Parte 1

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Una persona que se siente cómoda con la soledad es una persona poderosa, porque cuando estás cómoda sola no necesitas a nadie más y te vuelves selectiva, no te conformas con menos de lo que vales, no negocias tus valores ni intentas llenar vacíos emocionales. Cuando sabes estar sola, la compañía no es una necesidad, es una opción, te vuelves exigente y eso es mejor que estar con personas que te hacen sentir sola.
Esta historia va de ella, de la chica que rompió el círculo y se coló en mi soledad.  Es que a lo largo de mi vida me he cruzado con cientos de miradas, muchas que no he vuelto a ver, ojos que cuentan historias, historias tristes muchas asombrosas e increíbles que hablan de la alegría o la desgracia que cargamos. Pero hay ojos que miras y quisieras quedarte ahí perpetua y muy pocas veces sucede. Entonces aparece esa persona que te mira y te desarma y en su mirada encuentras todo lo que codiciaste, sus ojos reflejan galaxias, océanos, calidez. Y te das cuenta que no se tratan de sus ojos, sino de la persona que te ve y todo tu mundo se paraliza. Es entonces cuando te das cuenta que ni los ojos más hermosos pueden competir con aquella persona que te hace querer ir más despacio, que respeta tus tiempos con tal de disfrutar cada segundo a tu lado.

Una familia muy antigua de vampiros está a punto de extinguirse debido a la madición de una gran hechicera, estos fueron condenados hace más de 300 años a subsistir eternamente solo si bebían la sangre de sus cazadores: la familia Lee. Resulta que de la noble familia Lee solo queda una chica de 23 años, la cual no tiene idea de el pasado de su familia, mucho menos de la existencia de seres sobrenaturales.
Los Mckenzie han entrenado a sus 3 hijas desde muy pequeñas como amazonas, para ellos solo son herramientas para obtener la preciada sangre noble que tanto necesitan. Kate la hija mayor y la favorita por sus grandes habilidades en combate y en no cuestionar las ideas incongruentes de sus padres es la elegida para llevar a cabo esta misión de supervivencia.
Día: 1
Tener una vida complicada e inventarse una soledad en la que vives a gusto no es nada fácil. Te despiertas cada puto día queriendo sacar toda la mierda que te sobra, tantos fracasos e intentos fallidos. Por cierto me llamo Ariane Lee, tengo unos hermosos ojos color café y pelo negro entrecortado, cuerpo alto, de porte elegante siempre uso pantalones razgados, sudaderas negras y mi guitarra que parece un complemento más, soy cantante pero sólo toco en el metro o en la Cafetería de don Pepe, con 23 años ese ha sido el avance en toda mi carrera, aveces quisiera dedicarme a otra cosa, pero realmente amo la música.

De pequeña vivía en Canarias, pero al morir mis padres hace 5 años me vine a Madrid a probar suerte, renté un apartamento en el que vivo con la señorita bigotes (mi perrita)

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De pequeña vivía en Canarias, pero al morir mis padres hace 5 años me vine a Madrid a probar suerte, renté un apartamento en el que vivo con la señorita bigotes (mi perrita). Ya desde mi niñez sabía que yo no era igual a otros niños, yo nunca he mirado como miran otros, no sacaba mis penas del foso común, mi corazón no andaba en el mismo tono y todo lo que amé lo amé a mi modo. Nunca encontré figuras en las nubes cuando el resto del cielo era azul. El relámpago del cielo, el trueno, la tormenta no lo veía mal, es más me gustaba observar la luna, me perdía inventando constelaciones.
Hoy no fue un buen día, se aproxima una tormenta y las personas pasan tan de prisa que ni tiempo tenían de fijarse en una chica guapa con guitarra. Me fui a la Cafetería de Don Pepe, pues no había probado bocado en todo el día, comiendo mi bocadillo veo la puerta abrirse; *sin palabras así quedé era literalmente una diosa caminando entre simples mortales, tenía ojos celestes y una sonrisa hipnotizadora, ella era de esas chicas que usaba negro, pero tenía una de las almas más coloridas que jamás vi, su sonrisa amplia  contrastaba con su rostro duro y anguloso

 Me fui a la Cafetería de Don Pepe, pues no había probado bocado en todo el día, comiendo mi bocadillo veo la puerta abrirse; *sin palabras así quedé era literalmente una diosa caminando entre simples mortales, tenía ojos celestes y una sonrisa hi...

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no le di mucha importancia una tia así jamás se fijaría en mi. Me entretuve por unos segundos cuando se acercó a mi mesa don Pepe con una servilleta: *Nunca vi tal forma de hechizo. *sonreí ligeramente.
En cuanto crucé mi mirada con la suya tuve claro algo: mi corazón no pertenece a mi pecho.
_ Me llamo Kate Mckenzie, ¿Te puedo acompañar?
Dijo mientras sonreía de esa forma tan expectacular y lasciva.
Estuvimos horas hablando sobre astros y planetas, inventando otras vidas, riendo como niñas, a su lado el tiempo no pasaba, se detenía.
De pronto una llamada, ya no sonreía más:
_ Me debo marchar, me gustó mucho conocerte.
_ Espera!, le dije y le di mi número de teléfono.
Que chica tan misteriosa y tan encantadora. Quería seguir conociéndola, quería saber más de ella.

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