Draco Veela

Cho

El humo se podía ver a kilómetros de distancia, todo un reino quemado hasta los cimientos, los agónicos gritos de dolor de los pocos sobrevivientes estremecía hasta el más valiente.

Hombres, mujeres y niños fueron masacrados sin remordimiento alguno.

En sus últimos suspiros los habitantes maldijeron a su caprichosa princesa por llevarlos a esa desgracia.

Todo porque se obsesionó con la única persona en el mundo que no podría tener.

Harry Potter de Malfoy, Rey consorte de Slytherin.

La chica quedó prendada cuando lo conoció en una de las pocas apariciones públicas del Rey Consorte. Lastimosamente era celosamente protegido por su esposo y el recién coronado Rey de Slytherin: Draco Malfoy.

Un Veela, el primero en mil quinientos años, que en ocasiones era más bestia que humano. Que no dudo en desposar a su pareja destinada en cuanto lo encontró.
Y dicen las malas lenguas que Draco secuestró al pobre,  en ese tiempo, príncipe de Gryffindor y lo amenazó con matar a sus padres si no lo aceptaba.

Nada más alejado de la realidad, un Veela jamás le haría daño de ninguna clase a su pareja. Son serviciales, consentidores, amorosos y  encantadores con sus parejas.

Otro caso aparte eran las demás personas, incluso si eran miembros de su familia debían pedirles permiso al Veela para siquiera acercarse a su pareja. Es por eso que Harry pocas veces hacía apariciones públicas y siempre, siempre estaba al lado de su esposo y sus amigos más cercanos y de confianza hacían un semicírculo en la pareja para que nadie se acerqué.

Cho, inocente y caprichosa niña, posó sus ojos en el dulce Harry. Erróneamente creyó que "salvaría " al chico y éste se enamoraría de ella en recompensa.
Hizo oídos sordos a la negativa de sus padres y consejeros, mandando un espía al casi impenetrable castillo Slytherin dónde encontraron un hueco en la seguridad.
Estudiaron la rutina de los Reyes y el único momento que el Rey consorte estaba solo es cuando se acostaba a dormir, su esposo llegaba quince minutos después de eso.
Con su mejores y más leales caballeros logró sacar a Harry de su lecho, ni siquiera habían hecho dos pasos afuera del castillo cuando fueron interceptados por una increíble bestia. Tan alto como un elefante, garras largas y afiladas, dos hermosas y aterradoras alas blancas que debían medir dos metros cada una.

Y sus ojos.

Esos aterradores ojos platas, con la pupila rasgada como un felino, estaban llenos de ira, augurando dolor, venganza y muerte.

El rugido que soltó cuando vio a sí inconsciente esposo heló la sangre de los caballeros. Sus cuerpos fueron desmembrados antes de que se dieran cuenta.

Mientras Draco llevaba a su esposo al cuarto matrimonial daba órdenes a sus más allegados. Ravenclaw desaparecería por esta ofensa.

Y además los demás reinos quedarían advertidos de lo que les pasaría si intentarán acercarse a su Harry.