Basado en el cómic "Springtrap and Deliah"
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"Yo solía conocer a Roger Stanford"
La joven se repetía en su delirio aquellas palabras, sin llegar a creer que aquella persona se habría esfumado.
Ahora pasaría el resto de la eternidad encerrada junto...
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1983
El bullicio de los niños que reían y hablaban emocionados inundaba el ambiente, le daba personalidad a aquel popular local, cuyas mascotas eran la principal atracción y la razón por la cual el nombre 'Freddy Fazbear Pizza' era común en la boca de las familias que tenían pequeños.
El furor surgió posterior a su remodelación, pues antes llevaba el nombre de 'Fredbears family diner', hasta que fue comprado por una compañía con ambiciones más allá de un simple restaurante familiar. A pesar de haber reemplazado muchas cosas y de haber implementado a los cuatro personajes principales de la franquicia, se conservaron los primeros animatrónicos: Fredbear y Springbonnie.
Su principal característica y la razón de por que eran tan especiales, era que podían usarse como trajes, y no solo como robots manejados desde el escenario.
Para la mayoría de visitantes, esto era algo novedoso y asombroso, la mayoría de chiquillos pedía a berrinches un abrazo o una foto con alguno de sus personajes favoritos.
Y aunque para ti nunca habrían sido importantes, el personaje con forma de conejo captaría su atención una vez que el nuevo actor habría sido contratado.
Usualmente, aquel personaje carecía de vida, era comúnmente opacado por la presencia y personalidad de su compañero con forma de oso. Un par de veces incluso se barajó la idea de descontinuarlo, pero su salvación fue aquel sujeto.
Aquel hombre se adueñó del personaje, dándole un carisma tan particular que no faltaba aquel infante que suplicara por ver a su conejo amarillo favorito. Y tú no fuiste inmune a caer en los encantos.
— ¿Es bueno, eh?
Larissa, tu compañera, te empujaba con el codo mientras observaba el espectáculo de ambos empleados dentro de aquellos trajes.
— Si, está hecho para este trabajo.
— Escuché que antes trabajaba de transportista.
Asentiste con la cabeza, mientras seguías recogiendo los restos de basura en las mesas que ya estaban desocupadas, y aunque pretendieras enfocarte en tu labor, tus ojos no podían de mirar de a ratos hacia el escenario.
— (__), no creas que no me doy cuenta. Te llamó la atención, ¿verdad?
Tu rostro se enrojeció por la vergüenza.
— Deberías buscarlo después de su turno, así me cuentas cómo es fuera del traje.
Tu compañera, que nunca fallaba para sacar la información que quería soltó una carcajada al ver tu rostro.
