Freddy es un adolescente que realiza un viaje en autobús con toda su familia, pero a la mitad de este se da cuenta de que todos en el autobús estan profundamente dormidos incluso el chófer. A partir de este momento deberá realizar una travesía que j...
Freddy es un adolescente de 16 años, que como muchos a su edad disfruta de la cultura pop y los videojuegos entre otras aficiones de un autodenominado friki. Tiene un particular encanto por Minecraft, uno de los videojuegos a los que más horas dedica de su desocupado tiempo.
Llegada la navidad, su amplia familia se reúne para celebrar los festejos juntos, como ya es costumbre desde hace unos años. En esta ocasión, a diferencia de las anteriores, luego del reencuentro de todos los parientes en el hogar de Freddy, la familia realizará junta un largo viaje hasta la hacienda del acaudalado tío Dionicio. Dionicio es el tío-abuelo de Freddy, hermano de su difunto abuelo materno; muy querido por toda la familia ya que por el hecho de no haber tenido descendientes trataba a los hijos y nietos de quien fue su hermano como si fueran suyos.
Para el viaje de más de 12 horas por carretera, la familia renta dos microbuses, con un servicio que incluye choferes; porque sí, sale más barato rentar dos grandes vehículos para todos los familiares que ir cada uno por su cuenta. A Freddy su madre le ordena ir en el microbús donde iban sus primos los menores, que tenían entre 8 y 12 años, todos bajo la tutela de la tía Olson. Al momento de partida Freddy sube a última hora al microbús de los niños, como bien se lo había orientado la madre. Retrasado, como la mayoría de veces por quedarse en su ordenador hasta último minuto. Pero al instante en que se acomoda en el asiento siente que en su equipaje le falta algo, y recuerda que su portátil, el cual llevaría por todo el viaje y le era un medio de entretenimiento indispensable para pasar las largas horas por carretera, se había quedado guardado en un estuche junto al de su hermana, quien viajaría en el otro microbús.
Sin que nadie se percate Freddy se baja tan rápido de un microbús como se sube al otro. Al subir en el microbús donde están sus padres, su hermana, sus tíos y demás familiares mayores de edad, ante el ajetreo que hay por colocar bien el equipaje, nadie percibe su presencia, excepto su hermana, a quien se le sienta al lado y reclama el portátil. La hermana sorprendida por su indebida incursión le llama la atención, pero a su vez no se molesta en avisar a los padres de la presencia de su hermano menor en el microbús, mas ya había arrancado. Pasadas unas horas de viaje ocurre lo inevitable y la madre nota a Freddy en el microbús, a lo que procede ha hacerle una amonestación escandalosamente. Aunque él sabe lo que había hecho y que por supuesto le traería consecuencias negativas frente a sus padres, aún así no puede hacer un viaje tan largo sin jugar sus videojuegos o ver transmisiones en vivo de sus streamers favoritos.
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Transcurren altas horas de la noche y ya prácticamente todos duermen en el microbús, excepto Freddy, quien sigue en sus faenas de construcción dentro de su videojuego favorito hasta que la batería de su ordenador muere y se percata de que los enchufes de su asiento no funcionan como los de ningún otro asiento del microbús.
A Freddy, que el sueño no lo poseía esa noche, no le quedó de otra que mirar a través de la ventana para pasar el tiempo. De un momento a otro se percata de que algo extraño pasaba afuera. La atmósfera estaba cambiado sutilmente, pero aún así perceptible para sus despiertos ojos. Todo el paisaje, montañoso y algo boscoso, por el que atravesaba el microbús, cambió a un terreno totalmente llano sin nada que ver hacia el horizonte, el suelo de un pasto verde y frondoso cambió a una tierra ceniza y polvorosa. Una neblina muy espesa emergió de la total nada y nubló todo el paisaje. La temperatura comenzó a descender gradualmente hasta que Freddy vio como salía humo por sus fosas nasales cada vez que expiraba.
