Pequeños one shots de All x Takemichi, subidos de mi página de Facebook.
Espero les guste :)
𝐋𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐞𝐜𝐞𝐧, 𝐜𝐫𝐞́𝐝𝐢𝐭𝐨𝐬 𝐚 𝐊𝐞𝐧 𝐖𝐚𝐤𝐮𝐢, 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐚𝐧𝐠𝐚 𝐓𝐨𝐤...
Takashi Mitsuya era un diseñador de modas muy prestigioso en el mundo del diseño de modas y costura. Tanto así que sus fanáticas enloquecían con sus nuevos productos de marca a la venta que se agotaban en tan sólo un par de horas. Debido a ello tenía mucho trabajo plagado entre sus hombros para sacar sus unos nuevos diseños que ni tiempo de sobra tenía para salir con sus amistades o ingerir bocado.
De tanto trabajar había sufrido un pequeño colapso, obligándolo a tomar unas mini vacaciones hasta su pronta recuperación. ¿Obligadas? porque él no quería descansar sólo quería seguir trabajando, pese a la falta de inspiración que sufría últimamente.
— Aún no entiendo cómo me convenciste de esto Hakkai — Suspiró agobiado viendo las ciudades de Tokio, Japón — yo no debería estar aquí, debería estar en Londres haciendo mi trabajo como diseñador.
— Si, claro para que luego acabes en el hospital por anemia de nuevo. Por supuesto que no, amigo — comenta con una sonrisa mientras conduce rumbo a su cafetería favorita — te vas a divertir mucho, Japón es un país expendido y con una cultura hermosa. Tal vez, aquí encuentres la inspiración que te hace falta, Mitsuya.
— Lo dudo.
Hakkai estacionó su auto en la parte de trasera de la tienda antes de entrar a su paraíso de manjares deliciosos y sabores. La cafetería Thousand Winters era una de sus preferidas en todo el universo por una sóla razón, la persona que preparaba los ricos postres lo hacía con tanto amor y cariño que era inevitable pedir más de una porción.
Además que el dueño de la tienda tenía una hermosa sonrisa que derretía a cualquiera y Takahashi Mitsuya no sería la excepción.
— Hakkai-san cuánto tiempo, ¿Quieres probar mis nuevos pastelill... — la mano de Takemichi fue tomada con suma delicadeza, dejando la bandeja de servilletas en el suelo.
— Disculpa mi intromisión, pero ¿me harías el honor de ser mi linda musa Takemichi? — pidió Takashi dejando rojo a Hakkai por su falta de cortesía hacia el lindo pastelero, el cuál tenía las mejillas sumamente rojas como el color de las cerezas.
— Yo no sé que decir... yo ni siquiera te conozco — dijo Takemichi pidiendo ayuda con la mirada a Shiba. Él cuál no dudo en separar a su amigo del angelical pelinegro de zafiros azules.
— Una disculpa Takemichi, de tanto trabajar ya se le fundió el cerebro — lo tomó de la cintura en camino a la salida — ya nos vamos, eh... ¡Mitsuya, espera!
Takashi se acercó de nuevo al joven en posición de pedida de mano matrimonial para proponerle de nuevo ser su musa. No sé iría de la tienda hasta que esté ángel frente suyo aceptará ser su inspiración para sus nuevos diseños que se formulaban en su cabeza.
La inspiración que había sido bloqueada por semanas por fin resurgía de las cenizas en una calidez flameante de ideas. Era como rebobinar todo, sólo verlo a él en el espacio de su mundo.
— Hanagaki Takemichi, se mi musa y prometo darte el mundo que tus ojos ansían ver — sacó un anillo de su bolsillo, un anillo de diamantes de 24 kilates. Al punto que produjo un breve desmayo en el modelo de la marca Gucci, Hakkai Shiba.
Su mejor amigo le estaba proponiendo matrimonio en una cafetería a una persona que recién acaba de conocer y para remate esa persona era el interés amoroso de su hermano mayor, Taiju Shiba.
Si él empresario billonario se enteraba de esto, Mitsuya podía nadar con los peces.
¿Qué es lo que debía hacer Hakkai en momentos así? Nada. Sólo felicitar a la futura pareja comprometida, luego se las arreglaría para decirle al tiburón de su hermano que sus chances de conquistar el corazoncito del pastelero de Takemichi acaban de desaparecer por esa puerta.
Quien diría que viajar a Tokio sería una experiencia totalmente maravillosa. Había logrado que Mitsuya recuperará su pasión por la moda y que también, encontrará al amor de su vida en tan sólo unos minutos.
«Wow» cupido debería sentir envidiada por él. Ya le estaba robando el trabajo sin ni siquiera postularse para la oferta.
Definitivamente estás eran las mejores vacaciones de su vida entera.
