Finuz, el rescate de la aldea.

Origen de Ridux

Hace mucho tiempo, Estela vivía en Finuz, una aldea de Gastellumd, era muy hermoso donde quiera que miraras, había flores exóticas y hermosas, donde se encontraba una vegetación increíble de más de mil especies raras nunca antes vistas por ningún ser de otro mundo, Estela era hija de Rebecca; Rebecca era conocida como la bruja de Finuz, conocida así porque hacía más que todos y sin ningún esfuerzo, su apariencia era horrible, una toga larga negra y descuidada, su cabello era largo y de color gris; arañado y rasposo, su piel era blanca totalmente arrugada, sus ojos eran tan oscuros que parecían negros totalmente y sus labios tan delgados sin color alguno que no eran labios. Estela era de todo lo contario, era una elfa  joven hermosa, usaba vestidos hermosos y bien bordados, un cabello tan largo y rubio que parecía una cascada de oro líquido, su piel blanca suave, y sus ojos dorados como si fueran un par de soles y sus labios delgados de forma adecuada y de un tono salmón destellante; no parecía hija de Rebecca, pero no tenía otra opción más que aceptarlo y enfrentarlo.

Un día, el cielo soleado de Finuz se tornó gris y tenebroso, causaba  un frío por todo el cuerpo y un viento de los 7 mares helado, era la bruja, que se enteró de que Estela estaba embarazada de Vivian, por un vil borracho de mala esperanza que la había violado hace unos meses atrás, Estela no había contado nada por el miedo a su madre, de que le hiciera algún daño. Rebecca estaba tan enojada con ella y el padre de la criatura que ella esperaba, descubrió su más terrible pesadilla y la volvió realidad, llegó la oscuridad a Finuz donde nadie recibía un rayo de sol alguno, estaba colmado de oscuridad y frío donde nadie podía escapar, lo único que verían sería oscuridad y sombras tenebrosas, a menos de que el líder matara al padre, ya que ella no podía.

-¡No mataré a ningún habitante de Finuz!- dijo el líder gritando furioso.

-De acuerdo. Si tú no lo matas, mantendré a tu aldea al borde de la perdición, donde todos pensaran donde y cuando morir- dijo la bruja con una sonrisa malévola mirando a todos los elfos mientras una lagrima caía por su arrugada mejilla.