Distancia eterna

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... a̶n̶o̶c̶h̶e̶ ̶s̶o̶ñ̶é̶ ̶c̶o̶n̶t̶i̶g̶o̶,̶ ̶q̶u̶e̶ ̶l̶l̶e̶g̶a̶b̶a̶s̶ ̶y̶ ̶m̶e̶ ̶b̶e̶s̶a̶b̶a̶s̶,̶ ̶s̶a̶l̶í̶a̶m̶o̶s̶ ̶y̶ ̶c̶a̶m̶i̶n̶á̶b̶a̶m̶o̶s̶ ̶e̶n̶ ̶m̶e̶d̶i̶o̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶n̶o̶c̶h̶e̶ ̶h̶a̶s̶t̶a̶ ̶q̶u̶e̶ ̶l̶l̶e̶g̶a̶m̶o̶s̶ ̶a̶ ̶c̶a̶s̶a̶ ̶e̶ ̶h̶i̶c̶i̶m̶o̶s̶ ̶e̶l̶ ̶a̶m̶o̶r̶ ̶...
Qué??? Quién? Joder, era él, tras tanto sin hablar revivió para decirme eso, no lo entiendo... Le respondo como desentendida, como si desconociese de quien se trataba. Y entre habladurías y risas pasó toda la noche; dijo de su deseo hacia mi cuerpo y yo de cuanto extraño sus labios; perdiendo el control llamé para verle y no se como describir lo hermoso que estaba, su cabello ahora era cenizo y no muy largo, sus ojos marrones claros se clavaban en mi cuerpo semidesnudo al que observaba en su pantalla y sus labios gruesos que juro me hicieron recordar lo exquisitos que son sus besos... Nada me hubiese gustado más que tenerle cerca, poder abrazarle, besarle una vez más, solo una. La noche transcurrió entre suspiros, y mejillas rojas al hablar de lo que nos gustaría hacer a nuestros respectivos cuerpos, cuerpos donde sobraría todo el tiempo la ropa, cuerpos que ansiosos siempre se habían buscado pero jamás rozacen salvo los labios de vez en cuando. Lo escuché describir como me follaría una y otra vez si estuviésemos cerca, como sus manos y su boca recorrerían todo mi cuerpo una y otra vez, de como me miraría a los ojos (como lo hacía tras la pantalla) para decirme cuanto disfrutaba sentirse dentro de mí, sabiendo que soy suya, y explicando que no pudo evitar ser mío desde el primer beso, ese que me robó en el silencio de aquella noche, bajo las estrellas.
Solo había una regla, esa sería la última vez que hablasemos, no podíamos vivir en la tortura de desearnos para la eternidad mientras que la distancia nos mantendría separados por siempre...
Jugamos delante de la cámara, escuché sus canciones, le leí mis poemas, modelamos como si el otro pudiese tocar, cerramos los ojos para, mientras escuchábamos nuestros suspiros, imaginar que compartíamos el espacio de mi suave cama. Toda la noche hablamos, todo el tiempo añorandonos, y a despedida se le sumaron algunas lágrimas mientras jurábamos no volver a desearnos ni hablar nunca más.
Al llegar la noche, el día siguiente me senté delante del móvil mientras veía que ahí estaba, en línea y deseaba tanto hablarle que sentía que el corazón me iba a estallar, pero no podía así que mejor alejaba el teléfono de mí, espera, que? ...n̶o̶ ̶p̶u̶e̶d̶o̶ ̶c̶u̶m̶p̶l̶i̶r̶ ̶m̶i̶ ̶p̶r̶o̶m̶e̶s̶a̶,̶ ̶m̶i̶ ̶c̶a̶s̶t̶i̶g̶o̶ ̶e̶s̶ ̶d̶e̶s̶e̶a̶r̶t̶e̶ ̶e̶n̶ ̶e̶s̶t̶a̶ ̶d̶i̶s̶t̶a̶n̶c̶i̶a̶ ̶e̶t̶e̶r̶n̶a̶...

10 añosWhere stories live. Discover now