡Entiende Sanzu! ellos no han hecho nada de malo para merecer el castigo de sus padres — golpeó la mesa de impotencia — son sólo unos niños.

— Kokonoi dime desde cuándo te volviste tan poco racional en estos temas, crees que por son niños no merecen pagar los actos de sus padres — ¿debía estar jodiendo? ¡en serio!, pensaba matar a esos infantes — igual está decisión sólo le concierne al jefe de Boten, tu decisión no va... ¡Buenas noches mi rey! — saludo de manera respetuosa al amor de su vida.

— Por qué hacen tanto ruido — musitó enojado — ya encontraron a los responsables del robo.

— Si Mikey, pero no sé encuentran en el país por ahora — habló Koko, pensando una forma que los niños no salieran perjudicados — que te parece si nos olvidamos del tema, voy a trabajar.

Tomó su computadora para dirigirse a su espacio de trabajo, cuando la voz de Manjiro lo detuvo helando su corazón.

— No estarán ellos, pero tenemos a sus hijos — agarró una de las fotos esparcidas en la mesa, en dónde los niños sonreían — hagamos una agradable visita a la familia, Baji.

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Sabía que había sido una mala idea contestar esa maldita llamada de sus padres, pero su hermanito Keisuke los extrañaba tanto que no había podido negarse a no hacerlo.

— Ya vas a hablar niña, ¿En dónde está el puto armamento? — se quedó callada ante la pregunta de ese hombre con traje morado, y hermoso cabello rosado.