Fin

82 15 58
                                    

Admiré por última vez ese departamento en el que viví con Eijiro por 7 años de mi vida, se sentiría extraño vivir con Ochako en una casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Admiré por última vez ese departamento en el que viví con Eijiro por 7 años de mi vida, se sentiría extraño vivir con Ochako en una casa.

Tan solo habían pasado 2 semanas desde que me dio el anillo de compromiso, pero ya era hora del siguiente paso.

Reconozco que estaba nervioso en esa época, en unos cuantos meses cumpliría 25 años.

Ochako y yo teníamos solo 24 años cuando decidimos vivir juntos; bastante jóvenes, pero ya deseábamos formar nuestra propia vida juntos.

"Fue un gusto vivir contigo, recuerda comer bien, no solo carne"

Eso fue lo que le dije a Eijiro antes de marcharme, lo extrañé al principio, era raro no escucharlo cantar o que apareciese de golpe en mi habitación para decirme que tenía una nueva canción.

Es nostálgico pensar en esa época, 9 años han pasado desde ese día.

Lo recordaré como uno de los mejores periodos de mi vida, en realidad las cosas no cambiaron mucho.

Mis preciados amigos iban a mi casa a tocar, era como si nada hubiese cambiado, a excepción de que los muchachos ya iban a terminar medicina.

Shoto seguía quedándose con Eijiro, enserio odiaba el departamento de ricachones y vaya que tenía lujos ese lugar.

"El viejo lo paga, no me interesa"

Era muy feliz siendo abogado, en realidad creo que era una máscara, yo me mentía a mi mismo.

Cada mañana con un buen traje y un maletín era extraño, no encajaba conmigo, me sentía prisionero de esa maldita corbata, pero no podía hacer nada.

Mi felicidad luego del trabajo era Ochako y mis amigos...

Tenía 25 y sentía que tenía 40 años.

No me arrepentía en esa época, pero ese vacío me daba miedo, temía arrepentirme del trabajo que escogí.

Me daba terror imaginarme en un futuro casado con Ochako donde era medio feliz por mis decisiones.

Si me preguntan cuál era mi miedo más grande en esa época, era sin dudas tener miedo de arrepentirme.

Un día llegué más temprano a casa, Ochako aún no llegaba; fui al dormitorio, me senté en la cama y comencé a llorar.

Hace mucho que no lloraba, me sentía miserable, cada día me preguntaba "¿Para qué seguir en algo que no me gusta?"

Admiraba a mis amigos, todos, bueno a excepción de dos, eran felices con lo suyo.

Yo era feliz, feliz con esa monotonía, con la estabilidad financiera.

No me sentía tan mierda desde mi primer semestre en UA.

Un pasado sin arrepentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora