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Estaba parado frente a la habitación de Jay, la señora Hong lo había alentado a entrar por su cuenta, de todos modos el rubio lo estaba esperando, y sin embargo, aun no había tomado el suficiente valor para tocar la puerta.

Estaba nervioso, sus manos casi temblaban, pero sabía que no podía hacerlo esperar más. Golpeó con sus nudillos despacio, esperó unos largos segundos, escuchando como los pasos de Jay retumbaban en el suelo de madera, uno, dos, tres.

Y la puerta se había abierto.

El rubio esperó silenciosamente, Daniel recordó que no podía verlo, y se aclaró la garganta.

—Jay, ¿cómo estás? Soy Daniel, otra vez ¿listo para tu primera lección?

El rostro del rubio se iluminó al instante, sus labios se es tiraron en una sonrisa, y se hizo a un lado para dejarlo pasar. Daniel dio el primer paso dentro de su habitación anunciandose con un suave "permiso" y observó el panorama con asombro.

Era una habitación tan amplia que fácilmente podrían dormir 10 personas en ella, no pudo evitar notar la cama tamaño king, y en su interior se murio por probar las esponjosas almohadas y el suave edredón azul. Sus ojos se fijaron rápidamente en los instrumentos, había un hermoso violin clásico, y un violín acústico esmaltado en color negro, justo al lado un pequeño ukelele soprano, y finalmente, la pieza de colección más hermosa que haya visto, un piano vertical con el armazón tallado en madera de nogal, oscuro y sobrio, pero con un labrado tan detallado y exquisito que Daniel quiso echarse a llorar.

—Wow, Jay, no estoy seguro de que lo sepas, pero tienes una hermosa pieza en tu habitación, ¡es el piano vertical más hermoso que hubiera visto jamás!

Jay hizo un silencioso ademán de reirse, y por un momento el pelinegro pensó que tal vez había dicho algo inapropiado, ya que no podía ver como lucía el instrumento, el contrario se acercó timidamente, tomó la mano de su tutor, y a paso lento lo acercó hasta el piano, Daniel no pudo entender lo que quería hasta que sus dedos recorrieron el fino labrado, pintado en dorado en algunas partes y barnizado cuidadosamente para cuidar el material, sus dedos bailaron suavemente entre los surcos de la madera.

El no podía verlo, no con sus ojos, pero podía tocarlo, y eso  era a su maneraa, igual de placentero, una tímida sonrisa se extendió en los labios del pelinegro.

—Espero no incomodarte al preguntar pero, tu vez el mundo a través de tus dedos ¿No es así?

Jay levantó el rostro en su dirección, concentrándose en su voz, y finalmente asintió aún con su expresión alegre.

Pidiendo permiso sutilmente, Daniel tomó las manos de Jay para situarlas despacio sobre su rostro. Sorprendido, el rubio no se movió al principio, dejando sus palmas reposar sobre las mejillas de su acompañante.

—De esta forma ambos podremos conocernos, ¿No?

El rostro de Jay se tornó súbitamente de color rojo, y manteniendo los labios apretados en una fina línea, comenzó a mover despacio sus pulgares, acariciando la piel tersa y bien cuidada, luego con sus dedos índice y medio, trazó breves caminos sobre su frente, su nariz, sus ojos cerrados, sus pómulos suaves y sus frías orejas. Jay dejó caer los brazos tímidamente, asintiendo agradecido por el gesto, quería hablarle, pero sabía que sería confuso para él ahora, asique se mantuvo a raya, pero Daniel no lo ayudaba con su dulce voz y su brillante personalidad, era tan amable que no podía evitar querer decirle tantas cosas.

—¿Empezamos?

Y sin más, comenzaron con la primera clase.

Para su sorpresa, Jay parecía entender todo muy bien, por supuesto, contaba con la ventaja de que ya tenía un montón de teoría musical almacenada en su cerebro, y la gran mayoría de la técnica del piano venía fuertemente apoyada de la teoría musical. Cada vez que Daniel terminaba con un concepto o lección, le preguntaba a Jay si lo había entendido, de este modo, respondiendo solo si o no, habían podido avanzar suficiente para hacerle entender a Daniel que los límites estaban en su propia imaginación.

El pelinegro sostenía las manos de Jay para situarlas a lo largo de las teclas a medida que explicaba la teoría, mostrandole que dedos debía usar, dónde, cuando, y qué estaba tocando. Lo ayudaba a reconocer la ubicación de las notas, el como formar acordes y hasta practicar la digitación, y Daniel no podía dejar de sorprenderse.

Al principio era hasta un poco incómodo el tener que invadir su espacio personal constantemente, intentaba ser respetuoso, pidiéndole permiso en cada ocasión, o anunciando su acercamiento para no sobresaltarlo, y rápidamente se dio cuenta de que no era una tarea desagradable, Jay tenía talento, y él amaba impulsar el talento. Y sin darse cuenta, tomar sus largos y delgados dedos de violinista entre los suyos, se había vuelto algo normal, e incluso agradable.

Llevaba mucho tiempo sin actualizar este fic, pero cuando lo hice tenía muchas ganas de sacarlo adelante, aún las tengo! Me encantaría poder actualizar más seguido, esta es una historia que me enamoró desde el principio, espero que a ustedes igual!

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2023 ⏰

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Tactile Fingerspelling • JaeSukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora