CAPÍTULO 20: SI TUVIERA CORAZÓN

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El despertar fue bastante más tranquilo de lo que me esperaba, ustedes saben que cada que me desmayo me levanto lo hago de manera apresurada y algo alterada, pero ahora no sé porque estuve más tranquila. El sol fue lo que me despertó, pero no era uno que me molestase los ojos, era uno ligero, cubierto en su mayoría por hojas de los árboles, los cuales algunos estaban llenos de suaves y delicadas flores amarillas o blancas, el aire era fresco y se alcanzaba a escuchar el piar de varias aves silvestres, lo que hacía en conjunto un bonito escenario para despertar

Me levanté un poco adolorida de la cabeza, posiblemente por lo que me habían arrojado anteriormente, pero de ahí en fuera estaba sobre un cómodo suelo de pasto verde y brillante, además de haber unas cuantas flores silvestres y musgo, por lo que los aromas se combinaban haciendo que el ambiente tuviera un olor bastante agradable a primavera, donde las flores recién se van abriendo a los finales de marzo

A mi alrededor no se veía que hubiese algo más a parte de mí, por lo que me levante dispuesta a buscar a mis compañeros, pero cuál fue mi sorpresa al darme cuenta de que no tenía ni una sola de mis armas, ni la divina ni las normales que normalmente llevo, es más, ni siquiera tenía puesto mi uniforme, solo tenía la armadura de CrCoNi y las partes que no estaban cubiertas por eso que eran mi busto y mis partes íntimas, estaban cubiertas por una especie de tela vegetal bastante suave a modo de sostén y de calzones

Al parecer nadie estaba a gusto con mi estilo militar, aunque bueno, ver eso en una niña de 11 años es bastante raro

Me puse a vagar por el lugar intentando encontrar mi ropa y mis armas, sobre todo la divina, esa no la podía perder ni por el carajo, era más que necesario su recuperación, además de eso debía buscar a los hermanos y ayudarlos en caso de estarse peleando contra algunos elfos o trolls

Durante mi búsqueda logre encontrar algo bastante raro, era una especie de camino de piedras agrietadas pero bastante redonditas, además de estar adornado por diversas flores rosadas e incluso pareciera que estas brillaran como si tuvieran brillantina o algo por el estilo; por la curiosidad decidí ver a donde me llevaba, ya saben, posiblemente podrían estar ahí mis armas o mínimamente mi ropa

Después de unos minutos llegue a algo que me asombro verdaderamente, era una especie de casa en el árbol, pero las mismas hojas eran la casa, era un árbol de un tronco increíblemente grueso y resistente, las hojas eran las más grandes que jamás había visto, además de parecer que estaban totalmente rígidas, ya que por mucho viento que se viese que hiciera viento no se movían para nada; las mismas hojas estaban envueltas y entrelazadas entre si formando una especie de cúpula en la copa del árbol, dejando algunos huecos que al parecer eran las ventanas y la puerta de ese extraño lugar, y de lo que parecía ser la entrada caía una enredadera floral que igualmente era bastante gruesa

La escena era increíble, aunque un poco agobiante, tener esa cosa tan gigante enfrente era como si tuviese un rascacielos de cincuenta pisos frente a mí y tuviese que escalarlo todo para llegar a la cima, y desgraciadamente ese era el caso, ya que el camino terminaba justo donde la enredadera tocaba el piso, por lo que tendría que inspeccionar la propiedad, y no, eso no es allanamiento de morada, solo era investigación a profundidad con necesidad de inspección en propiedad privada sin el consentimiento del propietario en cuestión

El caso es que trepe por la enredadera con el cuidado de no lastimar alguna de las flores que crecían de la misma y al llegar entré a la casa, por dentro también era bastante impresionante, lleno de aparentes habitaciones que solo eran separadas por distintos tipos de enredaderas secas e incluso una pequeña división de dos pisos con esas mismas enredaderas, se alcanzaba a apreciar lo que era una especie de sala de estar, una pequeña biblioteca, una cocina hecha de hojas y una habitación con una cama y un mueble de noche, todo adornado con hojas, flores de todo tipo de colores y tipos, predominantemente jazmines, lo que hacía que mi nariz fuera inundada por ese dulce olor de aquella flor recién abierta, atrayéndome cual abeja, eso combinado con la tranquilidad de aquel sitio lo hacía perfecto para quedarse e incluso leer un buen libro

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