Min Yoon-gi, inspector de la Policía Metropolitana de Seúl, busca desarticular un grupo delictivo, hasta que conoce al dulce e inteligente Park Jimin, pareja de la persona encargada de estas acciones y dueño del prostíbulo más lujoso de Seúl; Sky Be...
El sector de seguridad pública y privada está en apogeo, si bien, no existe una amenaza directa a los intereses políticos, gran parte de los impuestos están destinados a mantener una ciudad limpia, con el propósito de mantener lejos una mala percepción del país por parte de los extranjeros. De este modo, la capital no suelta los esfuerzos de erradicar cualquier situación que ponga en riesgo la reputación de la ciudad.
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-Es un gusto conocerle, director Min Yoon-gi.- El aprendiz extendió su mano de forma amigable ante su nuevo superior Min Yoon-gi.
El saludo fue recíproco.
-Inspector, llámame Inspector, por favor- Respondió con calma, -El placer es mutuo-.
Pronto el joven aprendiz alejó su mirada del otro, y procedió a darle una pequeña bienvenida, dándole un recorrido por el edificio, le presentó a sus demás compañeros de profesión. Pronto el tour terminó en la que sería su nueva oficina. Con 29 años era una joya recién pulida, pues la mayoría del departamento de seguridad tenían más de 10 años de experiencia, mientras que él sólo llevaba 5 años trabajando en la jurisdicción policial, sin duda era un prodigio, ser inspector de la Policía de Gwangjin, dentro de la subdivisión de inteligencia, su físico robusto y seca mirada, eran rasgos catalizadores para emanar un aura escalofriantemente imponente.
Poco a poco su oficina se llenó de diversos compañeros dándole la bienvenida. Una hora después, fastidiado por la atención exorbitante, se dirigió a la oficina de su jefe directo, que quedaba frente a la suya. Tocó la puerta del despacho y pronto se le dió el permiso de pasar.
Con un gesto amable de su jefe, le saludó.
-Buen día, Min. ¿Ya te estás habituando?- preguntó su superior bajando un poco su mirada y dejando caer un poco sus anteojos sobre el puente de su nariz, sin soltar el periódico que llevaba entre sus manos.
-Buen día, oficial Kim. Algo así, pero es un poco aburrido recibir sólo saludos desde que llegué.- contestó desde el marco de la puerta.
Kim Seokjin era otra joya, con siete años más que Min, ya tenía a todo el ministerio sobre la palma de su mano.
-Ya veo, un militar tan interesante como tú es normal que tenga su propio club de fans al llegar a cualquier lugar. Aunque...con tu apodo yo no me acercaría a ti.- Mencionó entre una risa ligera. - ¿En qué te puedo ayudar?-
-¿Le molesta?- dirigió su mirada sobre el escritorio donde había una pila de documentos.
-¿Estás seguro? Son casos archivados, sólo serán tu lectura, no hay nada que hacer con ellos.- volvió su mirada al periódico.
-Los casos sin respuesta son mis favoritos, ¿me permite?
-Llévatelos. Pero entrégalos antes del fin del turno.
