9| Cara torcida

14 1 6
                                    

Nunca había estado tan asfixiada por el llanto como esa noche, era como si todo me hubiese explotado en la cara y no podía hacer nada, cada vez que intentaba algo nuevo salía peor que lo anterior.

Baymax seguía preocupado caminando encima mío de un lado a otro mientras yo solo lloraba en silencio para que mamá no pudiese oír y llegara con sus preguntas, no sé cómo es que todo estaba bien y de un momento a otro empezó la decadencia con todos, mi mamá era el único apoyo en estos momentos, no sé que tan lamentable pueda sonar eso y a la vez afortunado.

Solo Baymax sabía lo de mi mancha sospechosa, no dolía pero sabíamos la causa.

En la mañana siguiente opte por no ir a estudiar, de igual forma no había nadie que me extrañase.

Esperaba un mensaje de Roy pero nada, no quería saber nada de mí quien sabe por cuanto tiempo.

—¿Y si llamas a otro amigo? —pregunta Baymax.

—¿Aló? Ah hola Baymax, solo te tengo a ti, te recuerdo —ironizo.

—Mmm... ¿Qué tal a la loca de Laurel?

—No soportaría tanto drama —sacudo la mano de un lado al otro borrando la idea— además creo que ya tiene una vida más normal, fue mi otro deseo ¿Recuerdas?

—Duerme un poco mi Cass, te cuidaré en sueños.

***

—Anna Cassandra Wilcox... por qué... ¿colegio? —escuché a lo lejos entre sueños, estaba en una granja y una de las vacas hablaba enojada— Cass ¿por qué no fuiste a estudiar?

Vaya vaca regañona, sentí que todas venían corriendo y caí en una especie de pozo, desperté de sobresalto y mamá me estaba sacudiendo del brazo.

—¿Estás bien? ¿Por qué no fuiste a estudiar? —preguntó preocupada.

—No, tenía muchos cólicos —mentí desperezándome. 

—¿Quieres que te traiga pastas? Te iba a invitar a la fiesta de cumpleaños de Tristán, es hoy a las cinco y bueno, conoceré a la familia de Demetrio, quería que ellos conocieran a la mía.

—Oh, está bien, me sentiré mejor a las cinco entonces. —mentí pero igual debía despejarme.

—Bien ¿Sigues sin solucionar lo de natación?

—No ma, no fui a estudiar ¿recuerdas?

—No me hables así jovencita —hizo un ademán de golpearme en la cabeza— vamos a almorzar juntas y nos alistamos para esa fiesta ¿Sí?

—Sí ma.

Charlamos en  la mesa sobre sus expectativas de la familia de Demetrio, lo que le había comprado al niño y como se sentía estando en una relación estable después de tanto tiempo; papá falleció hace mucho tiempo, yo solo tenía algunos meses de nacida, mamá tuvo que doblarse en turnos, trabajar horas extra, estudiar y dormir tres horas si mucho, el futuro y el destino fueron amigables con ella y conmigo, cuando logró terminar su carrera, no tardó mucho en conseguir un empleo estable, que la llevase al éxito poco después, todo estos años de esfuerzos y sacrificio también la hacen merecedora de una relación amorosa que le haga bien, a fin de cuentas nunca conocí a papá pero mamá me cuenta sus historias juntos y sé que era un gran ser humano, que se fue antes de tiempo y no pudimos coincidir, a veces me pregunto si le habré caído bien, la clase de relación que tendríamos, qué le gustaría hacer los fines de semana con nosotras y si le gustaría tanto como a mamá que practique natación.

El desastre de tu magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora