warm smile. [niniz] au

epilogo.

La noche era cálida, como debería de ser.

Las luces de los faroles alumbrando las calles desérticas en medio de la noche, era un escenario digno de admirar, digno de una pintura en óleo.

El paisaje era perfecto para las dos personas que se encontraban justamente en aquella habitación lúgubre del hotel cinco estrellas, en la ventana no había cortina por lo que fácilmente podía entrar la luz de la luna, testigo de aquellas almas uniéndose como una.

—Mgh... —un suave gemido soltó aquella pelinegra.

Dulce voz de terciopelo, llenando la habitación junto con un exquisito olor a Château Domecq.

Hanni retorcía su cuerpo en placer cada vez que Danielle metía sus dedos más dentro de ella. Ambas deliraban de placer. Hanni perdía su uso de razón, podía jurar que veía estrellas y hasta la galaxia.

Danielle tomó de las piernas a Hanni para después subirlas a sus hombros y tener mejor acceso a su –ya no virgen— entrada.

Manos entrelazadas, frente con frente, demostrándose todo el amor que se tenían con tan sólo ese acto de amor, que vulgarmente llamarían sexo.

La castaño bajó su mano hasta el clitoris de Hanni, en donde lo comenzó a masturbar.

Otras estocadas y Hanni alcanzó el orgasmo soltando un suspiro de satisfacción mientras que Danielle sacaba sus dedos del interior de la contraria.

Ambas extasiadas y satisfechas, recordarían ese día como su muestra de amor puro y leal.

Danielle se recostó en el hombro de su amada mientras esta daba pequeñas caricias en su cabello castaño.

— Te amo, la luna puede ser testigo de este amor eterno que te entrego y prometo mi querida Hanni. —dijo Danielle mirándole a los ojos mientras besaba su mano.

Hanni sólo sonrió y la besó. Danielle estaba por quedarse dormida de no ser porque Hanni habló.

— Tu sonrisa... —sonrió y continúo—. y tus caricias son para mí una aspiración, te amo Danielle.

La tomó de las mejillas y le dio un beso, un beso con el que sellaron su amor, amor digno de ángeles plenos.