08/01 · What if...
Mucho texto.
Llevo enfrascada en este relato desde ENERO, DIOS MÍO. Porque como no llegaba a publicarlo en su día correspondiente de la week, decidí dar rienda suelta a mi imaginación y explayarme todo lo que quisiera, surgiendo una monstruosidad de relato que en bruto ocupaba 8866 palabras escritas a trompicones entre ratos libres, viajes en tren... hasta que por fin he podido acabarlo, en las vacaciones de Semana Santa, a orillas de playas y acantilados en el fin del mundo.
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I.
Doblan las campanas en Desembarco del Rey.
El negro cubre las calles vacías y silenciosas, ausentes de gente que las llene de su bullicio habitual. Tampoco habrá mercado al día siguiente, pues la ciudad está de luto.
Otto Hightower ha muerto.
Es una trágica noticia, aunque previsible. El que fue Mano durante el corto reinado de Aegon II estaba muy débil, desgastado por la edad y una rara enfermedad que lo postró en cama los últimos años de su vida, en los que no pudo ni siquiera caminar sin sentir que se moría. Ningún maestre fue capaz de librarlo del deterioro inminente. La enfermedad fue consumiéndolo por dentro hasta que no quedó nada de él.
En la Corte hay rumores. De envenenamiento, de mal de ojo y brujería. Demasiada casualidad es que, poco después de la abdicación de Aegon y la coronación de Rhaenyra, quien era Mano del Rey cayera enfermo. Sin embargo, los maestres no hallaron el origen de aquel mal. Simplemente, el Desconocido había obrado su caprichosa voluntad sobre él, igual que le ocurrió a Viserys.
Han pasado cinco años desde la guerra fría entre Verdes y Negros. Cinco años desde que se firmó el tratado de paz en que Aegon, a pesar de la insistencia de Alicent en que Viserys le había pedido en su lecho de muerte que él fuese Rey, reconoció a Rhaenyra como legítima heredera al Trono de Hierro, tal y como fue la última voluntad de su padre cuando estaba en plenas facultades mentales. Porque Aegon nunca quiso reinar, y el asedio a Desembarco del Rey y la superioridad militar de los Negros fue un aliciente más que suficiente para deshacerse de aquella carga. Una de las cláusulas del tratado dictaminaba que Aegon, junto a Alicent, Otto, Daeron, Helaena y todos sus hijos, tenía permitido quedarse en la Fortaleza Roja si era su deseo, pues así lo hubiera querido su difunto padre. Que los Targaryen permanecieran unidos.
Rhaenyra delegó el gobierno de Rocadragón a Jacaerys y Baela, que se casaron cuando el primero cumplió la mayoría de edad. Lucerys, por otra parte, fue enviado a Marcaderiva con sus abuelos paternos y Rhaena, su prometida, y allí ha permanecido todo este tiempo, formándose para, algún día, ser un digno Señor de las Mareas.
Hasta ahora.
El funeral de Otto es un evento de suma importancia que requiere la presencia de toda la Corte, incluidos los hijos de la Reina.
Arrax aterriza en el patio de Pozo Dragón al despuntar el alba. De lejos, Aemond contempla a escondidas cómo desciende y se posa con un fuerte aleteo que levanta el polvo y la ceniza del suelo. Cuando Lucerys elevó el vuelo hacia Marcaderiva, su dragón apenas era un cachorro, pero ahora es una bestia enorme cuyas escamas centellean como plata bajo la primera luz del día. Su cresta roja ha crecido y se ha estilizado en una columna dentada que le aporta cierto aire peligroso, y sus ojos dorados reflejan la madurez acorde a su edad y la de su jinete.
Ver desmontar a Lucerys resulta abrumador. Ha crecido. Su sobrino es ahora un joven de diecinueve años, alto y robusto. Las mangas del jubón verde mar, el color emblemático de la Casa Velaryon, se ciñen a los músculos de sus anchos brazos, y el cinturón da forma a una cintura endiabladamente estrecha para ser de un hombre.
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Canciones de la Antigua Valyria
Fanfic| House of the Dragon | Aemond/Lucerys | "Cuentan las leyendas que hubo una vez dos príncipes enamorados, separados por innumerables obstáculos que no les permitieron entregar su amor. Sin embargo, otras leyendas cuentan lo contrario; los príncipes...