Mariela

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Pasaron 6 años desde que Ridux nació, Joshua ya tenía 11 años, sabia más de modales, de la caza, construcción y todo lo debía saber un padre de familia, porque era considerado como tal. Joshua vio crecer a Vivian durante ese tiempo, le encanto cuidarla en sus brazos haciéndola dormir cantándole pedazos de canciones de cuna ya que no se sabía una canción completa. Joshua llego a ser más alto de lo que debería ser para su edad, tenía su cabello rizado color dorado opaco, flaco pero muy ágil. Su madre murió el año pasado por una infección pulmonar, no pudieron hacer algo para prolongar su vida, era una enfermedad terminal; aunque le dolió al principio Joshua ya sabe disimular su tristeza hacia su madre.

Ya era época de frío y las casas parecían congeladores, fue por algo de leña a Finuz porque era un lugar fácil de encontrar la leña que proporcionara un buen calor, bajo por el árbol y llego más rápido que de costumbre, se encontró con varios aldeanos haciendo la recolecta de frutos y leña. Ya tenía todo en una bolsa de tela y era momento de subir, puso un pie en el árbol y se rompió la bolsa, estaba ya muy usada.

-¡Demonios, hoy no! Sabía que tenía que cambiar de bolsa- se agacho de mala manera y le salió una lagrima muy rápido, extrañaba a su mamá, estaba cansado y tenía frío, solo faltaba eso. De reojo vio que una niña se acercaba, tenía un vestido gris con detalles azules, era rubia, pálida y con los labios muy rosados; empezó a juntar la leña que estaba más lejos de él y se la dio.

-Toma- le dijo la niña mirándolo a los ojos-Gracias- le respondió Joshua con un tono de voz que apenas se diferenciaba del aire- Soy Mariela, pero me gusta que me digan Mary- le extendió su mano pero no se dio cuenta y siguió juntando la leña- ¿Qué tienes? ¿Te caigo mal o que pasa?- le dijo muy desconcertada. Joshua la ignoro por completo, arreglo rápido la bolsa, junto la leña y empezó a subir el árbol dejando a Mariela sentada en el lugar donde la había conocido, era muy bonita.

Se estaba poniendo el sol y Joshua apenas estaba llegando a casa con Estela y Vivian, el líder estaba dando su paseo habitual y se tardaría un rato más. Lo único que le alegraría el día a Joshua es que le dieran un plato de sopa caliente y que Vivian lo recibiera con un abrazo como siempre. Toco la puerta y Estela le abrió rápidamente, Vivian no lo dejo pasar ya que al momento en que abrió la puerta lo abrazo tan rápido y tan fuerte que hasta lo tiro, Joshua para quitarla de encima le empezó a hacer cosquillas, se estaban riendo tan fuerte que se escuchaba hasta la casa de los vecinos, por fin se rindió y Vivian entro a la casa corriendo sentándose en la mesa esperando a su mamá. Todos entraron y Estela le pregunto a Joshua- ¿Todo bien? Te veo de cara larga, ¡Animo! Aquí nadie se pone triste cuando hay caldo de pavo- se lo dijo de una manera que logro que sonriera, siempre le sonreía y cuando le hablaba lo agarraba de los hombros y lo sacudía, era muy su estilo.

Terminaron de cenar y Joshua llevo a Vivian a dormir mientras Estela levantaba la mesa. La dejo caer en su cama y la abrigo, le acomodo su cabello gris y agarro su libro favorito, un libro totalmente en blanco, no le gustaba leer historias con autoría de alguien más, creaba su propia novela al instante pero disimulaba que leía y eso le calmaba el día, apago las luces y abandono la recamara, se encontró con Estela en la sala sonriendo con una caja en frente de ella.

-¿Qué es esto?- pregunto Joshua señalando la caja y haciendo un gesto extraño, no respondió solo le abrió la caja para que observara; había harina, huevos, mantequilla, chocolate- ¡No puede ser! ¿Harás un pastel de cumpleaños para Vivian?-dijo alegre y casi gritando de la emoción, Estela le tapó la boca rápidamente porque iba a despertar a Vivian. -Llevamos mucho tiempo juntando algo de dinero para comprar los ingredientes y fue justo a tiempo por que mañana es su cumpleaños- dijo Estela levantando la caja y poniéndola en la mesa- pero no solo quiero el pastel para Vivian, sino también para ti, nos has apoyado y ayudado mucho desde que te conocí y te lo quiero agradecer con esto-. Joshua le dio un abrazo muy fuerte y empezó a llorar de nuevo- Pero me tienes que ayudar a preparar el pastel para que esté listo para mañana- solo le contesto que si con la cabeza y empezaron el pastel. Terminaron la mezcla y Joshua se fue a dar un ligero paseo a ver la luna, se sentó en unas rocas que encontró y se quedó un tiempo viendo la luna - No sabes cómo te extraño mamá- ahora no salió ni una lagrima solo un sollozo, levanto un poco la mirada y vio a Mariela pasar en frente de ella, Mariela se dio cuenta de que la miraba, le sonrió y lo saludo, Joshua le devolvió el gesto y ella ya se había ido. Todo el tiempo restante que se quedó descansado en las rocas no dejo de pensar en Mariela, le gustaba y mucho, pero no sabía nada de ella, donde vivía, cuantos años tenía, de donde salió; ya era muy tarde y regreso a casa a seguir ayudando con el pastel y a dormir un poco.

Finuz, el rescate de la aldea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora