La campana sonó, avisando que la misa había empezado. Ahí, estaba un chico algo bajo, de pelo castaño y lentes llamado Juan. Él era conocido cómo “El hechicero Supremo”. Era hijo del Profeta, quien dirigía las misas del pueblo “TortillaLand”.
Luego de un par de horas, la misa terminó, todos se fueron a sus respectivas casas a descansar o a seguir con su trabajo.
Juan llegó a su hogar, el santuario. Se quitó que tenía puesta y se puso su traje de mago.
Salió de su casa y se fué a pasear un poco para respirar aire fresco y despejar su mente.
Encontró un árbol, pensó que sería buena idea sentarse ahí a tomar aire y relajarse. Se sentó y sintió cómo el aire le daba en la cara, las hojas le daban sombra, pero todavía podía sentir los rayos del sol sobre su piel.
Permaneció ahí durante unos minutos, miró para los lados buscando algo para hacer, de pronto vió un oso de peluche color negro. Le dió curiosidad, “¿Qué hace un oso aquí?” se preguntó para si mismo.
Lo tomó curioso, su pelaje era suave, tan suave cómo la lana. Lo abrazó, se sentía tan bien, hace años no sentía algo así.
De pronto sintió que se movía, pensó que quizá era su imaginación. Pero ese osito tan adorable de repente se convirtió en un chico alto, con pelo negro y lentes del mismo color. Vestía con una remera azúl y pantalones negros.
— ¡AH! — Gritó asustado el hechicero, estaba confundido, no entendía nada de lo que estaba pasando.
— La puta que te parió — dijo el híbrido. — Me cagué todo, pelotudo. — Dijo frunciendo el seño.
Se quedaron un rato en silencio, Juan permaneció en silencio un buen rato, hasta que decidió hablar.
— ¿Q-quien eres? — Preguntó tartamudo, estaba demaciado asustado para analizar lo que estaba pasando.
— Me llamo Spreen, ¿y vos? — Spreen... Ese nombre se le hacía familiar, pero no quiso hacerse mucho lío en la cabeza.
— Oh.. ¡u-un gusto Spreen!, yo me llamo Juan, el hechicero del pueblo. — Respondió con amabilidad y cortesía.
Se dieron la mano en forma de saludo. Spreen se sentó a lado de él e intentó sacar algún tema de conversación.
— Y... ¿Qué hacés acá? — Preguntó con curiosidad.
— Quiero descansar un poco mi mente, sólo eso. — Contestó algo seco.
Spreen asintió a la respuesta que dió el mago.
Siguieron hablando, conociéndose un poco mejor. Juan estaba entretenido contando y escuchando las anécdotas del oso, al igual que Spreen. Se llevaban relativamente bien en el poco tiempo que estuvieron hablando.
Llegó la hora de irse para Juan, se despidió moviendo su mano en forma de saludo. Spreen hizo lo mismo y se echó en el pasto, volviendo a su forma de peluche.
Juan llegó al santuario, estaba exhausto, lo único que quería hacer en ese momento era dormir.
Subió a su habitación y se acostó en su cama, cayendo dormido a los minutos de tocar la almohada con su cabeza.
★
ESTÁ... NS CMO ESTÁ, PERO ESTÁ HASKDBD
la vdd m gustó un poquito, pero no llega a ser un “wow”enfin, den voto y esperen al cap. 2, amikos :3
