Hadassa estaba camino a su nuevo hogar, cuando se topó con una promoción 2x1 en una compra de hamburguesas. A causa de su situación financiera había pasado un largo tiempo desde la última vez que probó algo de carne grasosa y jugosa. De alguna forma se había visto obligada a ser vegetariana. No le molestaba, sin embargo ese cartel llamó tanto su atención que se vio obligada a romper una de sus reglas y llevar la oferta. Su ser entero deseaba con profundo placer digerir ese grasoso y delicioso pedazo de carne a la parrilla ¿En qué podría afectarle? Era una promoción, por lo tanto no dañaría demasiado el monto en su bolsillo... ¿Verdad?
Un poco culpable y un poco satisfecha de no tener que untar el único pedazo de pan duro en té negro, abrió la puerta de su departamento.
Sintió un ruido que provenía de la cocina. Caminó lentamente hasta allí.
—¿Fernanda? —Colocándose en posición de defensa, siguió avanzando.
El departamento era de dos ambientes y un baño donde apenas podía entrar; suficiente para un estudiante promedio. Todo estaba en desorden y se encontraba lleno de muebles viejos, lo que impedía que Hadassa pudiera ver claramente en dirección de donde escuchó el ruido.
En su celular, el número de la policía estaba en marcación rápida. Sólo debía mantener apretado el número 3.
Sus piernas se movían por inercia y calculaba en qué lugar le dolería más al ladrón. Pero... ¿Y si eran más de una persona?. ¿Cómo hicieron para entrar? Las únicas personas que tenían su código de seguridad eran dos personas y muy cercanas a ella: Su padre estaba de viaje de negocios, y su amiga tenía una cita con su novio, así que alguien ajeno a ella debió abrir...
Agarró un paraguas para defenderse, siguió con paso firme y el corazón galopando.
Descubrió de donde provenía aquel sonido, ya que la respiración del otro sujeto se escuchaba mucho más audible. Se apoyó contra la pared, inspiró profundamente y de forma fugaz salió para encontrarse cara a cara con...
—Fernanda... —Soltó el aire que retuvo todo ese tiempo.
Su amiga se encontraba sentada al lado de la heladera, con líneas del rímel chorreándole de los ojos y sollozando mientras con una cuchara revolvía helado.
—¿Qué?, ¿tú también quieres burlarte de mi? —Apuntó hacia ella con la cuchara.
—¿De qué hablas?.
—Compré helado porque no tienes nada en tu heladera. ¡Está vacía, Hadassa, vacía! —Dijo cambiando rotundamente de tema y aumentando el nivel del llanto—. Vacía como mi corazón ahora. ¿Sabes la vergüenza que pasé yendo a comprar este helado? Ni siquiera pude pedir los sabores que quería y las que atendían me miraban mal, y los clientes se enojaron, y...
Hadassa suspiró y se sentó a su lado.
—¿Qué sabores te dieron?
—Frutilla, chocolate y menta granizada. —Dijo mientras se acercaba para hacerle sonar la nariz con su remera, acción que aprendió de su padre desde que era pequeña.
—Pero si tu odias la menta granizada.
—Si... Pero me recuerda a él.
Hadassa le arrebató el pote de helado de forma brusca. Se levantó y comenzó a tirar todo el contenido.
—¡¿Qué haces?!
—Olvídate de ese imbécil. Vamos a hacerlo por la fuerza, ya que las "últimas" cincuenta veces no pudiste superarlo. Esta vez ha sido la última.
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FUE UN SUEÑO ©
Teen FictionLa vida llena de diversión, fantasía y canciones alegres no era una opción, nunca lo fue. Trabajar, trabajar, trabajar o ser pobre e infeliz. Pero, la felicidad no venía por ese camino y Hadassa lo tenía claro. Sin embargo, cuando el amor hace su a...