|PRÓLOGO|

6 1 0
                                    

—Elena—la voz de la hermosa mujer resonó en el silencio de la habitación blanca.

El molesto pitido de las máquinas a las que estaba conectada, le recordaban a una melodía molesta y desafinada. La chica levantó la vista encontrándose con la mirada desolada de su tía. Sabía de antemano que palabras saldrían de su boca aún así no se atrevió a apartar la vista.

—Están muertos, Elena. Tus padres..

No pudo culminar la oración, las palabras se atoraron en su garganta y las lágrimas entorpecieron su visión. El dolor en su pecho por la muerte de su familia no le dejaba continuar.
Elena solo observó, sus labios sellados y sus ojos despejados con una expresión en calma no coincidían con la magnitud de la noticia.

—Lo sé, tía Jenna—contestó la adolescente tranquilamente sin siquiera parpadear.

Jenna se sorprendió con la vista de su sobrina sentada en la camilla vistiendo una simple bata con una expresión en blanco. Por unos instantes, Jenna no reconoció a Elena como la dulce chica que siempre sonreía. Después de todo, ya no lo era más.

—¿Dónde está Jeremy?—cuestionó Elena al notar que no estaba su hermano menor. Sus ojos se estrecharon al sospechar del lugar donde podría estar.

Jenna estaba aturdida en esos instantes por la falta de reacción de su sobrina. Parecía ajena a la situación, como si sus padres fueran simplemente desconocidos.

—Está en casa. Se encuentra devastado y lo dejé allí para venir a verte—respondió después de reaccionar y darse cuenta que ella estaba esperando su respuesta.

"Es lo mismo. Todo está sucediendo igual"

Pensó para sí misma con una amarga sensación de aceptación. Solo pudo cerrar sus ojos y apretar la sábana con fuerza. Saber que ese  sueño en realidad era su futuro, cambió todo para ella.

—Necesito que firmes los documentos para la salida del hospital—aunque sus palabras eran suaves salieron como una orden que debía cumplir.
—Estuviste inconsciente por dos horas. El médico me dijo que todavía necesitabas algunos exámenes —la confusión de Jenna se escuchaba en su tono. No comprendía la actitud de Elena.
—Estoy en perfectas condiciones, tía. Quien debería preocuparte sería Jeremy. Estoy segura que si lo llamas no contestará—Jenna iba a negar sus palabras ya que eso no era posible, pero la expresión solemne de Elena la detuvo.

Sin saber por qué agarró del interior del bolso que llevaba colgado al hombro, el celular. Se deslizó por la pantalla y en segundos encontró el contacto de su sobrino. El tono hizo eco en su oído, pero la voz de Jeremy nunca contestó. Un mal presentimiento le recorrió por la columna.

—No contesta —su garganta se sentía extremadamente seca en esos instantes.

Elena sabía que Jeremy no contestaría pero aún albergaba la esperanza de equivocarse. En esos instantes odió tener razón y que ese sueño se acercaba a ser una realidad.

—Tía, el doctor tiene que firmar los papeles —la vehemencia de sus palabras junto a su expresión en blanco la hizo asentir muda.

Jenna salió rápidamente de la habitación a cumplir con el pedido de su sobrina. Elena arrancó los dispositivo conectados a su cuerpo con dureza y se incorporó de la camilla. Sus piernas fallaron débiles y se tuvo que agarrar del borde del mullido colchón para no caer. Acababa de salir de un accidente que casi costó su vida y le arrebató a sus padres. Elena mordió con fuerza su labio lastimándose llena de rabia y dolor. Las sábanas blancas se mancharon de sus lágrimas, lágrimas que caían sin control de sus mejillas.

—Papá, mamá —su voz rota y expresión resquebrada eran muestras del vacío tan grande que sentía en esos instantes.

"No es momento de llorar, Jeremy me necesita"

Ese pensamiento la fortaleció y se levantó con esfuerzo. Borró con sus manos los vestigios de sus lágrimas.  Se recompuso en silencio a solas en su habitación.

Unos golpes en la puerta alertaron la presencia de un visitante inesperado.  Se trataba de una enfermera joven que sostenía en sus manos la ropa húmeda con la que había llegado.

—El doctor está firmando el acta. Se podrá ir en cuanto salga—contestó nerviosa. Aquella adolescente menor que ella era intimidante. Sus ojos chocolate llenos de calma y desprovistos de emoción nunca los olvidaría.
—Gracias—fue simplemente su respuesta.

Elena  tomó de sus manos su ropa y cerró la puerta en su cara. La enfermera ni siquiera quiso pedir una disculpa debido a su falta de cortesía. Al recordar la expresión en blanco de la chica, un escalofrío le recorrió.

Elena se vistió de forma mecánica, sus movimientos eran los de un robot en funcionamiento. La frialdad de la tela penetró su piel pero no le molestó, su corazón estaba aún más helado.

—Elena, todo está listo para irnos —ella asintió ante las palabras de su tía que acabababa de entrar con una expresión incómoda en su rostro.
—Vámonos, tenemos que encontrar a Jeremy—sin siquiera mirarle el rostro se alejó de la habitación.

Jenna la siguió preocupada por ella. Las miradas indiscretas la siguieron en su camino hasta el estacionamiento. Elena caminaba rápidamente hasta que se detuvo abruptamente delante del auto de su tía.
Los recuerdos asaltaron su mente y sin ser consciente de ello se alejó del vehículo. Su cuerpo temblaba ligeramente mientras apretaba sus manos con tanta fuerza a sus costados que sus venas saltaban a la vista. Sus uñas rasparon el interior de su piel lastimándola.
Recordó todo acerca de esos instantes, como si se tratase de una película.

El choque que la aventó contra el asiento delantero mientras el cinturón apretaba tan fuerte su vientre que le sacó el aire.
El sonido de las llantas del coche rayando el pavimento de la carretera resonando en sus tímpanos.
Los gritos desesperados y llenos de pánico de sus padres llamando su nombre preocupados por su hija que estaba al borde de la inconsciencia.
El agua que la rodeaba ahogándole lentamente, asfixiándole sin darle tregua a sus pulmones sedientos de aire.

—Elena—el eco de la voz de su tía la trajo de vuelta de los horribles recuerdos.

Su expresión nublada y llena de lágrimas se desvaneció al salir de ese lugar encontrándose con Jenna zarandeando su cuerpo con fuerza.

—Deberías regresar adentro. No estás bien en este momento—dijo asustada admirando la condición inestable de Elena.

Sin embargo la de cabellos chocolates se soltó de su agarre con dureza sin importarle si se lastimaba. Jenna perdió el equilibrio y por poco cae. Ella solo pudo observar sorprendida a su sobrina.

—Jeremy es quien no está bien. Necesita nuestra ayuda o será tarde—habló Elena agarrando las llaves del auto y entrando al asiento del copiloto.

Jenna se quedó de pie por unos segundos recobrándose del trato insensible de Elena, después recobró la razón y entró al auto.

—¿A dónde vamos?—inquirió Jenna observando el perfil lateral de Elena.
—A la casa de Matt—contestó sin apartar la vista del frente.

Jenna al darse cuenta que la conversación terminó se puso en marcha. Elena apretó el material sintético del asiento con fuerza pensando en la persona que llevaría a Jeremy por mal camino. Esta vez Vicky Donovan se alejaría para siempre de su hermano o sufriría las consecuencias.

WATHEVER IT TAKESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora