Capítulo 2

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Juliet

Después del bochornoso momento en el almuerzo, mi padre ofreció al señor Llarantino de quedarse a dormir en nuestra casa. Este lo rechazó, diciendo qué se quedaría en casa de su primo. 

Me alivia saber qué no se quedó, no me da buena espina ese hombre. Aunque cuando lo veía a los ojos se me olvidaba lo que mi hermana me había contado hace un par de horas. 

Por lo que pude notar es un hombre callado, a pesar de ser bastante distante no es mal educado y lo atrapé varias veces mirándome. Qué no sé crea que seré su siguiente conquista, a mi esas cosas no me van. 

Me encuentro en mi habitación mirando al techo y pensando en todo lo ocurrido, mi gatita se acurruca a mi costado y puedo sentir su leve ronroneo mientras acaricio su cabeza. Alguien llama a la puerta y digo en voz alta qué pase.

Mi hermano entra con una sonrisa.

- Hoy no te he visto casi - le digo.

- Lo sé - le da un beso en la cabeza a mi gatita - estuve ocupado con Fernando, preguntó por ti.

- ¿Ah, si?- resoplo- ni siquiera se digna a visitarme y así dice qué vive enamorado de mi

Reímos. Ambos sabemos qué Fernando es un ligón, dice estar enamorado hasta de las piedras. Ha sido nuestro amigo de la infancia, es un noble con una gran fortuna y poder gracias a la herencia familiar qué ha recibido. Antes era un chico de clase media, conquistador, qué solo le gustaba bailar y tomar. Ahora es igual solo qué pertenece a la nobleza. 

- Ya sabes como es. Por cierto, ese hombre qué vino hoy, el tal Llorante ¿no te parece un poco amargado?

- Hernán, es Llarantino... - le quedo viendo- y si, es bastante amargado. No sé si notaste qué me quedaba viendo raro durante en la cena  - me cruzo de brazos indignada - como si yo estuviera incordiando

- Si, lo noté - se encoge de hombros - tal vez solo está acostumbrado a comer solo

- Eso podría ser, yo no podría comer sola - suspiro - se me quitaría hasta el apetito 

- Se te quitaría solo porque no podrías hablar con nadie, aunque seguro qué terminas hablando hasta con los platos

Lo quedo viendo mal y luego rio. En eso tiene razón, no me puedo callar ni debajo del agua.

- Bueno, bruja. Te dejo dormir, qué mañana nos espera otro día.

Nos damos un corto abrazo y se marcha de mi habitación.

Hernán ha sido siempre como un segundo padre para mi, debido a la diferencia de edad él siente qué estoy a su cargo. 

Me acuesto de lado acomodándome y me acurruco en mi almohada. El sueño se apodera de mi.



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La mañana llega y junto a ella mi dama de compañía me despierta, diciendo qué mis padres me esperan para desayunar. Al parecer es algo importante, casi nunca solemos desayunar en familia. Me preparo de prisa y elijo un vestido verde claro con bordes blanco. Mi cabello está suelto un lazo blanco lo adorna. 

Bajo al comedor y mi familia se encuentra ya ahí.

- Buenos días - saludo - ¿A qué se debe el desayuno familiar?

- Buenos días, hija- se aclara la garganta - pasa qué el señor Llarantino me propuso vender nuestros terrenos qué se encuentran alrededor de los suyos y me dijo qué nos invitaba a su palacio para él poder explicarme como iba a utilizarlo y si así me convencía.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2023 ⏰

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